LA BIBLIA Y SU MENSAJE

Juan Bta. García Serna

SAGRADAS

ESCRITURAS

La Biblia no es sólo un libro de consulta, e inclusive de lectura cultica para el saber intelectual, sino un libro sagrado, inspirado por Dios: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a finde que el hombre de Dios será perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2ª Tm.3:16-17) Esta palabra de Dios ha cambiado muchas vidas cuando se ha puesto fe en sus enseñanzas, así lo expresa el apóstol Pablo al joven Timoteo: “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2ª Tm.3:15). Pablo, el apóstol, señala el poder del Evangelio para transformar la vida de las personas: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego” (Rom.1:16)

Ningún libro cambia la vida moral, ética, o espiritual, ni proporciona la seguridad de la vida eterna, sino la lectura reflexiva y con fe en la palabra de Dios, así lo expresó Jesús: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn.5:39) “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn.5:24) “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn.3:16) “E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mt.25:46) ¿A dónde irás tú?

QUÉ ES LA SAGRADA

ESCRITURA

Por

A.-M. DUBARLE, 0. P.

“El cristianismo posee libros sagrados de origen divino que contienen el relato de su historia, la exposición de su creencia y la ley de su conducta práctica. La escritura es un medio indispensable para conservar de una manera precisa un pensamiento complejo y era natural que la revelación cristiana recurriese a este medio. Del mismo modo que Dios ha querido hablarnos por medio de su Hijo, hecho en todo semejante a los demás hombres, excepto en el pecado (Heb.1:21;4:15), así también ha querido que su palabra permaneciese entre nosotros según los modos ordinarios del pensamiento humano.

El conjunto que la Iglesia reconoce como canónico, es decir, como regulador de su fe y de su práctica (canon en griego significa regla), se fue constituyendo lentamente en el curso de catorce siglos, desde que Moisés dio su legislación a Israel a su salida de Egipto hasta fines del primer siglo de la era cristiana. No todos los libros datan de la misma época y no todos han gozado desde su aparición de la autoridad que actualmente se les reconoce.

Se distinguen dos grandes partes: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. El término testamento viene de la traducción latina de una palabra griega que puede significar lo mismo alianza que testamento. La antigua alianza comprende en realidad toda una serie de iniciativas divinas desde los patriarcas a Moisés y a los profetas; la nueva alianza es la inaugurada por nuestro Señor Jesucristo”.

(Ref. Iniciación Teológica.

Editorial Herder * 1967)

SAGRADAS

ESCRITURAS

"Se admite universalmente que la Biblia es el libro más maravilloso del mundo. No se parece ningún otro libro. Reclama más para sí que ningún otro, ejerce la mayor influencia, es el más leído de todos, el más amado, y ha sido el más odiado. Ha sido prohibido y quemado, pero vive todavía y se extiende.

Contiene historias admirables, pero no es un libro de historia; es un tesoro de verdad respecto al bien y al mal, pero no es un libro de texto sobre ética; penetra más profundamente que ningún otro en los problemas de la vida, pero no es en modo alguno un manual de filosofía.

Siendo libro oriental, tiene, no obstante, atractivo universal. Es tan sencillo que un niño puede sin peligro chapotear en su orilla, y a la vez tan profunda que encierra aguas de gran calado en donde pueden nadar los más fuertes. A pesar de estar escrito por muchos hombres en el curso de siglos, ofrece una unidad notable; y aunque dado en muchas porciones y de diversas maneras, es maravillosamente completo. Siendo producto de la antigüedad, es aplicable a todos los aspectos de la vida moderna.

¿Qué es, pues, este libro, y cuál es su secreto? Es como la obra de Dios en la naturaleza con sus altas cordilleras y sus valles alpinos sonrientes y ricos en flores, tan distintos de las ciudades hechas por el hombre; lleva en su frente el sello de la mano del Creador.

El título de nuestra versión española dice así: "La Santa Biblia, que contiene los sagrados libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Antigua Versión de Cipriano de Valera, cotejada con diversas traducciones y revisada con arreglo a los originales hebreo y griego". Se le llama también "Sagrada Palabra de Dios", "las Santas Escrituras", y "Santa Verdad de Dios".

Contiene treinta y nueve libros del Viejo Pacto (o Testamento) y veintisiete del Nuevo. Estos forman la Biblia, los "libros", por excelencia ("biblia" en griego significa "libros"), y han sido reconocidos por todos los sectores de la iglesia cristiana, y en todas las edades, como el fundamento divinamente inspirado de la fe cristina".

(Ref. Nuevo Auxiliar Bíblico.

Editorial Caribe *1958)

CÓMO USAR LA BIBLIA

1. Leerla del principio al fin, alternativamente en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento. Principiar otra vez cuando haya terminado.

2. Leerla con oración. Buscar cuidadosamente la ayuda del Espíritu Santo para que pueda comprender la Palabra.

3. Leerla con meditación. Es mejor reflexionar sobre una pequeña porción que meramente leer largos trozos sin pensar en ellos.

4. Leerla relacionándola conmigo mismo. Nunca leer solamente con el propósito de instruir a otros. Preguntarme siempre: "¿En qué forma me afecta lo que leí?"

5. Leerla con fe: no como relatos y declaraciones que yo puedo creer o no, sino como la verdadera Palabra de Dios revelada para mí.

6. Leerla con el sincero propósito de llevarla a la práctica. En ella Dios me dice lo que debo ser y lo que debo hacer. Dios exige mi obediencia.

(Ref. "Antorcha", en la revista "El Eco". Año 1981)

 

 

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