UN LLAMADO DE JESÚS

Juan Bta. García Serna

“Andando (Jesúis) junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando luego sus redes, le siguieron. Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes. Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron” (Mr.1:16 al 20) “Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió” (Mr.2:13-14)

Un escueto comentario en cuanto a estos textos bíblicos que, quizás hagan reflexionar al cristiano. Y al que no lo es, pasará del tema considerándolo que no tiene ninguna relevancia para él, por el motivo de no creer en las Sagradas Escrituras, que son la inspiración de Dios (2ªTm.3:16)

¿Cuál era la finalidad del llamado de Jesús?

1. Seguir a Jesús: “Venid en pos de mí” (v.17), o sea, ser un discípulo, alguien que le sigue, y ello conlleva aprender de la enseñanza y el ejemplo de Jesús. Y en lo que respecta a seguirle, las palabras de Jesús son muy enfáticas: a) Negarse uno a sí mismo: “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno  a)quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mr.8:34) b) Servir a Jesús: Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le horrará” (Jn.12:26) Jesús pone su propio ejemplo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Mr.10:45) En cambio, los discípulos: “Porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos” (Mr.9:34,35) c) Aprender de Jesús: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt.11:29)

 2.  Anunciar el evangelio. “Venid en pos de mí, y haré que seáis pecadores de hombres” (v.17

a) Jesús fue el ejemplo: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las siinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo (Mt.9:35) “Y les dij (Jesús a sus discípulos: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido” (Mr.1:38)

b) Jesús enseñó que se debía predicar el evangelio: “Estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar” (Mr.3:14) ”Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mr.16:15) “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch.1:8) “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, y entonces vendrá el fin” (Mt.24:14)

c) Los primeros cristianos siguieron el ejemplo y la enseñanza de Jesús: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hch.8:4) “Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada” (1ª Ts.1:8)

d) Argumento apostólico: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Ro.10:14)

3. llevar fruto: “Venid en pos de mí, Y haré que seáis pescadores de hombres” (v.17)

Ningún creyente debe estar satisfecho si no está dando fruto, en este contexto de llevar almas a Cristo. Hay algunas condicioines que son obvias, y que descuidarlas nos harán activivos, pero no efectivos; considermos lo que enseña la palabra de Dios para ser gnadoares de almas: a) Unidos a Jesús: "Permaneced en mí, y yo en vosotros, como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permaéis en mí. Yo soy la vida, vosotros los pámpanos; el que permacece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer" (Jn.15:4-5) b) Unidos a la plabra de Dios: "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios" (1ªPed.4:11) c) Unidos al poder de Dios: "Si alguno ministra, ministre conforme al poder de Dios" (1ªPed.4:11) d) Unidos a la sabiduría del Espíaritu: "Lo cual hablamos, no con palabras enseñandas por sabiduría humana, sino por las que enseñaza el Espíritu" (1ª.Cor.2:13) Así habló el Apóstol Pablo: "Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder" (1ª.Cor.2:4)


                                                                                        












 

                                                                                        













 

                                                                                       

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