SALIDA DE LA ANSIEDAD
Juan Bta. García Serna
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
Un esbozo de un tema reflexivo que ha estado ahí, y sigue existiendo en la actualidad, el cual va creciendo en nuestros días de manera alarmante, y que atajarlo sólo sería posible si atendemos a las enseñanzas de las Sagradas Escrituras.
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros” (1ª Ped.5:7) La palabra “ansiedad” trata de un estado
anímico de desánimo, tal y como dice el salmista: “se deshace mi alma de
ansiedad” (Salmo119:28) Tal estado anímico de ansiedad conlleva tristeza que
afecta al alma y al cuerpo, así lo dice el profeta David en uno de sus salmos:
“se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo” (Salmo
31:9)
Quizás uno de los males de nuestro tiempo, aunque haya sido
una cuestión de cada época histórica, sea la ansiedad, y los cristianos, aunque
seamos sinceros en la vida espiritual, no estamos exentos de ella. Como es
natural, nos afecta el entorno en el que nos desenvolvemos, circunstancias
especiales, sean estas personales o familiares, y si a esto añadimos una
predisposición anímica negativa, entonces lo más fácil es caer en un estado de
ansiedad, que puede ser más o menos grave. Y en esa gravedad cayeron algunas
personas de reputación de vida espiritual según observamos en la Biblia.
Elías, un profeta de Dios: “Y él se fue por el desierto un día de camino, y
vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh
Jehová, quítame la vida, pues no soy mejor que mis padres” (1Reyes 19:4)
Job, un hombre “perfecto y recto”, según señala el primer capítulo que lleva
su nombre, también tiene una expresión de un estado anímico triste, al decir a
Dios: “Esta mi alma hastiada de mi vida; daré libre curso a mi queja, hablaré
con amargura de mi alma” (Job.10:1)
Jeremías, un profeta de Dios: “Maldito el día en que nací; el día en que mi madre
me dio a luz no sea bendito” (Jer.20:14)
Jonás, quien fue llamado por Dios para ir a evangelizar a Nínive, y en cierta
circunstancia expresó: “Y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la
muerte que la vida” (Jonás 4:9)
¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
Suele ser una carga: “Echa sobre Jehová tu carga, y él
te sustentará; no dejará para siempre caído al justo” (Salmo 55:22) Una
angustia: “Este pobre clamó, y le oyó Jehová: y lo libró de todas sus
angustias” (Salmo 34:6) Un afán desmedido, según dijo Jesús, tocante al
día actual y el “día de mañana” “Por tanto os digo: No nos afanéis por vuestra
vida”. “Así que, no os afanéis por el día de mañana” (Mateo 6:25,34). Sea cualquiera
que sea el “afán, ello traerá preocupación que afectará a nuestra salud física
y también estado anímico.
¿ES POSIBLE SALIR?
La oración: “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi
voz” (Salmo 55:17) “Busque a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis
temores” (Salmo 34:4) “Este pobre clamó y le oyó Jehová, y lo libró de todas
sus angustias” (Salmo 34:6) “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y
atentos sus oídos al clamor de ellos” (Salmo 34:15) “Claman los justos, y
Jehová oye, y los libra de todas sus angustias” (Salmo 34:17) Si la oración ha
de ser un remedio al estado anímico, ¿Por qué no se practica? La oración es
contestada, según el salmista, previo quebrantamiento: “Cercano está Jehová a los
quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18)
La fe: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre
caído al justo” (Salmo 55:22) Acudir a la palabra de Dios: “Se deshace
mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra” (Salmo 119:28) “Tú guardarás
en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha
confiado” (Isaías 26:3) Aceptar la paz de Cristo: “La paz os dejo, mi
paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da, no se turbe vuestro corazón” (Juan
14:27) Y de la paz otorgada por Dios: “Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús” (Filipenses 4:7) “Y la paz de Dios gobierne en vuestros
corazones, a la que asimismo fuisteis llamados (Colosenses 3:15)
Cuando nos ocupamos del Espíritu: “Pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz” (Romanos 8:6). Y poseer el fruto del Espíritu: "Mas el
fruto del Espíritu es gozo y paz” (Gál.5:22)
Y no debemos anular los buenos consejos pastorales, o de
hermanos/as maduros en la vida espiritual; y en muchas ocasiones será necesario
acudir a los profesionales, especialmente cristianos, ya que también están ahí
para ayudarnos en las crisis de ansiedad; los cuales son utilizados por Dios.
Además de lo dicho: ¡Cuidado con pensar que el creyente no debe pasar por este
trance depresivo!
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