CATOLICISMO ROMANO (III)
Dr. Francisco Lacueva
Esta dotrina de la participación de María en la realización
de la Redención no se menciona expresamente en ningún documento eclesiástico anterior
a León XIII. Desde éste hasta Pío XI, los Papas han usado el nombre “corredentora”
en varios documentos, siguiendo la corriente teológica de su época. Sin
embargo, a pesar del creciente progreso de esta doctrina en los años que
precedieron al Vaticano II, ni Pío XII, ni Juan XXIII, ni Pablo VI han usado jamás
dichas expresiones, al menos en documentos oficiales. Lo cual no quiere decir
que no hayan empleado, especialmente Pío XII, en su encíclica de 1956,
exhortaba a los fieles a venerar, no sólo el Sagrado Corazón de Jesús, sino
también al “Inmaculado Corazón de la Madre de Dios”. Desde 1904 a 1954, el “crescendo”
teológico acerca de María corredentora. Los modernos teólogos progresistas
tienen por aberración la teoría maximalista de María como Corredentora junto con Jesucristo.
CULTO
CATÓLICO
La teología católica romana distingue tres clases de culto:
a) Latría, es el culto que se debe a Dios solo, esto es, a cada una de
las tres personas divinas, a las supuestas reliquias de la verdadera
cruz del Calvario, por su contacto físico con Jesús, a la imagen del Crucifijo,
y al sacramento de la eucaristía, donde se supone que Cristo está realmente
presente bajo los elementos del pan y del vino. b) Hiperdulía, veneración
a María por su singular privilegio de ser la “Madre de Dios”. c) Dulía,
es el culto debido a todos los santos canonizados (declarados solemne y
oficialmente como santos en el Cielo) de la Iglesia de Roma.
El peligro que late en muchos de las devociones “marianas” es
que la gente poco instruida, va a los innumerables santuarios e imágenes de
María en busca de toda clase de favores y de protección contra peligros, trabajos
y, especialmente, contra las pernas del infierno, sin preocuparse mucho de
tener fe viva, sincero arrepentimiento y conducta digna del nombre de
cristianos.
Con la Biblia en la mano, nos vemos obligados a decir que la
palabra de Dios: a) no distingue ente culto de “latría” y de “dulía”, sino que
prohíbe adorar y arrodillarse ante nada ni nadie que no sea el mismo Dios (Éxodo
20:3-5, donde se prohíbe inclinarse ante cualquier imagen) Deuteronomio 5:7-9;
6:13; Mateo 4:10; Lucas 4:8; Juan 9:38; Hechos 10:25-26; 14:11-15; Apocalipsis
22:8-9); b) prohíbe incluso la adoración misma del verdadero Dios, como puede
comprobarse por el relato de Éxodo 32:4-8, donde Israel dice del becerro de oro:
“éstos son tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto” (v.4). Y Aarón
remacha: “Mañana será fiesta para Jehová” (v.5) (1)
CATOLICISMO ROMANO
Por
Francisco Lacueva Lafarga
(ex -sacerdote)
Se licenció y doctoró en teología dogmática por la Universidad Pontificia de Salamanca. Tras su ordenación sacerdotal desempeñó cargos de Coadjutor, profesor y canónigo magistral de la catedral de Tarazona de Aragón.
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