AMOR EN EL CONCEPTO BÍBLICO
Juan Bta. García Serna
UNA REFLEXIÓN
PASTORAL
EL AMOR
Una lectura de 1ª Epístola a los Corintios 13:1 al 3, nos
situará en el contexto bíblico de la palabra amor, según es expresada por el
Apóstol San Pablo: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor,
vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe” (v.1) “Y su tuviese
profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la
fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy” (v.2) “Y
si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase
mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (v3)
¿QUÉ ES?
Una “preocupación altruista, leal y benevolente por el bienestar de otra persona”, ¡así es!, además: “el amor es comunión entre personas; es una acción de entrega”, ¡y creo que así es! Si del amor quieres saber recurre a la definición paulina y él te lo hará saber, ya que el Apóstol San Pablo habla de un amor divino: “fruto del Espíritu” (Epístola de Gálatas 5:22), y no por méritos propios. Y también de una acción dinámica y no metal en la que tú y yo entramos a ejercer en la praxis y no sólo en el querer. ¿Sería suficiente una buena intención sino llevara en sí el hacer? ¡Leamos, de manera reflexiva, lo que la Biblia dice respecto al amor en el que uno debe creer!
Utilizaré varias versiones de la Biblia que destacan ciertos
matices de interés. “El amor es sufrido, es benigno (´bondadoso´); el amor no
tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido (´no
actúa indebidamente´), no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor (´no
toma en cuenta el mal´) no se goza de la injusticia (´no se alegra en la injusticia´),
más se goza de la verdad (´sino que se regocija con la verdad´); todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1ª Epístola a los Corintios 13:4
al 7)
¿Hay lenguaje humano que pueda
expresarse mejor? Si en la práctica uno cumpliese la palabra de Dios, se
acabaría, de manera fulminante toda crispación que abriga resentimiento y
dañino rencor. En la práctica todos fallamos, porque, aunque Dios en perfección
nos creó, pero la entrada del pecado de dan y Eva todo valor lo deterioró, al igual
que las demás cualidades que Dios en la humanidad depositó, porque “fuimos
hechos a imagen y semejanza de Dios” (Génesis 1:27)
Ahora, en Jesús hallamos una nueva recuperación por medio de
su muerte y resurrección; ¿no es algo increíble que podamos recuperar los
valores que Adán y Eva perdió? ¡Ojalá cale en nuestra mente y corazón lo que el
Apóstol San Pablo expresó, inspirado por Dios, que, “nuevas criaturas somos, y
que lo viejo pasó”! (2ª Epístola a los Corintios 5:17)
Cristianismo sin pecado original:
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