JUICIOS APOCALÍPTICOS (III)

 Samuel Pérez Millos

LA SEGUNDA TROMPETA

APOCALIPSIS 

(8:9) 

"Y murió la tercerá parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida". "Y murió la tercera parte de las criaturas los en el mar las que tenían alma y la tercera parte de los navíos fueron destruidos" (Gr.) 

La acción divina sobre el mar trae como consecuencia una enorme mortandad de todos los seres que tienen vida y cuya habitación es el mar. Con toda seguridad comprende también a los hombres que navegaban en busques sobre la tercera parte del mar que se verá afectada por el juicio de Dios, y correrán la misma suerte siendo destruidas, por tanto, con ellas perecerán las gentes que vayan abordo. El modo verbal usado por Juan para referirse a este cataclismo contra las naves expresa la idea de destruir, dañar, dando a entender una destrucción completa que la hará inservibles. 

El pecado del ser humano  como cabeza de la creación en la tierra, afecta a toda la creación, trayendo consecuencias penosas sobre ella, que a causa del pecado del hombre fue sujeta a vanidad en esperanza redentiva  (Ro.8:19) Dios creó al mundo para habitación del hombre (Gén.1:28-30). Dios vinculó la tierra al hombre, poniéndola bajo su dominio (Gén.1:28). La tierra preparada por Dios, recibió al hombre en ella (Gén.2:8). El Creador sujetó la creación por el pecado del hombre a vanidad (Ro.8:20)

Las grandes catrástrofes naturales manifiestan el desiquilibrio en el orden divinamente establecido, todo como consecuencia del pecado. Sin embargo, la creación "guarda", que implica una espera continua de algo hasta que llegue, y que tiene que ver con la manifestación de los creyentes en el reino venidero de Jesucristo (1Cor.15:51-53) Quien la sujetó a vanidad, también la sujetó en esperanza. Dios estableció para su creación un plan de perfección y orden. Este plan comprende una próxima renovación en el futuro del reino de Dios y una definitiva recreación par una gloriosa y perpetua dimensión (2Ped.3:13)

El cataclismo sobre el mar revestirá una dimensión impresionante. Del mar proceden una gran parte de los recursos alimenticios del planeta. Por otro lado es una vía de comunicación comercial de primer orden. Dios está tocando aquello sobre lo que los hombres se apoyan para endiosarse haciéndoles ver que el Soberano está por encima de todos valorfes y poderes humanos. No cabe duda que el Anticristo tendrá que buscar una explicación a todos estos acontecimientos, y con su espíritu mentirosos logrará engañar a muchos. 

Nuevamente la acción divina sobre la tercera parte de de los seres vivos en el mar, recuerda a la novena plaga que Dios envió sobre Egipto en el tiempo previo a la liberación de su pueblo, como relata Moisés: "Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, tanto que los egipcios no podían beber de él. Y hubo sangre por toda la tierra de Egipto" (Éx.7:21)




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