SEÑALES, APOCALIPSIS.
Samuel Pérez Millos
(Ap.17:1-7)
“Vino entonces uno de los siete ángeles que tenía siete
copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra
la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas” (Ap.17:1) “Y vino
uno de los siete ángeles los que tiene las siete páteras y habló conmigo
diciendo: Aquí, mostraré te el juicio de la ramea de la grande de la sentada
sobre aguas muchas (Gr.)
Una nueva revelación le iba a ser mostrada a Juan. Desde la
posición que ocupaba un ángel dialogó con él. Se dice que era uno de los siete
ángeles a los que se les había dado las copas de la ira de Dios y que,
cumpliendo sus instrucciones, las había derramado produciendo los últimos siete
juicios de la ira de Dios.
La voz del ángel llama a Juan para que preste atención a lo
que viene. El mensajero celestial iba a mostrarle una nueva revelación: “la
sentencia contra la gran ramera”. El término ramera, está relacionado con
pecado sexual, vinculado con fornicación. Esta palabra es el término común para
expresar una relación moralmente ilícita y tiene un alcance mayor de adulterio.
Ramera como sujeto de la acción, se una en ocasiones para los
dioses falsos, abandonando al verdadero Dios. La metáfora del adulterio se usa
frecuentemente en la profecía para referirse a Israel como esposa infiel de
Dios. De ahí que a Israel se la califica, por esa acción, como ramera, como
dice el profeta: “¿Cómo te has convertido en ramera, o ciudad fiel?” (Is.1:21)
La razón para el calificativo, está claramente expresado:
“Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré.
Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te
echabas como ramera” (Jer.2:20) Y añade: “Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y
yéndose ésta de él se juntaré a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal
tierra del todo amancillada? Tú, pues has fornicado con muchos amigos; mas
¡vuélvete a mí! Dice Jehová” (Jer.3:1)
El profeta Ezequiel toma también la figura y dice que Israel se había prostituido, fornicando con muchos (Ezq.16:15). En una forma mucho más directa dice Oseas: “Porque su madre se prostituyó: la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida” (Os.2:5) También se usa en relación con Tiro, de quien se dice que fornicará con todos los reinos del mundo (Is.23:17), donde la idea no es de fornicación espiritual, sino de ir tras una ganancia ilícita.
Así también se usa en relación con Nínive descrita como una
ramera (Nah.3:4), a causa de la forma con que ha seducido a las naciones más
débiles, burlándose de ellas con su poder y grandeza, esclavizándolas. La “gran
ramera” es aplicaba a Babilonia, a causa del control espiritual que ejerce
sobre las gentes, desviándolas de Dios.
La “gran ramera” se dice que estaba “sentada sobre muchas
aguas”. La expresión es un claro semitismo, sentada, expresa la idea estar
asentada sobre algo, ejerciendo autoridad y sirviéndole del lugar donde está
asentada para su beneficio personal. Esta afirmación es sumamente importante y
aporta la clave para la identificación de la ramera. De Tiro, la ciudad pagana
que vivía del comercio marítimo, se dice que estaba “asentada” a orillas del
mar ((Ezq.27:3-4) haciéndose opulenta por su comercio que llevaba a cabo desde
su posición “en medio de los mares” (Ezq.27:25)
Quienes sostienen que se trata de la ciudad de Babilonia que
será reconstruida, aplican el texto de la profecía de Jeremías que al hablar de
ella dice:
“Levantad bandera sobre los muros de Babilonia, reforzad la
guarida, poner centinelas, disponed celadas: porque deliberó Jehová, a aun
pondrá en efecto lo que ha dicho contra los moradores de Babilonia. Tú, la que
moras entre muchas aguas, rica en tesoros, ha venido tu fin, la medida de tu
codicia” (Jer.51:12) Las muchas aguas, a que se refiere el profeta, tenían que
ver con el río Éufrates y las muchas desviaciones y canales establecidos en él.
Juan aporta datos concretos para interpretar el sentido que tiene aquí “las
muchas aguas”, cuando más adelante dice: “las aguas que has visto, donde la ramera
se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas” (v.15)
La fuerza e inquietud de los pueblos se compara con muchas
aguas (Is.8:7) Babilonia De la misma manera Jeremías utiliza la ilustración
para referirse a los filisteos: “He aquí que suben aguas del norte y se harán
torrente” (Jer.47:2) Babilonia, llegó a ser la personificación de la maldad y
en la visión de Juan adquiere también ese simbolismo. La ciudad es la sede del
gobierno del Anticristo en el mundo, y se refiere a la expresión del sistema
religioso que está establecido en aquello días y que dominará sobre “muchos pueblos”,
por cuya razón se presenta como la “gran ramera sentada sobre las muchas aguas”.
Debe tenerse en cuenta también que el Anticristo, la primera
bestia, sale del mar (Ap.13:1), es decir, de las naciones de la tierra,
especialmente referidas a las del reino del Anticristo. La figura aquí sugiere
la idea de dominio y autoría<d sobre muchos pueblos y corresponde a la
autoridad religiosa que tendrá el falso profeta en el reino del Anticristo
(Ap.13:12), ejerciendo el control y arrastrando a los pueblos a la adoración
idolátrica. La idea principal es la de un juicio sobre el sistema religioso que
condujo al mundo tras una falsa religión.
Es la manifestación en el tiempo futuro de lo que comenzó en
la torre de Babel (Gén.10: 9; 11: 1-9). Lo que Juan está recibiendo es una
visión del poder malvado por excelencia, de ahí la referencia a Babilonia como
ciudad impía.
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