DOCTRINA SOBRE SATANÁS (II)

Samuel Pérez Millos

El pecado oculto en el corazón de Satanás, fue descubierto por Dios. La omnisciencia del Creador no puede ser engañada por la criatura, y todo pecado, por secreto y reservado que sea es conocido por Él y, como dice la Escritura en una figura del lenguaje, “está delante de su rostro” (Sal.90:8). El pecado afectó en plenitud a Satanás, llenándolo de él (Ezq.28:16). Esto ocurrió en las esferas celestiales arrastrando tras él la tercera parte de los ángeles (Ap.12:24). Este parece ser el lamentable oficio de Satanás, rodeando la tierra para acusar a los santos delante de Dios (Job 1:7), y a los creyentes para hacerlos caer (1Ped.5:8)

Satanás manifestó un grave pecado de orgullo (Ez.17-18) Se enalteció. Corrompiéndose. El pecado profanó a Satanás (Ez.28:19), que de un ser santo se convierte en instrumento profano, no apto para los usos divinos. Por esta causa llegó a ser un pecador que se opone a Dios. Se hace notar en la Escritura que Satanás usó su libre albedrío en sentido negativo o pecaminoso. El proceso de la caída espiritual de Satanás se describe también en la profecía (Is.14:13-14)

El primer deseo impío fue “subir al cielo”, referencia probable al tercer cielo, donde Dios se manifiesta como en Su morada y donde reside con los redimidos (2Cor.12:1-4). Esta posición de Dios es superior a la de cualquier ángel como pone de manifiesto Jesucristo en su ascensión (Ef.1:20,21); Satanás consideró insuficiente la morada que Dios le había asignado, era poco para él y consideró impíamente que le correspondía algo mejor. Como era propio a un ser de su condición y posición.

El segundo deseo impío queda expresado así “En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono” (Is.14:13). Estrellas, equivale en ese contexto a ángeles (Job 38:7; Ap.12:3-4: 22:16). En lo alto, es una expresión que se usa para referirse a un lugar de autoridad. Satanás deseaba gobernar, sentándose en un trono de autoridad. Ese trono debe estar rodeado de ángeles a su servicio. Cuando eso ocurriese, Dios ya no sería el Soberano absoluto.

Satanás alcanzaría un aspecto de ese propósito en la caída del hombre, por cuya causa se le reconoce en la Biblia como ejerciendo autoridad en lugares celestiales ((Ef.2:2) y también en lugares terrenales (Lc.4:5, 6: 2Cor.4:4; Ap.2:13)

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