SEÑALES, APOCALIPSIS.
Samuel Pérez Millos
(Ap.17:2)
“Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los
moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación”. “Oí
con la que fornicaron los reyes de la tierra y se embriagaron los moradores de
la tierra del vino de la fornicación de ella” (Gr.)
Se lee que todos los reyes, quiere decir, que han entrado en
comercio íntimo con la gran ramera, para compartir sus perversidades. Se trata
de un verdadero contubernio de una religión diabólica, expresada tal vez en una
iglesia apóstata, y los poderes políticos. Estos seguidores “se han embriagado”,
que simboliza estar controlados plenamente por olas propuestas de la religión
impía, de la misma manera que el vino controla al embriagado.
Así también los pueblos estarán bajo la acción del sistema
del Anticristo. Será la culminación de la enseñanza del apóstol Pablo sobre las
consecuencias que se producen en la humanidad por el abandono de Dios y por ser
abandonado por Éste (Rom.1:24-32). La corrupción y degradación moral y espiritual
alcanzarán, en ese tiempo final de la actual civilización, extremos inimaginables.
Todos sucumben a la propuesta impía de la gran ramera, y se dejarán controlar
por quien ejerce también la autoridad sobre la economía mundial (Ap.13:16-17)
“El vino de la fornicación”, es referencia al medio que el sistema
utiliza como forma de seducción, es el reclamo por el que seduce a las
naciones, habiéndolas compartir su sistema impío, y arrastrándolas con él. En
cierta medida había sido anunciado ya por el profeta en relación con la
Babilonia histórica, que es símbolo de la Babilonia escatológica: “Copa de oro
fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino
bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones” (Jer.51:7). Todos
los hombres de la tierra y sus dirigentes despreciarán a Dios y seguirán el
sistema diabólico establecido por Satanás y sus dos ejecutivos directos, el
Anticristo y el falso profeta.
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