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Mostrando entradas de agosto, 2024

UN DISCÍPULO DE JESÚS

  EL VERDADERO DISCIPULADO Por William Mc Donald 1º Un amor supremo por Jesucristo. “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos y hermanos y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lc.14:26) Esto no significa que debamos tener animosidad o mala voluntad en nuestros corazones hacia nuestros familiares, pero sí quiere decir que nuestro amor a Cristo debe ser tan grande que, en comparación, todos los amores sean menores. En realidad, la parte más difícil de este pasaje es la expresión, “y aún también su propia vida”. Amor propio es uno de los más persistentes obstáculos para el discipulado. Y hasta que no estemos dispuestos, por nuestra propia voluntad, a poner nuestras vidas a Su disposición, no estaremos en el lugar donde Él nos desea. 2º Una negación del “yo”. “Si alguno quiere ver en pos de mí, niéguese a sí mismo” (Mt.16:24).  Negación del yo no es lo mismo que la abnegación. Lo último significa privarse de algu

COMENTARIO AL APOCALIPSIS (1:1-3)

Juan Bta. García Serna Un comentario exegético al libro del Apocalipsis, y lo hago utilizado un gran libro que tiene en cuenta el texto griego, pero, por su extensión, me limito a exponerlo de manera resumida para los lectores de mi blog, quiénes pueden adquirir el libro. Sería de gran utilidad consultar los textos bíblicos que se incluyen en este análisis del libro revelador de Apocalipsis. Don Samuel Pérez Milos APOCALIPSIS (Cap.1:1-3)                    1. La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan. Juan comienza su escrito estableciendo para él la categoría de revelación. Con este sustantivo se abre el texto. Siendo el primer nombre en la primera cláusula, el valor es incuestionable en el griego, enfatizando la condición del escrito, como una revelación que se va a comunicar. El término griego tiene el sentido de descubrir, desvelar, expre

PROFECÍAS BÍBLICAS

Juan Bta. García Serna En el plan profétco bíblico, cumplido con toda exactitud, tenemos una de las pruebas de la fe cristiana, registradas en las Sagradas Escrituras, que cualquiera puede comprobar la vericidad de la palabra de Dios, si uno examina los textos bíblicos. "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2º Pedro 1:19) “Porque la profecía nunca fue traída por voluntad humana, sino que los hombres hablaron de parte de Dios impulsados por el Espíritu Santo” (2ª Pedro 1:21)   Antes de entrar en el tema de las profecías cumplidas, será necesario decir que, un profeta era aquel que era enviado por Dios, y lo que profetizada se cumplía, y de no ser así, entonces era falso profeta, e incluso “el tal profeta morirá” ((Dt.18:20) “Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha habl

"TESTIGOS DE JEHOVÁ"

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                                                                                 Ref.. "Restauración", 1979

DIOS OYE LA ORACIÓN

 Juan Bta. García Serna “Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá: Porque quien pide recibe, quien busca halla y a quien llama se le abre” (Evangelio San Mateo 7:7-8) Aquí tenemos una promesa hecha por Jesús que debería dar ánimo al cristiano, ¿por qué razón? “Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén” (Epístola a los Corintios 1:20) Ahora consideraré la oración que Dios oye, aunque toda oración es oída, pero no respondida conforme al deseo propio; hay un principio bíblico paulino, de su propia experiencia, a tener en cuenta: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2º Corintios 12:9) (1)   La fe y la voluntad de Dios deben preceder a la oración: “Y esta es la confianza que tenemos en él, qué si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1ª de Juan 5:14-15) Así fue e

AMOR DE DIOS

Juan Bautista García serna “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna”  (Evangelio San Juan 3:16) (1) “Porque tanto amó Dios al mundo”, u otra versión: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”. Al expresar “de tal manera”, lo que quiere decir es que, se trata de un amor infinito, sobrepasa todo entendimiento humano: “ Y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento” (Epístola a los Efesios 3:19)   La expresión “mundo”, indica que no hay acepción alguna: “Porque no hay acepción de personas para con Dios” (Epístola a los Romanos 2:11) Así que, el verdadero cristiano debe tener en cuenta la enseñanza bíblica: “Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores” (Epístola de Santiago 2:9) (2) “Que le dio su unigénito Hijo”, o “que ha dado a su Hijo unigénito”. Un amor en acción. Jesús habló varias veces, a los discípulos, respecto

ESTORBOS A LA ORACIÓN

Juan Bta. García Serna Al plantear este tema, es necesario considerar qué oraciones son respondidas, y cuáles no, por ello, hemos de entrar, aunque no sea exhaustiva la reflexión, en esta relevante cuestión de la oración en el concepto bíblico. Hay una tendencia a un activismo carente de la búsqueda de Dios y, por lo tanto, escasea el fruto que cada cristiano debe producir, según la enseñanza de Jesús: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Evangelio San Juan 15:5) Y ahora, dejemos hablar a la Biblia, pero en esta cuestión solamente tocaré las oraciones que son estorbo, y por consiguiente, no traerán la respuesta de Dios, y en otro artículo tocaré el tema de las oraciones que Dios toma en consideración y responde, ya que las tales responde a su plan divino, según las Sagradas Escrituras.  (1) "Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.