LA ORACIÓN

 Juan Bta. García Serna

Todos los creyentes sabemos en cuanto a la importancia de la oración, pero una cosa es el conocimiento y otra es la práctica de la auténtica vida de oración. Así que, hemos de tener en cuenta lo que dijo el salmista: “Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón” (Sal.7:9) Así que, Dios sabe cómo oramos.

(1) La oración debe ser sincera ante Dios, el Padre: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas, porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres” (Mt.6:5)

(2)  La oración es definida como un clamor del alma: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Sal.42:1) (3) Como un anhelo de la presencia de Dios: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”  (Sal.42:2) (4) La oración es una intercesión del Espíritu: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Rom.8:26) “Orando en el Espíritu Santo” (Judas 20) (5)  La oración nos hace entender lo que Dios quiere enseñarnos: ”Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jer.33:3) (6) La oración debe ser perseverante: ”También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”  (Lc.18:1) “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz” (Sal.55:17) (7) La oración es intercesión: ”Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Ef.6:1) “Siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros” (Fil.1:4) ”Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Col.1:9)

(8) La oración es gratitud a Dios, aun en difíciles circunstancias: “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que deban a Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes” (Dn.6:10) (9) La oración nos ayuda a estar apercibidos contra la tentación: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mr.14:38) (10) Jesús es un ejemplo de vida de oración: “Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo” (Mt.14:23) “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Mr.1:35) (11) En la era apostólica los creyentes se reunían para orar: “Todos éstos perseveraban unánimes es oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos· (Hch.1:14) “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hch.2:42) “Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacia sin cesar oración a Dios por él” (Hch.12:5)

ORACIONES EQUIVOCADAS

En primer lugar: Aquellas que no son sinceras, según la enseñanza de Jesús (Mt.6:5) Este tipo de oración es ritual, vacío de sinceridad, solo tiene apariencia de vida espiritual, y como tal, será un estorba a la respuesta de Dios.

En segundo lugar: Aquella oración que pretende autojustificación ante Dios; así lo dijo Jesús con su parábola (Lc.18:9 al 14)

En tercer lugar: Aquellas que buscan Beneficio propio: “Pedís y no recibís nada porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Stg.4:3) ¡Queda claro que una motivación equivocada en la oración a Dios, no será respondida! Una reflexión es que, no hemos de orar para ser vistos de los demás, no hemos de orar para auto justificarnos ante Dios, ni tampoco orar para obtener beneficios, y así gastarlos en nuestros propios interese personales.

ORACIONES CON ESTORBO

 En primer lugar: Cuando no ha perdón a las ofensas de los demás; esta es la enseñanza de Jesús: “Y, cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” (Mt.11:25) Jesús enfatiza que, si no hay actitud de perdón hacia otros, tampoco lo recibiremos de Dios: “Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas” (Mt.11:26)

En segundo lugar: Cuando la actitud entre los cónyuges no es la adecuada, así lo enseñó el apóstol Pedro: “Vosotros maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1Ped.3:7)

En tercer lugar: Cuando hay usencia de fe, no por duda, sino por incredulidad: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dad. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor” (Stg.1:5 al 7) Jesús también dijo: “Por tanto, os digo que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá” (Mt.11:24)

ORACIONES QUE DIOS RESPONDE

En primer lugar: Cuando la oración está de acuerdo con la voluntad de Dios: “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que, si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él no oye” (1Jn.5:14) Lo que plantea este texto bíblico es que debe prevalecer la voluntad de Dios, y no nuestra propia voluntad. Pablo, el apóstol, experimentó la voluntad de Dios, cuando su deseo era que Dios le quitase el “aguijón” que tenía en su carne” “Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2Cor.12:8-9)

En segundo lugar: Cuando vivimos una experiencia auténtica de vida espiritual: “Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él (1Jn.3:22) ¡Una enseñanza que conlleva conocimiento y praxis!

En tercer lugar: Cuando hay perseverancia en una vida de oración, y no algo esporádico, así se nos enseña por Jesús: “También les refirió una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (Lc.18:1) Y cuando esto sucede, entonces Jesús, refiriéndose al Padre dijo: “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderles?" (Lc.18:7)

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