LIBRO DE JOB (I)

Dr. (Psiquiatra)

José Manuel González Campa

Introducción           

En primer lugar y respecto de la posibilidad de la existencia histórica del patriarca Job, aprecio la postura de la alta crítica. La desmitologización de Joaquín Jeremías, y de otros, supuso un avance considerable, a tener en cuenta, a la hora de hacer exégesis y hermenéutica; no obstante, nadie tiene el monopolio de la verdad. A la hora de abordar el estudio teológico del libro de Job, hay que valorar todas las posibilidades, pero siempre hay que tener en cuenta la opinión de la propia revelación bíblica, y ésta creo que afirma la existencia histórica de Job. La teoría de que el libro de Job fuese escrito por Moisés me parece de lo más interesante, pero creo que Moisés solo escribió aquello que le ordenó Dios. ¡Y no fue precisamente el libro de Job!

La confrontación dialéctica entre Job y YHWH es diferente de la que se establece entre Moisés y Dios. El primero interroga acerca “del sentido de la vida” y el segundo le declara a Dios “que no está dispuesto a seguir dirigiendo a un pueble rebelde y contradictor”. Hay dos libros, en la Revelación de Dios a los hombres, que afirman la existencia histórica de Job: Ezequiel y Santiago. En Ezq.14, se habla de un posible juicio de YHWH a la ciudad de Jerusalén, y al respecto dice la Escritura: “si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job”.

Según esta escritura no se puede dudar de la existencia histórica de Ezequiel, Noé y Daniel y por consiguiente tampoco de la de Job. Creo que es un argumento de peso en la exégesis y hermenéutica Viejo Testamentaria. Por otro lado 1 Consideraciones sobre el libro de Job José Manuel González Campa el N.T. también tiene algo que decir sobre la existencia histórica de Job. El testimonio lo encontramos en la Carta o Epístola de Santiago. Santiago es un libro fundamental en la revelación bíblica.

Martín Lutero se equivocó al considerarla “una epístola de paja y carente de todo valor evangélico”. Pero Santiago, el hermano del Señor, escribe esta carta para recordar a las iglesias el Sermón más trascendental del Maestro: el sermón de la Montaña. El capítulo cinco es de una fuerza y denuncia profética extraordinaria. Ante las injusticias que se dan en este mundo (sistema en el que vivimos), Santiago recomienda a los creyentes paciencia (gr-macrotumesate= estado de ánimo grande; en Santiago paciencia es un término diferente, upomanen, en relación a la persona de Job, y este término tiene el significado de: perseverar firmes bajo el peso de la adversidad)

En Santiago 5:11, leemos: “He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la de la paciencia de Job y habéis visto el fin (gr-realización) del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”. Santiago en su carta a las doce tribus que están en la dispersión ubica a Job entre los profetas que hablaron en nombre del Señor. Ezequiel 14 y Santiago 5, en mi criterio, consideran al personaje Job como un ser histórico real. Por otro lado, no considero a Job como un ser inocente y como un hombre perfecto desde el punto de vista económico, moral y espiritual. El Job paciente se revela en los dos primeros capítulos de este libro.

El resto de capítulos nos muestra al Job impaciente. Las Interpretaciones clásicas sobre este libro no abordan el verdadero sentido del mismo. A Dios se le adjudica el bien, a Satanás el mal. Pero la Escritura en el capítulo primero de este libro sostiene que no es el Diablo el que desencadena este drama. En Job 1:8 encontramos: “Y YHWH dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”. Con este interrogante empieza a desencadenarse el drama. Parece ser, aunque nos parezca una contradicción, que en las pruebas por las que tiene que pasar Job hay una realización del mismo Dios.

 

 

 

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