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Mostrando entradas de noviembre, 2024

EL AMOR DE DIOS

Juan Bta. García Serna REFLEXIÓN PASTORAL Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó así mismo por mí”.   Un texto bíblico de mucho calado espiritual, y que todo cristiano deberíamos interiorizarlo, y no sólo saber la letra, “porque la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2Cor.3:6) Así también dijo Jesús refiriéndose a la oración: “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Jn.4:23) Analizaré, de manera breve, estas palabras expresadas por el apóstol Pablo, quién las experimentó en su propia vida de forma práctica. 1. “Con Cristo estoy juntamente crucificado”. ¿Qué indica esta expresión del apóstol Pablo? Creo que, su viejo hombre heredado de Adán y Eva, había sido crucificado juntamente con Jesús en la cruz, o sea: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está vic

LA CREACIÓN, SEGÚN LA BIBLIA

Juan Bta. García Serna Escribo el relato bíblico de la creación del mundo y del ser humano, ya que quizás haya muchas personas que no lo hayan leído, bien sea porque no les interesa, o bien sea porque creen en la evolución, de donde todo ha surgido de la nada. Cada uno será responsable de dar razón de por qué cree lo que cree. Las Sagradas Escrituras, cuya autoridad, en materia de fe y conducta, debería ser indiscutible, todavía existe mucha gente que piensa que todo lo que observamos, y somos como personas ha sido cuestión de un azar ininteligente. La razón lógica nos dice lo contrario, de qué si hubo un diseñador de todo lo creado, ya que de no ser así, no hay una explicación creíble.   GÉNESIS (Cap.1) “En el principio creó Dios Los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz. Vio Dios que la luz era buena, y separ

LAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ (VII)

Juan Bta. García Serna Por CARLOS ARAUJO (7ª) “Entonces Jesús, clamando a gran voz dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró” (Lc.23:46) Realmente, la Justicia divina quedaba satisfecha con la muerte de Jesús. El Eterno Padre miraba a su Hijo con todo el amor que Éste merecía y teniendo en Él toda su complacencia. Jesús no se siente ya abandonado de Dios, sino en plena comunión con Él. Pasaron las horas de amarga soledad, de profundas tinieblas, de penoso desamparo. La oscura nube que le ocultó el sol de su alma, la faz de amadísimo Padre, se ha disipado, y Jesús muere en dulce tranquilidad, aunque todavía dura el martirio de la cruz. Jesús nos enseñó a vivir con su vida, y a morir con su muerte. Gracias a Él podremos morir diciéndole a Dios: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Así murió Esteban, el proto-mártir: encomendó su espíritu a Cristo- a quien veía glorificado en el cielo-, lo cual era lo mismo que encomendarlo al Pad

LA SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ (VI)

 Juan Bta. García Serna (6ª) Por CARLOS ARAUJO “Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Jn.19:30) Esta palabra fue dicha para nuestra consolación, para nuestro gozo, para nuestra paz. Es un himno de triunfo, con el cual Jesús proclamaba la terminación de su obra redentora. Nunca se pudo decir más con una sola palabra (porque en el original sólo hay una palabra: consumado ) Nuestra redención es una obra perfectamente concluida. Una obra cuya grandeza e importancia sólo comprenderemos en la eternidad, cuando, libres de todo sufrimiento, catemos con todos los redimidos: “Digno es el Cordero que fue inmolado, de tomar el poder, las riquezas, la honra y la bendición y la gloria, porque Él nos ha redimido para Dios”. Por ser la obra de Cristo una obra consumada, perfecta, su muerte ha venido a ser para nosotros una fuente de consuelo, el fundamento de nuestra esperanza, la base de nuestra felicidad eterna.

LAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ (V)

 Juan Bta. García Serna Por CARLOS ARAUJO (5ª) “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed” (Jn.19:28) Los crucificados sentían una sed abrasadora, y estaba profetizado que Jesús – varón de dolores – padecería tal martirio. “Era necesario que se cumpliese lo que de Él LAS estaba escrito en la ley, en los profetas y en los Salmos”. Fácil hubiera sido calmar la sed de Jesús; pero no hubo para Él tal auxilio. Quien tanto consuelo había de darnos, careció de toda consolación en su agonía. Quien había de darnos riquezas infinitas, no tuvo ni una gota de agua en sus dolores. Quien hizo brotar un copioso raudal de agua de la peña de Horeb para que bebieran los israelitas, tuvo que sufrir el tormento de la sed junto al pozo de Jacob y en el Calvario. Quien formó los mares, cubrió de nieve las montañas, hizo que corrieran los ríos, que brotasen las fuentes y descendieran las lluvias, es el que ahora dice desde la

LAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ (IV)

Juan Bta. García Serna Por CARLOS ARAUJO (4ª) “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eli, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt.27:46) Había dicho Jesús que nunca estaba solo: siempre tuvo la preciosa compañía de su eterno Padre. A su vez, el Padre había dicho de Jesús: “Este es mi Hijo Amado, en el cual tengo mi complacencia”. ¿Qué sucede ahora para que Jesús, como hombre, se sienta desamparado por Dios? ¿Se habían roto aquellos vínculos que hacían del Padre y del Hijo una misma cosa? ¿Ha cesado aquel amor que los unía? ¿Qué ha visto el Padre en su Hijo para abandonarlo? ¿No ha sido Jesús obediente hasta la muerte, y muerte de cruz? Aquí hay un misterio que debemos considerar con suma reverencia. ¿¿Estaba Jesús realmente desamparado? Él así lo sentía. Debemos considerar esta palabra como la fiel expresión del estado de su alma en aquellos momentos. Mas ¿cómo explicar este hecho? Evitemos el hablar con ligereza

LAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ (III)

 Juan Bta. García Serna Por  CARLOS ARAUJO (3ª) “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Jn.19:26 y 27) Jesús fue el hombre que más honró los vínculos del amor y de la sangre. Estuvo en las bodas de Caná, y las bendijo con su primer milagro. Cuando resucitó al hijo de la viuda de Naín, lo devolvió a su madre, reconociendo así públicamente los derechos maternales. Cuando le presentaron niños para que los bendijese, y sus discípulos trataron de impedirlo, les reprendió, mandó que los niños le fuesen presentados y los bendijo, mostrando en ellos su inmensa ternura. Ahora, pendiente de la cruz, se ocupa de su madre, y le muestra el mayor cariño, dándole el consuelo más eficaz en aquellas dolorosas circunstancias, dándole un nuevo hijo en la persona de Juan. La Providencia reunió al pie de la cruz al

JESÚS Y LA MUJER ADÚLTERA

Juan Bta. García Serna Cito el texto de las Sagradas Escrituras, y añado un escuto comentario al pasaje bíblico, en el que observamos la inmisericordia de los religiosos, y en contraste la compasión de Jesús hacia la mujer pecadora. LA MUJER ADÚLTERA (Jn.8:1-11) “Se fue Jesús al monte de los Olivos, pero de mañana volvió otra vez al templo, y todo el pueblo venía a Él, y sentado, los enseñaba. Los escribas y fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante delito de adulterio. En la Ley nos ordena Moisés apedrear a éstas; tú, ¿qué dices? Esto lo decían tentándole, para tener de qué acusarle: Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en tierra. Como ellos insistieran en preguntarle, se incorporó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, arrójele la piedra primero. E inclinándose de nuevo, escribía en tierra. Ellos que le oyeron, fueron saliéndose uno a uno, comenzando por los más