LA NECESIDAD DE ESTAR EN CRISTO (1ª)
Por
V. Francés
“Si alguno
está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas”
2ª Cor.5:17
El verbo estar, ser, pasar y hacer significa el estado, lo
que es, lo que ha dejado atrás y lo que debe ser el cristiano y el fruto que, como
consecuencia lógica y natural, tiene que resultar como viva representación del
cambio operado en el corazón regenerado por la gracia de Dios, que es
manifestada por medio de Jesucristo Señor nuestro. Fijémonos en el primero de
estos verbos: “Si alguno está en Cristo”. Es digno de que tengamos en cuenta
que el verbo está en tiempo presente y en actitud pasiva, o de reposo, lo que
manifiesta seguridad, confianza y satisfacción.
SEGURIDAD tiene toda alma cuyo fundamento de su fe, es
Cristo, Roca viva sobre la cual edifica o está puesta su esperanza; esta Roca
fue menospreciada por los que edificaron en el pasado, y es tenida en poco por
los que sobre edifican en el presente; empero fue elegida de Dios, preciosa. El
que cree en ella, no será avergonzado, ni defraudado en el día del Juicio.
Se cuenta que, entre la gran multitud de piedras labradas, ya
con su forma y tamaño de cada una, según el lugar que había de ocupar, al
construir el gran Templo de Salomón, en Jerusalén, vieron los edificadores una
de tamaño y formas rara, y por no encontrar el lugar para ella, la despreciaron
y la echaron entre los escombros pensando que el director de la cantera se
había equivocado. La construcción continuó y para cada lugar estaba la piedra preparada
anticipadamente, y nadie se volvió a acordar de la piedra despreciada, hasta
que en el momento de poner la última del edificio, después de haber buscado en
vano la piedra final entre todas las que quedaban, para sorpresa de todos
vieron que el cantero no se había equivocado y que aquella era la piedra que
les faltaba y el edificio fue terminado.
Muchos han pretendido y pretenden aún edificar el edificio de
su fe, sin poner por fundamento a Jesucristo; les parece extraño e
insuficiente, y buscan algún otro ser que cuadre mejor con su forma de ver y
entender: desechan la piedra que el Divino Cantero cortó, preparó y envío como
principio y fin, sólido y perfecto, a la vez que seguro y estable, de su
Iglesia. Por lo que, ante la evidencia de la muerte en su día y la inseguridad
de su salvación, no pueden mirar al porvenir ni con relativa tranquilidad. Si
este es tu estado, lector, te aconsejo que fundes tu fe y esperanza en Cristo y
cuando ruja la tormenta de la enfermedad, el azote de la fiebre haga desfallecer
tus fuerzas y la nave de tu vida se halle en peligro de zozobra; tu alma
navegará en calma y paz hacia la Canaán Celestial, presintiendo el feliz
encuentro con Cristo tu Salvador.
CONFIANZA, es el segundo resultado de esta en Cristo y esta
confianza no será defraudada, porque no está fundada sobre méritos humanos,
propios ni ajenos, sino en los méritos de Aquel que ha dicho: “Toda potestad me
es dada en el Cielo y en la tierra” (Mt.28:18) Y otra vez: “Sin Mí nada podéis
hacer” (Jn.15:5) Es verdad que el sarmiento es el que ostenta el fruto que la
vid produce pero no es él, ni el que se sustenta asimismo, ni el que sustenta
el fruto que lleva; crear el fruto y sustentar el sarmiento, es potestativo exclusivamente
de la vida, o sea, del tronco, que por medio de sus raíces, absorbe el jugo de
la tierra, lo sube por sus vasos, pasa por el sarmiento hasta llegar a los
pámpanos, donde el calor del sol, lo digiere y se lo apropia.
¡Que nuestra insuficiencia nos lleve a fundar toda nuestra confianza
en Cristo y así podamos llevar mucho fruto como resultado directo de estar en
Él!
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