JUICIOS APOCALÍPTICOS (II)

Samuel Pérez Millos

LA SEGUNDA TROMPETA

APOCALIPSIS

(8:8-9)

"El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precitada en el mar;L y la tercera parte del mar se convirtió en sangre" (Ap.8:8) "Y el segundo ángel tocó la trompeta y como monte grande con fuego que ardía fue arrojado en el mar y vino a ser la tercera parte del mar sangre" (Gr.)

Si el primer juicio de las trompetas tuvo como objetivo la tierra, este segundo está dirigido al mar. El segundo de los ángeles a los que se les había dado trompetas, hizo sonar la segunda de ellas. Juan utiliza el mismo modo continuo para introducir cada uno de los toques de las trompetas. El resultado del segundo sonar de trompeta trajo delante del apóstol la visión  de algo como una montaña ardiendo. No era un monte desgajado de la tierra, sino una masa grande con aspecto como de una gran montaña, envuelta en fuego.

Un nueva figura de conmoción y angustia es la que ofrece el relato de la visión. En la Escritura la remoción de un monte se relaciona con juicio y angustia, consecuencia de la intervención divina: "Él arranca los montes con su furor y no saben quien los trastornó" (Job.9:5); sólo quien está en correcta relación con Dios no tiene temor de la acción divina: "Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar" (Sal.46:2) 

Incluso la Escritura se refiere a los montes para enfatizar hiperbólicamente las consecuencias de una gran mortandad: "Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos" (Is.34:3) Dios mismo advierte por el profeta, con la referencia a los montes, que actuará en intensidad de juicio, poero teniendo misericordia par quienes son suyos: "Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paza se quebrantá, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti" (Is.54:10; cf. MIq.1:4; Nah.1:5) 

El objeto que Juan vio como un monte grande, estaba, como se lee textualmente, "ardiendo en fuego", literalmente "estaba encendido en fueto", la figura es como la de una gran masa que despedía fuego. No se trata de una casualidad cósmica, o de un acontecimiento producido en forma natural; la acción divina está claramente manifestada, "fué lanzada", Dios mismo la precipitó por su poder. El objeto que Juan describe, fue lanzado al mar. Juan vio algo que podría compararse a un monte ardiendo, tal vez por su forma, pero que no era realmente un monte desgajado de la tierra y arrojado al mar. 

La consecuencia primaria de la acción divina produjo la conversión en sangre de la tercera parte del mar. Los juicios de Dios se están produciendo sobre los moradores de la tierra (Ap.3:10), tal vez deba entenderse como una extensión total, afectó a la tercera parte de todos los mares, por lo menos a una gran parte de los mares del planeta. Es interesante notar que el juicio de la segunda trompeta tiene similitud grande con la primera plaga de Egipto, en donde el río Nilo, dios de los egipcios , fue convertido en sangre, produciéndose una gran mortanda de los seres vivos que había en él (Éx.7:19-25)

La contaminación del mar hace que se "convierta en sangre", posiblemente como consecuencia de la mortandad que se espresa en el siguiente versículo, o también, como coloración del propio mar. Lo más probable es que la conversión en sangre sea una referencia a la mortandad producida en el contexto marítimo. 

Es interesante apreciar que un pasaje profético vincula este acontecimiento con la acción de Dios sobre el reino dell Norte, en la profecía sobre Gog, en donde se lee: "En aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dijo Jehová el Señor, subirá mi ira y mi enojo. Porque ha hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira; Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel; que los peces del mar, la aves del cielo, las bestias del campo y toda serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra, temblarán ante mi presencia; y se desmorarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá a tierra" (Ez.38:20) 

La acción divina que el profeta anuncia tendrá incidencia directa sobre "los peces del mar", concordando en gran medida con la visión descrita por Juan, Esto supondría una nueva confirmación de lo que los acontecimientos descritos aquí tendrán lugr en el comienzo de la segunda parte de la última semana de Daniel y que corresponderá con la acción divina sobre el reino del Norte cuando invade la tierra de Israel. Es evidente, de nuevo, que la profecía del Antiguo Testamento está presente en el Apocalipsis. 





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