JUSTIFICADOS POR LA FE (2ª)

Juan C. Varetto

Pedro entra en la casa de Cornelio y anuncia el evangelio a los que se habían congregado y dice: “A éste dan testimonio todos los profetas, de que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hech.10:43) No puso obras, sin la fe, como condición para ser perdonados. Cuando Pablo llegó a Antioquía de Pisidia, como era costumbre se dirigió a la sinagoga donde se congregaban los judíos, y les anunció no un sistema de buenas obras sino una persona en quien podrían ser justificados por la fe.

“Sabed, pues, esto, varones hermanos; que por medio de Él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en Él es justificado todo aquel que cree” (Hech.13:38-39) Así habló a estos hijos de Abraham cuya confianza la tenían en las obras de la religión que profesaban, y cuando habla a un pagano compungido, el carcelero de Filipos, es a Cristo, por la fe, a quien le guía, pronunciando estas conocidísimas palabras que tanta luz han derramado a las almas turbadas:

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa” (Hech.16:31) Pasemos a la Epístola a los Romanos, este monumento de la teología paulina que ha sido llamado la capital del Nuevo Testamento, y siguiendo el pensamiento del eminente pensador cristiano veremos cómo él enseña que somos justificados por la fe sin las obras. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús; el cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento a haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar su justicia en este tiempo; para que Él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde está pues la jactancia? Es excluida; ¿por cual ley? ¿de las obras? No: mas por la ley de la fe. Así que concluimos ser el hombre justificado por la fe sin las obras de la ley” (Rom.3:24-28)

En el capítulo cuarto Pablo habla de la justificación de Abraham y al tratar de él es donde se expresa claramente sobre la justicia imputada: “Creyó Abraham a Dios y le fue atribuido a justicia”. “Y no solamente por él fue escrito que le haya sido imputado; sino también por nosotros a quienes será imputado, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro” (Rom.4:3)

 

 

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