LA CUARTA TROMPETA (I)

Samuel Pérez Millos

APOCALIPSIS

(8:12-13)

El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche” (“Y el cuarto ángel tocó la trompeta y fue afectada la tercera parte del sol y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas para que fuese oscurecida la tercera parte de ellas y el día no brillase la tercera parte de él y la noche del mismo modo” (Gr.)

De la misma forma que en las anteriores ocasiones se llama la atención al toque de la cuarta trompeta. En una acción idéntica, el cuarto ángel hizo sonar la trompeta que le había sido dada anteriormente (v.2)

En ese momento la mano de Dios tocó la tercera parte del firmamento. Juan usa un verbo para expresar la acción divina que manifiesta la idea de golpear, afectar, herir, y es muy apropiado para referirse a una plaga, como sentido figurado de una herida producida por un azote. La luz es elemento vital para el hombre y por el juicio divino sufre un notable disminución: “y no hubiese luz la tercera parte del día y del mismo modo de la noche”.

Dios creó los astros y los puso al servicio del hombre para señalar los tiempos de día y noche, y alumbrar el periodo de tinieblas por la ausencia de la luz solar (Gén.1:14-18).Estos acontecimientos de disminución de la luz fueron anticipados por el Señor en el discurso escatológico: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas” (Mt.24:29)

De la angustia en la tierra a la conmoción cósmica; ambas cosas se manifestarán en el tiempo que anteceda a la segunda venida del Señor. Las dificultades irán en aumento y a las guerras, hambres, pestilencias, persecuciones, se añadirán las convulsiones de la naturaleza que, al servicio del Soberano, serán instrumentos de juicio contra los pecadores no arrepentidos. En aquellos días se producirán grandes cambios en la creación.

La precisión de cuando ocurrirán estas cosas es evidente: “Inmediatamente después de la tribulación”, es decir, cuando el tiempo de la tribulación esté llegando a su fin, superada la mitad de la última semana profetizada por Daniel. Tiene que ver, por tanto, con los días finales de los siete años correspondientes a la última semana de aquella profecía. Es el tiempo inmediatamente anterior a la manifestación del Señor en gloria (Mt.24:30)

De nuevo la manifestación de las plagas sobre Egipto tiene eco aquí. Una de las evidencias que tuvieron lugar para los egipcios de la acción divina, fue la plaga de las tinieblas, novena en el orden de aquellos acontecimientos. En el relato de Éxodo se afirma que “hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto por tres días” (Éx.10:22) Aquella manifestación de la acción de Dios era una señal de advertencia, como todas las anteriores, para los egipcios en el sentido de que el Soberano estaba actuando y que sus palabras debía ser atendidas.

De la misma manera en el tiempo final, Dios estará dando oportunidad a los hombres llamándolos al arrepentimiento, acompañando el mensaje con su propia acción judicial cuyos acontecimientos, a medida que pasa el tiempo, hacen más evidente que no son producto de la casualidad, sino acción directa de Dios. Como en días de Moisés.

El sol no se apagará en aquellos días, la vida sería imposible en la tierra, simplemente se oscurecerá, fuese oscurecido, es decir, disminuirá la intensidad de la luz. De la misma manera la luna se verá ensombrecida y no dará su resplandor habitual. Dios cubrirá de alguna manera el cielo para que disminuya la luz de los astros que llega a la tierra. La luz queda reducida en una tercera parte, tanto durante el día como durante la noche.

Algo semejante fue anunciado mucho antes por Isaías en relación con el tiempo en que Dios intervendría en la historia humana con juicio, lo que el profeta llama el día de Jehová”, cuando escribe: “He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Por la cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su impiedad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré al altivez de los fuertes” (Is.13:9-11)

El profeta Joel habla en el mismo sentido: "El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová" (Jl.2:31) Un poco más adelnte profetizó que "el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor" (Jl.3:15) Es suficiente saber que ocurrió algo semejante en tiempos de Moisés, y de la misma manera el sol se oscureció en pleno día cuando Jesús moría en la Cruz, manteniendo ls tinieblas por un espacio de tres horas (Mt.27:45) De  algo semejante habla también Juan en Apocalipsis: "Miré cuando abrió el sexto sello, y se produjo un gran terremoto; y el son se puso negro como un saco hecho de crin,y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la huguiera deja caer sus hijos ando es sacudida por un viento fuerte" (Ap.6:12-13) 

Sin duda cuando los procesos regulares del firmamento y de nuestro mundo sean convulsionados de este modo, el hombre estará dispuesto a verf en ello el fin del mundo. El trastirbi del orden cósmico será una advertencia de que el fin del sistema está cercano. Mateo escribe literalmente en el texto griego que "los poderes de los cielos serán sacudidos", es decir, el orden del funcionamiento del universo será sacudido. La convulsión cósmica está plenamente profetizada en el Antiguo Testamento (cf. Is.13:9-10; Ez.32:7; Jl.2:31) 

Debe tenerse en cuanta en el estudio profético que un mismo pasaje profético puede tener cumplimiento en diferentes tiempos, tal es el caso de la profecía qaue Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret, dejando la lectura en lo que tenía cumplimiento entonces. Sin embargo en el mismo pasaje se hace alusión al tiempo de la venganza de nuestro Dios que tendrá cumplimiento en otro momento posterior al tiempo del ministerio de Jesús (Is.61:1-2). Claramente se aprecia en ese pasaje profético dos momentos diferentes: el primero que tiene que ver con el día de la buena noticia, cumplido en la primera venida del Señor, y un tiempo de ira que ocurrirá en el final de la dispensación. e este mismo modo debe entenderse la profecía de Jesús, en la que se hace referencia a convulsiones cósmicas que darán pasao a su venida, pero no deben confundirse con los acontecimientos finales de esta creción para dar paso el reinado eterno de Dios en los cielos y la tierra (2Ped.3:10-14) 

Los hombres debieran reconocer que los acontecimientos no son el resultado de causas fortuitas y naturales, sino de la acción divina. En la tierra se esará predicando el evangelio qye contine también el mensaje profético. La Palabra de Dios estará presente proclamando a los hombres que el juicio anuncidp se estará prfoduciendo en aquellos días. Las gentes no tendrán excusa alguna para reconocer que las acciones judiciales de Dios se están llevando a cabo como cumplimiento del juicio anunciado, en la una acción de soberanía y omnipotencia. El Señor dijo que estos acontecimientos producirán pavor entre las gentes "Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas" (Lc.21:25) 

Sin embargo, el miedo no signifca temor que conduce al arrepentimiento. Los hombres estarán adedrentados pero no arrepentidos. La dureza del corazón humano buscará una explicación a las cosas y cuando no pueda encontrarla, echará la culpa a Dios, acusándole de justiciero, en lujgar de detectar su gracia y misericordia que con los sucesos estará advirtiendo a las gentes de las consecuencias de su alejamiento de Él.









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