PROFECÍA BÍBLICA (V)
WILLEM KRAAK
CAPÍTULO V
El hogar celestial
¿Conoce usted la esencia de la fe cristiana? Considere lo que
el apóstol Pablo escribió: “Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, pues en nuestra unión con Cristo, Él nos ha bendecido con
bendiciones espirituales para estar delante de Él sin culpa. En amor nos
destinó para ser recibidos como hijos suyos por medio de Jesucristo, de acuerdo
con lo que se propuso en su voluntad”.
“Dios nos ha hecho conocer su deseo secreto, o sea el plan
que Él mismo se propuso llevar a cabo. Según este plan, que se cumplirá
fielmente cuando llegue su debido tiempo, Dios va a unir bajo el mandado de
Cristo todas las cosas, tanto lo que hay en los cielos como lo que hay en la
tierra”
“nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que
del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo. Él va a cambiar nuestro
cuerpo miserable, para que sea como su propio cuerpo glorioso. Y lo hará por
este mismo poder que Él tiene para dominar todas las cosas” (Ef.1:3-10)
“Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos
de Dios. Y por ser hijos, también tenemos derecho a la herencia que Dios nos ha
prometido, a la cual compartiremos con Cristo” (Rom.8:14, 17)
“También nos enseña a vivir en espera del feliz cumplimiento
de lo que nos ha prometido, la venida gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador
Jesucristo” (Tito 2:13) “Ahora, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro
Señor Jesucristo, cuando venga a reunirnos con Él, lleguemos a tener parte en
su gloria” (2ª Ts.2:1, 14)
“Dios no nos destinó para recibir el castigo, sino para
alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1ª Ts.5:9)
“Ahora, puestos ya en la debida relación con Dios por medio de la muerte de
Cristo, con mucha más razón seremos librados del castigo final por su vida;
ahora que ya estamos en paz con Él” (Rom.5:9, 10) “Cuentan como dejasteis los
ídolos para seguir a Dios, y comenzasteis a servir al Dios vivo y verdadero.
También cuentan cómo vosotros esperando que vuelva de los cielos Jesús, el Hijo
de Dios, al cual Dios resucitó de la muerte. Él es quien nos salva del terrible
castigo que viene” (1ª Ts.1:9, 10)
Todas estas citas ponen en evidencia que el apóstol Pablo, no
estuvo esperando los juicios. Él vivía con la seguridad de la fe en el regreso
del Señor Jesús para llevar a los creyentes regenerados al hogar celestial. Sin
embargo, él sabía de los juicios venideros que ha de sobrevenir a los
incrédulos, como nos lo muestra en las siguientes declaraciones:
“En cuanto a las fechas y los tiempos, hermanos, no es
necesario escribiros. Vosotros ya sabéis muy bien que el día del Señor va a
llegar cuando menos se le espere, como viene un ladrón en la noche. Cuando la
gente esté diciendo: “Todo está en paz y seguro”, entonces vendrá sobre ellos
la destrucción de repente, y no podrán escapar” (1ª Ts.5:2,3) “Vendrá para
castigar a los que no reconocen a Dios ni hacen caso a las buenas noticias
acerca de nuestro Señor Jesucristo” (2ª Ts.1:8)
Pablo da más detalles sobre las circunstancias que tendrán lugar
en el horrible período de los juicios de Dios que ocasionarán aflicciones
través a la Humanidad, pues dice: “Entonces aparecerá aquel malvado, el
enemigo, que se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios, hasta el
punto de hacerse pasar él mismo como Dios. “La llegada de este malvado se debe
a Satanás y llegará con mucho poder y con señales y milagros mentirosos. Lo
hará para engañas a los que van a la destrucción, ya que no quisieron aceptar
la verdad para ser salvados mediante Jesucristo” (2ªTs.2:4,8,9) Pablo predice
aquí la prohibición de cualquier forma de adoración a Dios, y en contra, la
instauración de un culto ateísta obligatorio bajo pena de muerte.
Con todo esto el apóstol Pablo no deja de expresar su
confianza en la promesa del mismo Señor Jesús, la cual él comparte con todos
los que hayan deseado con amor la venida del Señor (2ªTm.4:8) Y el mismo Señor
Jesús decía: “No estéis tan preocupados. Confiad en Dios y confiad también en
mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares en que vivir; ni no fuera así, yo
ya os lo hubiera dicho. Así que voy a ¡prepararos un lugar. Y después de irme y
de prepararos un lugar, voy a venir otra vez para llevaros conmigo, para que
vosotros estéis en el mismo lugar en donde yo voy a estar. Vosotros sabéis a
donde voy, y sabéis el camino” (Jn.14:1-4)
¿Cómo? ¿Dónde? El autor de la Carta a los Hebreos declaró:
“Jesucristo, que es la presentación misma de lo que Dios es, después de ganar
el perdón de los pecado, se sentó a la derecha del trono de Dios en los cielos”
(Heb.1:3) El va a venir, terminada la primera parte de su cargo, a fin de
llevar consigo en triunfo a su Iglesia, que es la compuesta de toldos los
creyentes que han ejercido la fe salvadora en Jesucristo, sean de cualquier
iglesia cristiana que sean (Jn.14:2,3) Para este acontecimiento el Salvador no
pone sus pies en la tierra, sino que quedará en el aire y llamará a Sí a su Iglesia,
con voz de autoridad (1ª Ts.4:16,17)
Entonces los que murieron creyendo en Cristo resucitarán
primero; después, los que quedemos vivos seremos llevados juntamente con ellos
en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire”, yendo con Él al Hogar
celestial.
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