PROFECÍA BÍBLICA (VIII)
WILLEM KRAAK
CAPÍTULO VIII
Los dos testigos
La profecía sugiere que la prolongación del trastorno
volcánico produce un cambio en los elementos naturales, lo que causa la muerte
de cavarias clases de animales y muchos hombres; y por fin ocasiona una plaga
de insectos raros que se extiende sobre la superficie de mundo entero. Estos
insectos atacan a los seres humanos con picaduras, lo que causa un sufrimiento
insoportable, por lo cual los hombres desearán, aunque la picadura no sea
mortífera (ref. Ap.8:5-11, y 9:2-6)
Dios, en conmiseración, había hecho milagrosamente una
excepción para los israelís creyentes, que esperan a su Mesías, preservándoles
de los ataques de los insectos. (Ref. Ap.9:4; 7:1-8)
Además, en su inagotable compasión para con su pueblo
elegido, Dios coloca en la misma ciudad de Jerusalén a dos testigos, dotados de
poderes milagrosos, a fin de influir sobre la población para conducirla a la
entrega a Jehová. Con esta intención los dos testigos anuncian la venida de
Jesucristo por ser el Mesías de Israel.
Tienen a su disposición los mensajes de los profetas del
tiempo antiguo, los cuales indican indiscutiblemente la restauración israelí
con la venida de su Rey. En la profecía de Daniel se le llama el Hijo del
Hombre que vendrá en las nubes del cielo. Basados en las Escrituras Sagradas,
estos dos hombres pueden discutir con los sabios durante tres años y medio. “Si
alguien quiere hacerles daño, ellos echan fuego por la boca, que quema por
completo a sus enemigos; también tienen poder para hacer sufrir a la tierra con
toda clase de plagas, tantas veces como ellos quieran”.
Pero cuando hayan terminado su trabajo, la facción de la
oposición los matará. Sus cadáveres quedarán tendidos en las calles de la
ciudad. Y por tres días y medio todo el mundo (naturalmente, por la televisión)
“verá sus cadáveres y no dejarán que los entierren. Porque esos dos hombres que
hablaban de parte de Dios eran un tormento para ellos. Pero después de los tres
días y medio Dios los revivió, y como dice el texto de Apocalipsis, se
levantarán otra vez, y todos los que los vieron se llenaron de miedo.
“Luego, los dos testigos oyeron una voz fuerte desde el cielo
que les decía: subid aquí. “Y subieron al cielo en una nube y sus enemigos los
vieron. “En ese momento hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad
se derrumbó y siete mil personas murieron por el terremoto”.
A pesar del luto por las víctimas, “el resto de la gente,
llena de miedo, alabó a Dios, que está en el cielo”. A la llegada de los dos
testigos, “en el cielo se oyeron voces fuertes que decía: “Los reinos del mundo
han llegado a pertenecer a nuestro Señor y a su Cristo; y él gobernará por
todos los siglos” (Ap.11:15-18)
Y la comunidad cristiana adoró a Dios, diciendo: “Te damos
gracias, Señor, Dios todopoderoso, tú que eres, que eras y que has de venir,
porque has tomado tu gran poder y has comenzado a gobernar; y ha llegado el
momento en que destruirás a los que destruyen la tierra” (Ap.11:19)
Y por parte de Dios, en respuesta a la favorable gestión de
la población de Jerusalén, se realizó un acto de complacencia en favor del
pueblo elegido, lo que es expresado por mostrarse en el cielo el Arca del
Pacto. Sin embargo, al mismo tiempo “hubo relámpagos, ruidos, truenos, un
terremoto y una fuerte granizada” que indicó que la lucha en la tierra
continúa.
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