SABIDURÍA & INTELIGENCIA

Juan Bta. García Serna

REFLEXION

PASTORAL

Proverbios 9:10

“El temor del Señor es el principio de la sabiduría; el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”.

Una breve reflexión de este texto bíblico nos adentra en su significado, recurriendo a otras partes de las Sagradas Escrituras que tratan la misma cuestión. Al pensar en el “temor del Señor”, ¿qué significado tiene esta expresión? Quiere decir que hemos de excluir de nuestra conducta todo aquello que desagradaría al Señor por razón de la santidad del Dios Altísimo; “sino como aquel que os llamo es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1ªPed.1:15-16) Así que, no se trata de un temor de miedo, sino a hacer aquellas cosas que sabemos con certeza que son contrarias a lo que el Señor demanda de nuestro comportamiento en la vida cristiana.

¿Qué significa que “el temor del Señor es el principio de la sabiduría”? Se trata de una sabiduría encaminada hacia la rectitud moral y espiritual, cuya enseñanza es desechada por algunos, como dice el rey Salomón: “El principio de la sabiduría es el temor del Señor; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Prov.1:7) En el concepto bíblico ¿hacia dónde nos conduce la sabiduría? “Si entre vosotros alguien se precia de sabio o inteligente que lo demuestre con su buena conducta, por medio de sus obras hechas con la humildad propia de la sabiduría” (Stg.3:13) Santiago, el apóstol, señala las cualidades de la sabiduría: “Pero la sabiduría que viene de lo alto es en primer lugar pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos; es imparcial y sincera” (Stg.3:17) Si uno se jacta de ser un cristino, entonces hay que entender y aplicar la exhortación hacia estas virtudes.

¿Qué quiere decir, “el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”? Antes es de interés apuntar, como algo reflexivo, lo que el rey Salomón dijo: “Dejad las simplezas, y vivid, y andad por el camino de la inteligencia” (Prov.9:6) Si hemos de adentrarnos a la definición del “el conocimiento del Santísimo”, para adquirir la inteligencia, está muy claro que tal saber se adquiere por las enseñanzas de la Biblia: “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2ªTm.3:15) ¿Y cuál es la razón? “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2ªTm.3:16) Uno no debe ignorar las Sagradas Escrituras, por ello, Jesús dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn.5:39) ¡Ignorar la palabra de Dios es igual a ser faltos de sabiduría e inteligencia en la conducta cristiana, ya que no poseemos “el conocimiento del Santísimo”!

¿Dé dónde procede la sabiduría y la inteligencia? “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Prov.2:6) “Y si alguno tiene falta de sabiduría, pídala a Dios. el cual da a todos abundantemente, y sin reproche, y le será dada” (Stg.1:5) Así que, la sabiduría que viene de Dios no es un mero saber teórico, mental, teológico, sino una forma de vivir la vida cristiana con todo lo que ello implique hacer la voluntad de Dios, de acuerdo a las Sagradas Escrituras.

 

 

 

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