DIOS ES AMOR

Juan Bta. García Serna

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

“En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envío a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1ª de Juan 4:10) “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” (1ª de Juan 4:16) El amor de Dios tiene un efecto ineludible: “Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano” (1ª de Juan 4:21 Ahora analicemos en síntesis el amor de Dios, y lo que conlleva tal amor hacia nosotros.

“Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga vida eterna” (Evangelio San Juan 3:16)

(1) “Porque tanto amó Dios al mundo”, y otra versión: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”. Al expresar “de tal manera”, lo que quiere decir es que, se trata de un amor infinito, sobrepasa todo entendimiento humano, como se expresa en otro texto bíblico: “ Y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento” (Epístola a los Efesios 3:19)  La expresión “mundo”, indica que no hay acepción alguna: “Porque no hay acepción de personas para con Dios” (Epístola a los Romanos 2:11) Así que, el verdadero cristiano debe tener en cuenta la enseñanza bíblica: “Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores” (Epístola de Santiago 2:9)

(2) “Que le dio su unigénito Hijo”, o “que ha dado a su Hijo unigénito”. Un amor en acción. Jesús habló varias veces, a los discípulos, respecto al padecimiento y crucifixión, ya que así, cumpliría el plan del Padre para redimir al mundo: “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Epístola a los Hebreos 9:22) Jesús derramó su sangre en el Gólgota para remisión de nuestros pecados: “Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1ª de Juan 1:7)  “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5) Jesucristo “se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” (Epístola a los Hebreos 9:26)

(3)  “Para que todo el que crea en Él no perezca”; o “para que todo aquel que en él cree, no se pierda”; está señalando de que hay una perdición que, apunta al después, o sea, al final de la vida: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Epístola a los Hebreos 9:27) Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida” (Evangelio San Juan 5:24) Según Jesús hay perdición y salvación: “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Evangelio San Mateo 25:46) ¿A dónde irás? Sin lugar a dudas, es una pregunta crucial, ya que estamos aquí de paso.

(4) “Sino que tenga vida eterna”, o “mas tenga vida eterna”. Jesús está hablando de lo atemporal, infinito y eterno, y esto será por igual al que se pierde como al que se salva. Las Sagradas Escrituras no dejan ninguna duda de quienes entrarán en el cielo, y quienes estarán en el infierno, es cuestión de que indagues por ti mismo; no obstante, el texto bíblico al que hemos hecho alusión, y otros anexos, deberían hacernos reflexionar respecto al tema en cuestión. Jesucristo dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Evangelio San Juan 5:39-40) Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Evangelio San Juan 14:6) Así nos enseña que no hay otro camino al Padre, sino en exclusiva, a través de la persona de Jesucristo.

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