SEÑALES, APOCALIPSIS (6:17)
Samuel Pérez Millos
Apocalipsis
(6:17)
Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿quién podrá sostenerse en pie? (v.17) Pues llegó el día el grande de la ira de Ellos ¿y quien podrá sostenerse en pie? (Gr.)
Los acontecimientos y la conmoción cósmica hacen a los
hombres que Dios es el que está interviniendo. ¿Cómo saben ellos qu8e se trata
de la ira de Dios? y, sobre todo, ¿Cómo saben que es el gran día de su ira? Los
hombres han hablado a lo largo de la historia, muchas veces del fin del mundo.
Ahora comprenden que esta situación no puede entenderse sino como algo
semejante a lo que ellos habían considerado como de ese tiempo final. Las
evidencias del entorno histórico de aquel tiempo les han reflexionar orientándolos
en esa dirección. La muerte de la población (6:7,8), el hambre y la carestía
(6:5,6) y las guerras que asolan la tierra (6:3,4), unidos al terremoto y a las
convulsiones en el sistema de los astros, les confirma que sólo la actuación de
la ira de Dios puede alcanzar tales formas.
A la reflexión sigue una pregunta: ¿quién podrá sostenerse
en pie? Nadie. La pregunta está relacionada con la capacidad
personal de mantenerse delante de un tribunal y salir absuelto o también ser
capaz de evitar el cumplimiento de una sentencia judicial. Solamente podría
ocurrir esto en aquellos que estén dentro de las palabras de Jesucristo: “Velad,
pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas
estas cosas que vendrán, y de esta en pie delante del Hijo del hombre”
(Lc.21:36)
El único que pudo sostenerse en pie ante la justicia de Dios
y todas sus demandas es Cristo, y al otorgar su justicia a todo el que cree
(Ro.5:5), sólo el creyente podrá mantenerse en pie, porque no le alcanza ya la
ira de Dios a causa del pecado (Ro.8:1) En este caso, ninguno de aquellos que
procuran esconderse de la situación de la ira derramada sobre el mundo, podrá
sostenerse en pie. Dios ha manifestado su gracia en salvación parta todo aquel
que cree (Ef.2:8-9), quien no se acoge por la fe a la gracia salvadora de Dios
es un rebelde al llamamiento celestial y sólo pude esperar sobre él la ira de
Dios. para condenación (Jn.3:36)
La panorámica de la ira divina sobre el mundo pecador y
rebelde descrita por Juan en las distintas visiones del capítulo, pone de
manifiesto un incremento constante de la acción judicial de Dios. Lo que en un
principio aparece como si fuese un tiempo de bonanza , con la primer caballo y
su jinete (v.2), de paso a una sucesión de dificultades que se agravan sobre el
mundo trayendo conflictos ente los hombres que hacen desaparecer la paz; un
incremento de dificultades en la provisión de los elementos más esenciales para
la vida humana (vv.5-6); una enorme mortandad sobre el planeta que elimina a la
cuarta parte de las gentes (vv.7-8); y,
finalmente, la tremenda conmoción cósmica que afecta a los astros y a la
tierra, producirán una impactante e inquietante de la omnipotencia de Dios y de
la expresión de su ira.
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