LA BIBLIA

Juan Bta. García Serna

¿Cómo es que la Biblia es la Palabra de Dios?

En este capítulo se argumenta que la Biblia es tanto la Palabra de Dios como las palabras de los hombres. La doctrina de la inspiración no significa que el Espíritu Santo dictó a los autores de los libros de la Biblia las mismas palabras de Dios, de modo que sus propias personalidades, talentos literarios, intereses personales, y ambientes históricos fueron completamente pasados por alto. Si la inspiración de los libros de la Biblia hubiera sido de esta manera, jamás hubieran surgido muchos de los problemas que enfrenta el investigador moderno.

¿Cómo pueden las palabras de los hombres ser al mismo tiempo la Palabra de Dios? Dios inspiró a los escritores de la Biblia de una manera sobrenatural, de modo que ellos fueron solamente los voceros de la Palabra de Dios. Es obvio el hecho de que por ser la Biblia la Palabra de Dios no se ha ignorado el factor humano ni se ha pasado por alto las palabras de los hombres. Un estudio bíblico completo debe emplear todo el aporte de las ciencias lingüísticas, filológicas y literarias.

La Palabra de Dios vino a través de las palabras de los hombres; pero a través de un hombre inspirado para ser un profeta, que recibía y hablaba la Palabra de Dios. Y aunque cada libro de la Biblia posee un origen histórico y desde un punto de vista puede ser considerado como un producto literario histórico y humano, también los hechos y las palabras son acontecimientos divinos que proceden de Dios. Los libros del Nuevo y Antiguo Testamento, son tanto historia como revelación.

¿Qué es la crítica?

Puesto que la Biblia es en sí misma el producto de la acción de Dios en los acontecimientos históricos requiere un estudio crítico e histórico para reconstruir, tanto como sea posible, los hechos históricos a través de los cuales se produjo la revelación. La Biblia es la Palabra de Dios divinamente inspirada y dada por medios divinos. Ella constituye la única regla infalible para la fe y la práctica cristianas. Sin embargo, esto no significa que la Biblia haya sido dada a los hombres mediante cierto tipo de proceso no histórico. La Palabra de Dios ha sido dada a los hombres a través de eventos y personajes históricos. Este mismo hecho exige la crítica histórica. 

“Crítica”, como nosotros definiríamos el término, no significa sentarse a juzgar la Biblia como la Palabra de Dios. “Crítica” significa hacer juicios inteligentes acerca de asuntos o preguntas histórico, literarios, textuales, y filológicos que uno debe confrontar cuando se estudia la Biblia a la luz de toda la evidencia disponible. La postura crítica reconoce que la Palabra de Dios ha venido a los hombres a través de las palabras de los hombres que vivieron en determinadas situaciones históricas. La palabra griega de la cual deriva crítica es crisis, que simplemente significa “juicio”. Un “crítico”, en el sentido más amplio, es una persona que hace juicios o decisiones inteligentes acerca de preguntas importantes asociadas con los libros de la Biblia.

Ser un crítico significa simplemente plantear preguntas acerca de la autoría, fecha, lugar, fuentes, propósito con respecto a cualquier obra literaria antigua. Si la Biblia ha venido a nosotros a través de hechos, personas y situaciones históricas, la crítica es necesaria para entender el proceso histórico a través del cual le ha placido al Dios soberano hacer realidad tanto la auto revelación como la salvación de los hombres.

Debe reconocerse que la crítica bíblica moderna no ha sido el producto de eruditos creyentes preocupados por una mejor comprensión de la Biblia como la Palabra de Dios en su contexto histórico, sino de eruditos que rechazaban lo que la Biblia declaraba de sí misma: de ser la Palabra de Dios inspirada de manera sobrenatural. La erudición evangélica utiliza la crítica bíblica histórica y teológica para una mejor comprensión de las Escrituras.

Crítica textual

Uno de los primeros asuntos que confronta el estudiante de cualquier literatura antigua es el del texto original. ¿Qué fue lo que realmente escribió el autor original? ¿Qué palabras vinieron de su pluma? ¿Es el texto que usamos idéntico con su forma original? La ciencia de la crítica textual también ha sido llamada “crítica baja”, en contraste con la “crítica alta”. Pero ni el calificativo de “baja” ni el de “alta”, tiene un significado importante, porque no hay nada bajo ni alto acerca de cualquier método de estudio de la Biblia. Por tanto, es mejor hablar de crítica textual para referirse al esfuerzo por recuperar el texto original.

El punto decisivo en la historia del texto fue la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg en 1450. Cuando Gutenberg inventó la imprenta, su primera publicación de importancia fue una magnifica edición de la Vulgata Latina de Jerónimo. Antes de ese tiempo, todos los libros tenían que ser producidos laboriosamente a mano. Es obvio, entonces, que cuando cada copia era escrita a mano por diferentes personas, como en la antigüedad, no habría dos copias exactamente iguales; y en la multiplicación de copias, se multiplicaban inevitablemente los errores. Ahora es la tarea de la crítica textual científica establecer un texto confiable.

Crítica lingüística

En este capítulo hemos de ilustrar que el significado mismo de las palabras del Nuevo Testamento puede ser establecido sólo mediante una crítica lingüística y científica. El carácter del lenguaje de la revelación es la prueba más elocuente de que la Palabra de Dios nos ha sido dada en las palabras de los hombres. La revelación emplea los medios del pensamiento, de la reflexión y de la experiencia humana. Sin embargo, la revelación solamente ocurrió cuando Dios estaba actuando y hablando a los hombres de manera distintiva para revelar su propósito redentor. La revelación no es un logro humano ni tampoco un producto del conocimiento y de la sabiduría humana; es la Palabra de Dios hablada a los hombres y expresada luego en las palabras de los hombres (1)

(1)   Asignatura:

Máster en teología pastoral

(IBSTE)

 

 

 

 

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