PROFECÍA DE APOCALIPSIS (II)

Samuel Pérez Millos

LA SEXTA TROMPETA

APOCALIPSIS

(9:15)

“Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres” (v.15) “Y fueron desatados los cuatro ángeles los que habían sido preparados para la hora y día y mes y año, para que matasen a la tercera parte de los hombres” (Gr.)

El sexto ángel cumplió el mandato establecido por Dios y desató a los cuatro ángeles que estaban sujetos, liberándoles totalmente para que pudiesen actuar sin restricción alguna. La soberanía de Dios se vuelve a enfatizar puesto que estos ángeles estaban sujetos hasta que llegó el tiempo que Dios había establecido, de modo que Juan se refiere a una precisión de hora, día, mes y año. Nada se produce fuera del tiempo de Dios, nada se adelante ni nada se atrasa a su programa.

L gran verdad que se pone de manifiesto es que los demonios no escapan al control soberano de Dios y no tienen libertad para actuar sino en la hora que Dios designa para ello. De manera que se convierten en instrumentos del juicio divino que es llevado a cabo conforme al plan establecido soberanamente por Él. Así ocurre en todas las actuaciones divinas que pueden apreciarse desde la historia humana, como ocurrió con la venida del Redentor, producida “cuando vino el cumplimiento del tiempo” (Gál.4:4) El Dios de la historia está sobre ella. La historia humana para Dios no es más que profecía cumplida, y la profecía es sólo historia por cumplir.

 Los primeros juicios de los sellos se producen con un número indeterminado de muertes por hambre, pestes y guerras. Luego la muerte de la cuarta parte de los habitantes de la tierra como consecuencia del cuarto sello, que supondrá una enorme cantidad de personas (Ap.6:7-8). Después los que mueren por causa de la persecución contra los creyentes (Ap.7:9). Más adelante los muertos por el juicio sobre el mar (Ap.8:9). A continuación, por la gran mortandad producida por la contaminación de las aguas dulces (Ap.8:11). En estos momentos de la profecía, se abre el permiso para que estos cuatro demonios destructores maten a la tercera parte de los habitantes que aún queden en el mundo. La población habrá disminuido sensiblemente durante el tiempo de los últimos siete años de los anunciados por Daniel en su profecía. No se entiende bien, que Dios, que es perfección infinita y absoluta en amor, justicia, y rectitud, gracia, misericordia bondad, pueda preparar a los demonios para que actúen en la muerte sobre seres de su creación. No es que Dios lo haya preparado así para eso, sino que el Soberano conduce todas las cosas, incluso las acciones perversas de los seres caídos, hacia el cumplimiento de su propósito, en cuyo cumplimiento se opera y conduce al bien de los suyos (Ro.8:28) 

En ningún modo puede aceptarse que Dios haya creado seres malvados como los demonios en su condición pecaminosa y que hay determinado acciones de muerte como razón de su existencia. lo que sí es cierto es que el pecado en que cayeron los demonios y que por su consecuencia los hizo pecaminosos en extremo, generó pasiones de muerte como el caso de estos cuatro, esos seres con sus naturalezas orientadas al mal y a la muerte, pero son puestos bajo el control de Dios que los hace instrumentos suyos en el momento oportuno conforme a sus propósitos

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