SEÑALES, APOCALIPSIS (6:15-16)
Samuel Pérez Millos
Apocalipsis
(6:15-16)
Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los
capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas
y entre las peñas de los montes (v.15) Y los reyes de la tierra y los magnates y los tribunos y los
ricos y los poderosos y todo siervo y libre se escondieron a sí mismos en las
cuevas y en las rocas de los montes (Gr.)
Juan describe en pocas palabras una escena de pánico
colectivo. Un miedo intenso alcanza a todos los que moran en la tierra. Se hace
referencia a las personas de toda escala social. Estas siete clases de
personas que son la expresión plena de la sociedad sobre la tierra, son
objeto de la ira de Dios que envía sobre el mundo. Se escondieron todos
ellos en las cuevas y en las rocas de los montes. Sin embargo, a pesar de
ser conscientes de ello, no retornan a Dios, sino que procuran alcanzar un lugar
donde refugiarse. El profeta Isaías hablando en nombre del Señor a su pueblo
les advierte de lo inconsecuente de una acción semejante: “Métete en la
peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del
resplandor de su majestad” (Is.2:10)
Las palabras de la revelación profética transmitida, ponen de
manifiesto que los malvados que no pueden escapar del juicio de Dios
escondiéndose entre rocas y bajo tierra, expresando lo inútil de tal subterfugio
para escapar de la ira de Dios. El profeta dice también que: “La altivez de los
ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y
Jehová sólo será exaltado en aquel día” (Is.2:11)
Es sorprendente apreciar, una vez más, como el Apocalipsis es
el gran engarce de las profecías del Antiguo Testamento relativas al día de la
ira de Dios. Lo que Isaías escribió en su profecía lo ve cumplido Juan en la
visión que transcribe en el Apocalipsis, confirmando el cumplimiento de la
profecía y lo estéril de sus privilegios sociales cuando Dios interviene en juicio.
¡Oh, tremenda necedad humana, que pretende huir por sus medios de la acción
omnipotente de Dios!
Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero (v.16) Y dicen a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y esconded nos de rostro del sentado sobre el trono y de la ira del Cordero (Gr.)
La profecía del Antiguo Testamento se traslada a la visión de
Juan, en una manifestación idéntica a la que describe Oseas: “Y los lugares
altos de Avén serán destruidos, el pecado de Israel; crecerá sobre sus altares
espino y cardo. Y dirán a los montes: Cubridnos: y a los collados: Caed sobre
nosotros” (Os.10:8)
Es la oración propia del rebelde incrédulo y rebelde contra Dios.
Las gentes saben que todo cuando se producía, todo lo que ocurría se debía a la
acción divina. Ellos entienden claramente que es una manifestación de la ira divina,
es más, conocen incluso que el ejecutor de la ira de Dios es el Cordero. La ira
del Cordero se manifestará en plenitud de poder contra todos los impíos, que no
podrán encontrar manera alguna de evitarla, porque es un intento vano de
procurar ocultarse de quien es el Creador de cielos y tierra. “La dureza del corazón humano se pone de
manifiesto una vez más. En lugar de esconderse en el Cordero, intentan
esconderse de Él” (Dr.Carballosa)
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