¿CUÁL ES TU ESTADO ANÍMICO?
Juan Bta. García Serna
“E invócame en el día de la angustia:
Te libraré, y tú me honrarás”
Salmo 50:15
(RVR 1960)
/ yo te libraré y tú me
glorificarás".
NACAR-COLUNGA
“E invócame en el día de la angustia”, según el Diccionario de la Lengua Española: “angustia” significa “aflicción”, “congoja”, o sea, un estado anímico afligido. En tal situación Dios dice: “invócame”, lo que quiere decir que no llevemos esa aflicción dependiendo de uno mismo, ya que será la “angustia” más penosa. Si Dios nos pide que recurramos a él, es porque hay una salida. El salmista confiesa el estado anímico de su alma: “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra” (Salmo 119:25) “Se deshace mi alma de ansiedad, susténtame según ti palabra” (Salmo 119:28) Observemos que ahí está la angustia, pero también la salida, o sea, “vivifícame según tu palabra”, y “susténtame según tu palabra”. Un texto bíblico muy reflexivo es: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él , porque Él tiene cuidado de vosotros” (1ª Pedro 5:7)
“Te libraré”. Y ésta está en Dios mismo. Será necesario recurrir a otros textos bíblicos que afirman esta liberación divina: “Vive Jehová, que ha redimido mi alma de toda angustia” (1ª Reyes 1:29) “Aflicción y angustia se han apoderado de mí, pero tus mandamientos fueron mi delicia” (Salmo 119:143), esto significa que la palabra de Dios conforta al espíritu afligido y angustiado, por ello, la enseñanza bíblica debería ser una “delicia”, ya que Dios utiliza las Escrituras para aliviar la inquietud que provoca la angustia de espíritu.
“Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían” (Nahún 1:7) Una reflexión bíblica y un apropiarnos de la enseñanza bíblica, son dos elementos imprescindibles para ser liberados de la aflicción, sea del tipo que sea, ¿cuál fue la situación de Jonás? “Invoque en mi angustia a Jehová, y él me oyó” (Jonás 2:2) Hay diferentes situaciones de congoja, angustia y aflicción. La fe proviene de la lectura de la palabra de Dios: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17)
“En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios, él oyó mi voz, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos” (Salmo 18:6) “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia” (Salmo 32:7) “En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes” (Salmo 86:7) “Desde la angustia invoqué a JAH, y me respondió JAH” (Salmo 118:5) Todos estos textos bíblicos nos ayudan a buscar al Señor en la angustia, ¡y con la fe de que Él nos oye y responde! "Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" (1ª de Juan 5:14 y 15) ¡Ciertamente es voluntad de Dios!
“Y tú me honrarás”. Ahora entramos en la parte práctica de agradecimiento a Dios. ¿Cuál es la manera de honrar a Dios? “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma” (Deuteronomio 10:12 Un conjunto de comportamiento expresados en los siguientes verbos, que hablan de compromiso ante Dios: temer, andar, amar, y servir. Lo que el Señor dijo al pueblo de Israel, es aplicable a nuestras vidas, ya que ahora, mediante la obra de Jesucristo en la cruz, solamente existe un pueblo de Dios, compuesto por judíos y gentiles. Jesucrito unió a todos bajo la Obra redentora de la Cruz en el Calvario.
Comentarios
Publicar un comentario