TEXTOS BÍBLICOS (SAL.1:1-3)

Juan Bta. García Serna

Un corto comentario a estos textos bíblicos, que espero sean de ayuda a los lectores de este blog.

(v.1) “Bienaventurado el varón/ que no

anda en consejos de impíos/ ni en las

sendas de los pecadores se detiene,

ni se sienta en tertulia de mofadores.

 

(v.2) bien, tiene en la Ley de Yavé

su complacencia/ y en ella medita día

y noche.

 

(v.3) Será como árbol plantado a la vera

del arroyo, /que a su tiempo da su

fruto, /cuyas hojas no se marchitan. /

Cuanto emprenda, tendrá buen

Suceso”.


NACAR-COLUNGA

(Salmo 1:1 al 3)

Si uno se detiene a reflexionar sobre estos textos bíblicos, será un alimento espiritual al alma humana, ya que no se trata de saber lo que expresan, sino experimentarlos en la propia vida ¿estás de acuerdo? Jesús dijo: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis” (Jn.13:17) Y el apóstol Santiago, así lo expresó: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Stg.1:22) ¿Sólo eres un oidor de las Sagradas Escrituras? Pablo, el apóstol, señaló que, “el conocimiento envanece, pero el amor edifica” (1ªCor.8:1) O sea, ¡la necesidad de la praxis!

Esta enseñanza citada por el salmista, nos lleva a la meditación, es decir, a que hagamos una “parada en el camino”, y al adentrándonos al interior de nuestra vida, preguntarnos, ¿soy una persona “bienaventurada”, de acuerdo a la cita bíblica? ¡Créame, la felicidad que el pecado pueda ofrecer es efímera! En cambio, la Ley de Dios trae “complacencia” a todo aquel que la “medita día y noche”. Vivimos en un contexto social demasiado ajetreado. Y por ello, lo que realmente es relevante lo dejamos atrás, en el olvido. Hay un slogan que con dos expectativas de la vida: “La vida es muy corta y hay que vivirla”, y el otro slogan: “El infierno es eterno, y hay que evitarlo”.

Si esto no es así, sino que nos concentramos en la verdadera escala de valores, entonces la promesa de Dios es que, “cuanto emprenda, tendrá buen suceso”. ¿Quién no desea tal cosa en todo aquello que emprende? No obstante, hay un precio, como todo en la vida, y en este caso es, aceptar la enseñanza bíblica. Pero muchos no creen en ella, y otros, sí creen, pero son “religiosos no practicantes”; en una conversación entre amigos dijo el uno al otro: “si eres vegetariano”, ¿por qué comes carne?, y la respuesta fue: pues lo mismo que tú, que eres “cristiano no practicante”; ¡increíble contradicción!

Ahora bien, hay que definir el cristianismo, ya que no todo lo que nos enseñan es realmente la palabra de Dios, sino tradiciones impuestas por la mente humana, y en esto, Pedro, el apóstol, fue muy enfático: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1ªPed.4:11) Hay que decir, en alta voz: ¡que ninguna religión salva a nadie, sino exclusivamente, Jesucristo!  “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envío tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida” (Jn.5:24) “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn.14:6)

 

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