LIBRO BÍBLICO DE JOB (Cap.1)
Juan Bta. García Serna
LIBRO DE JOB
(Cap.1)
Una reflexión.
Santiago, el apóstol,
cita a Job, “¿habéis oído de la paciencia de Job”? (Stg.5:11). Y esta
referencia bíblica es una clara alusión, a que el libro de Job, goza de
historicidad e inspiración. Y también el profeta Ezequiel hizo alusión a Job
(14:14) “Si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job,
ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el
Señor”. ¡Nadie debería dudar de la canonicidad de este libro de Job! Uno lee
este libro y no podrá resistirse a cuestiones que afloran e invitan a una
reflexión, cuando las circunstancias golpean la vida como viento arrebatador.
Dios afirma que, Job,
era “recto y temeroso de Dios” (v.1), y uno se pregunta, si así fue el patriarca
Job, ¿por qué Dios a Satanás permitió que Job fuese azotado tan cruelmente que,
hasta su familia perdió, y aún su propia salud quebrantó? Fijémonos en el
detalle que, Satanás por su cuenta no actuó sin la autorización de Dios. ¡Esto
evidencia que Satanás no tiene el poder absoluto para su maligna acción!
Intentar dar una certera respuesta a lo que a Job le sucedió sería ´un caso
perdido´ para nuestra finita razón, que no alcanzaría a entender los
misteriosos designios de Dios, y como dice el salmista: “muy profundos tus
pensamientos son” (Sal.92:5)
Echemos una ojeada a
unos ejemplos neotestamentarios que nos llevan a la reflexión, y los tales, al
igual que Job, no tienen una contestación, sino solamente confiar en los sabios
propósitos de Dios, los cuales siempre son perfectos en justicia y amor, aunque
a nuestro parecer el plan de Dios, en ciertas cuestiones, no llegaremos nunca a
comprender. ¿Por qué Juan el Bautista, del que Jesús dijo: “que no había otro
mayor que él” (Mt.11:11) permitió que su muerte fuese tan cruel? ¿Y qué diremos
del discípulo Esteban, que lapidado murió? ¿Y del mismo Jesús, a quien el
Padre, en la Cruz, abandonó? ¿Y qué diremos de Jacobo, quién por el rey Herodes
fue muerto a espada, mientras Pedro, de manera milagrosa, de la cárcel ileso
salió habiendo sido liberado por la intervención de Dios?
¿Qué actitud tomó Job
ante tanto dolor? “entonces Job se levantó, rasgó su manto, y rasuró su cabeza,
y se postró en tierra y adoró” (v.20) ¡Loable e envidiable actitud la tomada
por Job! Y sus palabras en su lamentable situación fueron: “Jehová dio, y
Jehová quitó” (v.21) Y, en el texto bíblico se nos dice: “en todo esto no pecó
Job, ni despropósito alguno a Dios atribuyó” (v.22) ¿Cómo pudo Job sobrellevar
tal espíritu de resignación ante su aflicción? Ni tú ni yo sabríamos explicar
con palabras razonables esta firmeza espiritual de Job. Una cosa es ciertísima
que nos es enseñada en la experiencia de Job, que cualquiera sea la
circunstancia en la vida de la persona ´temerosa de Dios´ nada le ´hunde a
sucumbir´ ante la cruel aflicción, aunque pueda tambalearse, como así sucedió
al patriarca Job.
Job ofrecía sacrificios
a Dios, lo hacía por sus hijos, “porque decía Job: Quizás habrán pecado mis
hijos, y habrán blasfemado contra Dios” (v.5) ¡Qué padre preocupado por su
familia fue Job! “Y se levantaba de mañana, y conforme al número de sus hijos,
ofrecía holocaustos”, a Dios. Hay posibilidad de que sus hijos no eran personas
´temerosas de Dios´, y ello, aún más llevaba a Job a la intercesión, utilizando
sacrificios ante el todopoderoso Dios. ¡Una gran lección nos da esta actitud de
Job, quien no quería que sus hijos pecaran contra Dios! ¿Hay en los padres un
comportamiento como el de Job? Y como dijo el sabio Salomón, refiriéndose a los
suyos: “Me pusieron aguardar las viñas; Y mi viña, que era mía, no guarde yo”
(Cnt.1:6) De sabios es aceptar el consejo salomónico de que la familia es lo
primero, lo primordial, en todo lo que tiene que ver con la educación, y en
ello priorizando los valores que deben conllevar a nuestros hijos/as el que
sean “temerosos de Dios”.
¡Oh Señor, no permitas
que, afanoso en otros ´quehaceres´, por muy relevantes que éstos sean, descuide
a los hijos que son un don de Dios, y con ello, una gran responsabilidad en lo
que concierne a su educación, no sólo en el aspecto secular, sino también a que
sean “temerosos de Dios! “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre
tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu
casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Dt.6:6 y
7) ¡Oh qué gran lección es la que Dios demanda, y que debería ser
contextualizada en cada época histórica de la cristiana peregrinación!
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