LA QUINTA TROMPETA (IX)
Samuel Pérez Millos
APOCALIPSIS
(9:12)
“El primer
ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto”. “El ay el primero
pasó; he aquí aún dos ayes después de esto” (Gr.)
La
angustiosa situación experimentada por la acción de los demonios salidos del
abismo, no es el final, sino el principio de dolores. Tan sólo se cumplió el primero
de los tres ayes que pronunció el ángel (Ap.8:13), pero quedan pendientes aún
dos más. Si el primero de ellos produjo una conmoción y angustia de una
dimensión tan grande entre los hombres, mucho más ocurrirá con los dos que
están por cumplirse.
El primer ay
corresponde a los juicios de la quinta trompeta, los otros dos a las dos
restantes, que están aún por sonar. La severidad de los juicios pasados debiera
servir de advertencia a los moradores de la tierra, que están impasibles ante
la acción de Dios y que sólo procuran aliviar sus dificultades buscando salir
de la situación con la muerte. La advertencia divina del primer ay debiera ser
suficiente para que la humanidad volviese en arrepentimiento a Dios para no
tener que enfrentarse con los efectos de los otros dos juicios que están a
punto de comenzar.
Esta
situación de indiferencia ante las advertencias divinas ya la había anunciado
el Señor: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del
Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo,
casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, y no
entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también
la venida del Hijo del Hombre” (Mat.24:37-39)
Un estado de
ignorancia espiritual semejante a lo ocurrido en el tiempo inmediatamente anterior
al diluvio, será la forma natural de aquellos que viven entonces. A pesar de
los juicios y de las manifestaciones de poder divino, los hombres seguirán en
su rebeldía contra Dios, ciegos al llamado de su gracia, a pesar de las
aflicciones que estén recibiendo como consecuencia de la intervención judicial
de Dios.
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