LA NECESIDAD DE ESTAR EN CRISTO (2ª)
Por
V. Francés
SATISFACCIÓN, es el resultado de nuestra fe en Cristo. En Él nos encontramos satisfechos y cumplidos; porque todas las demandas de la Ley Divina están cubiertas, por lo que nada tenemos que temer. ¿Estás en Cristo, y como consecuencia te sientes seguro y protegido po0r su mano benigna y misericordiosa? Cristo ha dicho: “Nadie las arrebatará de mi mano” (Jn.10:29)
¿Tienes la confianza plena en los méritos de aquel justo que
murió por los injustos para llevarnos a Dios? ¿Tienes la satisfacción de ser
uno de sus redimidos? Y si no es así, entonces no eres un cristiano real y
verdadero. Serás un cristiano nominal, pero no una persona que ha experimentado
la regeneración, y por consiguiente no tienes vida eterna. No has experimentado
el nuevo nacimiento del que el Señor habló a Nicodemo necesitas recibir de Dios
el conocimiento de una nueva vida, el cual sólo Cristo, como vid verdadera que
es, puede dar y mantener, y para ello tienes que poner toda tu confianza en Él;
esto es estar en Cristo.
Pensemos ahora en el maravilloso resultado de poner nuestra
confianza en Cristo como único Redentor y Mediador entre Dios y los hombres.
Nueva criatura es. Él cambia nuestra vieja vida, rota y sucia, por una nueva y gloriosa.
Sólo Jesucristo puede efectuar tan gloriosa transformación, la cual no se puede
alcanzar de otra forma alguna. Por nueva criatura se entiende nueva forma de
pensar. El hombre sin Cristo sólo piensa en pasar la vida presente, en
cambio, el cristiano piensa de diferente manera. San Pablo, por ejemplo, pudo
decir: “Las cosas que para mí eran ganancia, helas reputado pérdidas por amor
de Cristo. Y ciertamente, aún reputo todas las cosas pérdidas por el eminente
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y
lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Fil.3:7-8)
De igual manera pensaba Moisés cuando dice la Escritura que
escogió antes se afligido con el pueblo de Dios, que gozar de las comodidades
temporales de pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que
los tesoros de los egipcios; porque miraba la remuneración (Heb.11:25-26)
NUEVA FORMA DE PROCEDER. El proceder es la acción directa e
inmediata del pensar, y al pensar de diferente manera al estar en Cristo y ser
una criatura nueva, también se procede de manera diferente; puesto que el
pensar y el proceder, no se pueden separar el uno del otro. Es verdad que para
el mundo el pensar del cristiano es locura, tropezadero para los que se
pierden; pero para nosotros, para el cristiano, es potencia de Dios y sabiduría
de Dios, para salvación a todo el que cree; al judío primeramente y también al
griego (Rom.1:16) El hombre carnal sólo piensa en las cosas materiales, el
espiritual piensa en las espirituales.
NUEVA FORMA DE DESEAR. Y como el deseo es la fuerza motriz,
que hace mover nuestras acciones y pensamientos, el nuevo desear hace nuevas
todas las cosas, primero interiores y después exteriores. Las cosas viejas
pasaron: Esta es la piedra de toque, aquí está la manera de cómo podemos saber
si estamos en Cristo y somos nueva criatura; si han pasado las cosas viejas, no
cabe duda. Pero si no han pasado, y vivo como vivía antes de ser cristiano,
estoy siendo engañado y un día más tarde o más temprano, saldrá el engaño.
Por cosas viejas entendemos las pasiones que el apóstol San
Pablo enumera cuando dice: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o
inmundo, a avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de
Cristo y de Dios” (Ef.5:5)
Por lo mismo les dice a los cristianos de Colosas: “Mas
ahora, dejad también todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia,
torpes palabras de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndonos
despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestidos del nuevo, el cual por
el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo creó” (Col.3:8-10)
Las cosas viejas deben pasar, porque son viejas, y siempre lo
nuevo ocupa el lugar de lo viejo, como pasó la Ley para dar lugar a la Gracia. “Esto
es el Nuevo Pacto en mi sangre”, dijo el Señor Jesús a sus discípulos cuando instituyó
el memorial de la Santa Cena.
Las cosas viejas no solamente deben pasar para dar lugar a
las nuevas, sino porque son nocivas, son inmundas y no puede ser tenido por limpio
e inocente delante de Dios, quien las conserve en su corazón. ¿Estas en Cristo?
¿Eres una nueva criatura? ¿Han pasado para ti las cosas viejas? ¿Son hechas en ti
nuevas todas las cosas? ¡Qué el Dios de toda gracia te ilumine y te bendiga
para que sepas discernir entre lo nuevo y lo viejo; entre lo bueno y lo malo;
entre la verdad y el error; entre vivir en Cristo o vivir sin Cristo!
Fuente:
"El Eco de la Verdad", 1952
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