¿ACEPTAS TUS ERRORES?

Juan Bta. García Serna

"¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos"

Salmo del rey David (19:12)

"¿Quién podrá entender sus propios errores?" los errores propios, pero, sí destacar los ajenos, por ello, la pregunta del rey David es, ciertamente muy relevante, o sea, minimizar los fallos, o pecados personales, y en cambio, enfatizar los de los demás con cierto acento de gravedad; es obvio en toda clase social, ya que se convierte en normalidad lo que es anormal en ética, moral, espiritual, y aún dentro de los que profesan algún tipo de creencia religiosa, no obstante, el cristiano que siga la enseñanza bíblica tomará una actitud diferente, a otros comportamientos. 

(1) Entender y confesar los propios errores, o pecados, un vocablo que está perdiendo su auténtico significado, en contra del prójimo, será necesario dejar que el mismo Dios haga un escrutinio: "Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón" (Salmo 7:9), así que, tenemos esta urgencia del examen divino, si realmente queremos traer a nuestra vida los errores cometidos, que para nosotros no tienen tanta importancia, pero sí para el Señor que los examina.

(2) Entender y confesar los propios errores cometidos contra otros, ello establece la comunión con los demás, que quizás se haya pedido, y hay que recuperarla: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros" (Epístola de Santiago 5:16) Sabemos que una actitud de no arrepentimiento hacia un mal comportamiento con otros, acarrea la pérdida de confianza, o credibilidad en la otra persona/s, y para llevar a cabo esta actitud correcta se quiere humildad.

(3) Entender y confesar los propios errores, no es solamente ante los demás, sino previamente se debe hacer ante Dios, para que así podamos recibir el perdón: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1ªEpístola de Juan 1:8-9) Cuando cometemos pecados ante los demás, realmente, lo estamos haciendo ante el Señor, por ello, es necesaria una confesión a Dios.

“Líbrame de los que me son ocultos”

Ya que aún las cosas buenas que se hacen, pueden llevar en sí errores ocultos, por cuanto es incorrecta la motivación, o sea, no se busca que Dios lleve toda la gloria, sino que buscamos la nuestra propia, y aquí tenemos la certera exhortación paulina: “Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿Por qué te glorias como si no lo hubieras recibido?” (1ª Epístola a los Corintios 4:7) Hay errores ocultos cuando la imitación se deja arrastrar por lo que parece normal en otros, pero no es la conducta correcta, por ello, lo que realmente vale es ser imitadores de conductas de vida espiritual: “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros” (Epístola a los Filipenses 3:17) ¿Somos ejemplo a otros?

"Escudríñame, oh Jehová (Yaveh), y pruébame; Examina mis íntimos pensamientos mi corazón. Porque tu misericordia está delante de mi ojos, Y ando en tu verdad" (Salmo de David 26:2-3) ¿Es esta nuestra oración a Dios?

 

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