ORACIÓN A DIOS (2)
Orar como hijos
Cuando oramos, lo hacemos
como hijos e hijas de Dios. El apóstol Pablo nos recuerda
que, gracias al Espíritu Santo, podemos llamar a Dios 'Padre' con toda
confianza (Romanos 8:14-17) Pablo explica que los que son guiados por el
Espíritu son hijos de Dios. No recibimos un espíritu de esclavitud que cause
miedo, sino el Espíritu de adopción, que nos permite clamar “Abba, Padre”. Como
hijos, también somos herederos con Cristo.
¿Qué cambia en nuestra manera de
orar al sabernos hijos e hijas de Dios?
Cuando nos sabemos hijos, nuestra oración cambia totalmente.
Ya no nos acercamos a Dios como esclavos temerosos, sino como hijos amados.
Según este texto, el Espíritu mismo nos guía y nos da la certeza de que
pertenecemos a la familia de Dios. Eso significa que podemos orar con
confianza, con libertad, y con la seguridad de que Él nos escucha.
¿Cómo nos sentimos
cuando llamamos a Dios 'Padre'?
Llamar a Dios 'Padre' es acercarnos con intimidad. Pablo usa
la palabra 'Abba', que era la forma familiar en arameo, como decir 'papá'. Eso
expresa cercanía, cariño y confianza. Cuando decimos 'Padre', no hablamos a un
juez lejano, sino a alguien que nos ama profundamente y que nos recibe como
hijos suyos.
¿Qué experiencias de oración nos
han recordado la cercanía de Dios?
Cada vez que hemos sentido paz en medio de la angustia, cada
vez que hemos experimentado consuelo en la oración, allí se ha hecho real lo
que Pablo dice: el Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos
de Dios. Esa cercanía no depende de nuestras palabras, sino de la obra del
Espíritu en nosotros, que nos asegura que no estamos solos.
Motivos de oración
• Que podamos dar gracias porque en Cristo hemos sido
adoptados como hijos e hijas suyos.
• Que podamos dar gracias por darnos el Espíritu, que nos
recuerda que no
somos esclavos, sino hijos amados.
Comentarios
Publicar un comentario