MENSAJES DE AYUDA (III)

WILLY GRAHAM

SOLUCIÓN AL SUFRIMIENTO

La enfermedad, la tristeza y el pecado, todos tienen el siseo de la serpiente y son el resultado de la caída del hombre en el huerto del Edén. La enfermedad es un producto derivado de la transgresión, sin querer decir con eso que los cristianos nunca son afligidos. La Biblia dice: “Muchas son las aflicciones del justo” (Salmo 34:19)

El patriarca Job fue afligido; Pablo tenía su dolencia (“aguijón en su carne”); Lázaro estuvo enfermo; y a la gente buena, a través de los siglos, jamás se les ha dado una promesa de inmunización contra los malestares y enfermedades. ¿Por qué sufren los cristianos? Debemos estar seguros de que hay una razón para las aflicciones de la gente cristiana. Según la Biblia, una razón por la cual las personas cristianas sufren es para llevar a cabo un proceso de ayuda hacia la madurez espiritual, que consiste en la corrección y formación.

La Biblia dice: “Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga” (Dt.8:5) De estas citas de las Escrituras aprendemos que la corrección por medio de la aflicción es un paso en el proceso de nuestro desarrollo completo. Es una llamada amorosa de nuestro Padre celestial para llamarnos la atención al desvío de la senda de nuestro deber. Además, dice: “Bienaventurado el hombre a quien tú, Jah, corriges, y en tu ley lo instruyes” (Salmo 94:12) Además, vuelven a decir las Escrituras: “Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere” (Proverbios 3:12)

La aflicción puede ser una manera de refinamiento y purificación. Muchas vidas han salido del horno de la aflicción con más hermosura y mucho más útiles. Nunca hubiéramos tenido los cantos de Fanny Crosby si ella no hubiera sufrido la aflicción de la ceguera. Jorge Matthison jamás nos hubiera dado su canto inmortal, “¡0h Amor! Que No Me dejarás”, si él no hubiera estado pasando por el horno de la aflicción.

El “Coro Aleluya” fue escrito por Handel cuando se encontraba abatido por la pobreza y sufriendo de un ataque de parálisis del brazo y lado derechos. Job, quien abatido fue llamado a sufrir como pocos hombres han tenido que sufrir, dijo: “Más él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (Job 23:10) La aflicción es el alto horno en donde los creyentes se funden. Es en medio de la adversidad en donde se revelan los valores verdaderos de cada uno. La Biblia dice: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17) Además, la aflicción puede servir para nuestra edificación y desarrollo cristiano.

David dijo: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; más ahora guardo tu palabra” (Salmo 119:67) Su cuarto de enfermo puede tornarse en un gimnasio espiritual donde su alma puede ejercitarse y desarrollarse. La enfermedad es una de “todas las cosas” que les ayudan a bien a los que aman a Dios. No se sienta agraviad, ni amargado por ella. Usted que se encuentra postrado en su cama en el hospital debe convencerse hoy que el amoroso Padre celestial, quien lo ama tanto, le está dando una amorosa llamada de atención, pero que él no va a mimar a nadie, sino que lo hace todo para el bien final.

 

 

 

 

 

 

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