LA CUARTA TROMPETA (II)

 Samuel Pérez Millos

APOCALIPSIS 

(8:13)

"Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!". "Y miré, y oí un águila que volaba en medio del cielo que dice con voz grande: ¡Ay, ay, ay, de los moradores sobre la tierra por las restantes voces de las trompetas de los tres ángeles de los que están a punto de trompetear" (Gr.)

Lo importante de la visión no es si se tgrata de un águila o de un ángel, ya que la importancia está en el mensaje que proclama todos los moradores de la tierra. Tres grandes y potentes ayes inician la proclamación, que expresados con voz poderosa o grande, llegan a todos los hombres. Estos tres ayes repetidos forman en el contexto hebreo, una expresión del superlativo absoluto, lo que da idea de un lamento intenso o, si se prefiere mejor, de una advertencia de calamidad grande y cercna que se cierne sobre los que viven sobre la tierra. El triple número de ayes corresponden a las tres trompetas que aun está por tocar. Es el lamento profun do correspondiente a los tres juicios que vienen como consecuencia del toque de las trompetas que un falta. 

Los ayes en la Biblia es lo contrrio a las bienaventurnzas (cf.Lc.6:20-26). Los lamentos tiene que ver con los moradorres, los que viven en la tierra. El mensaje está destinado a quienes están siguiendo el sistema mundia establecido y promovido por Satanás, por medio del Anticristo, en oposición a Dios. De  manera que cuando Juan se refiere a los que moran en la tierra está definiendo, además de la morada terrenal de esos hombres, la orientación espiritual que motiva sus corazones, para quienes la tierra es también el hogar espiriutal de los tales.  Contra estos que son corruptos en cuanto a naturaleza, rebeldes en cuanto a voluntad y desobedientes en cuantgo a condición de vida. 

Dios envía los siguientes juicios que los tocarán directamente a ellos mismos más que a la naturaleza que los rodea. Los ayes del águila, advierten de un incremento en el juicio de Dios contra los hombres rebeldes. El Anticristo buscará una explicación a todo esto, de modo que persuada a los hombres que Dios no es el que está actuando y los mantenga ciegos a Su voz de advertencia. Sin emabrgo, aún en lss tinieblas más pofundas de la historia espiritual del hombre, brillará la admirable luz de la gracia que ofrece salvación a todo el que crea. 

El mensaje profético de Cristo tiene un pelno desarrollo en los acontecimien tos del Apocalipsis, que además concetra muchs referencias profética del Antiguo Testamento.Los pasajes que se estudiaron ya y los que vienen todavía, ponen de manifiesto la fidelidad de Dios a lo anunciado desde tiempos antiguos por los profetas. Dios es fiel en el cumplimiento de todo cuanto ha dicho. Esto demanda de cada uno una atención especial a lo que ha establecido para la vida cristiana a finde que se entienda el modo de alcanzar las bendiciones y se tenga presente la acción disciplinaria de Dios sobre la trasgresión de su voluntad (Gál.6:7-8) 

Ningún creyente, por el hecho de serlo, está exento de la disciplina de Dios sobre el pecado, especialmente intensa cuando se trata de un pecado voluntario, es decir, del cometido conscientemente. Es verdad que la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado 1Jn.1:9) y, por tanto, "no ha condenación" para quienes están en Cristo, esto es, en posición de salvación (Ro.8:1). Pero, Dios puede actuar en juicio sobre el creyente que no confiesa su pecado, hasta el punto de su muerte física (cf.Heb.10:26-31; 1Jn.5:16).

Los acontecimientos futuros deben despertar en nosotros un reverente respeto por Dios, evitando la contaminación con el pecado, tanto de comisión como de consentimiento, ya que el cristiano puede llegar a considerar el pecado en el mundo como algo natural, cuando realmente todo pecado es antinatural porque es trasgresión contra la voluntad de Dios. La exhortación del apóstol Pedro es un excelente resumen para esta reflexión: "Puesto que todas estas cosas han de ser desechas, ¡cómo no deebéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios!" (2Ped.3:11)




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