JESÚS EN LA BARCA
Juan Bta- García Serna
Hay porciones bíblicas que nos resultan reflexivas, y es bueno que meditemos en ellas, y traigan ayuda a nuestra experiencia de vida cristiana.
"Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios".
Mateo 14:32-33
El viento y las olas
Leer Marcos 6:45-52
A las tres de la mañana, doce hombres en una barca remaban
con dificultad. Habían luchado durante toda la noche, tratando de llegar a la
orilla, a pesar de las fuertes olas y los vientos contrarios. Después de un arduo
día, ahora, aunque cansados, seguían luchando por mantener su rumbo y avanzar a
través de la tormentosa noche.
¿Por qué el Señor permitía esto? Incluso les había ordenado
subir a la barca y cruzar el lago sin él. ¿No sabía que se avecinaba una
tormenta? ¿No podría haber evitado que este gran viento soplara? Los discípulos
de Jesús estaban agotados. ¿Por qué no detenerse y volver al lugar de donde
habían salido? De todas maneras, el Maestro estaba ausente y no hacía nada para
ayudarles.
Pensamientos similares vienen a nuestra mente cuando la
tormenta sopla. Duelo, enfermedad, fracaso escolar o laboral. ¡Tantas
dificultades que parecen insuperables! Leamos el final de esta historia: Jesús
“subió a ellos en la barca, y se calmó el viento”. No olvidemos que Dios
preparó el final de la prueba antes de que esta comenzara, y que él siempre
quiere el bien de sus hijos. ¡Apoyémonos en esta verdad, aunque no captemos
inmediatamente su objetivo!
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