EVANGELIZAR: PLAN DE DIOS
Juan Bta. García Serna
BASE BÍBLICA
Cada cristiano tiene ante sí un gran reto, y éste
es: evangelizar, ya que si no lo hace será hecho responsable
ante Dios de no llevar a cabo la misión del plan divino a favor de la
conversión de las personas (Ezq.3:18); y este cambio se lleva a cabo mediante
el "nacer de nuevo" (Jn.3:3), ya que las personas están perdidas en
sus "delitos y pecados" (E.2:1), por ello, es necesario que las
personas acepten a Cristo por la fe, y así ser hechos hijos/as de Dios
(Jn.1:12)
Ejemplo en el profeta Isaías.
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién
enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: He aquí, envíame a mí” (Is.6:8)
He aquí un llamado de Dios y una pronta respuesta por parte del profeta Isaías. ¿Así
será en cada creyente? ¿Quizás eludimos este llamado de Dios en aras de otras
prioridades? ¿Puede haber otros valores más valiosos que aceptar el llamado de
Dios? ¡Si eres cristiano te plantearás la exclamación que expresó el apóstol
Pablo! “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme;
porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1Cor.9:16)
Pablo destaca dos factores: a) “me es impuesta necesidad” b)
y, “¿ay de mi se no anunciare el evangelio!”. ¿Hay en cada uno de los
cristianos este anhelo por evangelizar?
¿Cuál es la razón expuesta por el apóstol Pablo para
la extensión del Evangelio? “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual
no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin
haber quién les predique?” (Rom.10:14) ¿Si eludimos esta lógica
bíblica, habrá conversiones? ¿Cuál fue la práctica de los primeros cristianos?
“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el
evangelio” (Hch.8:4) ¿Es así como hoy si está haciendo a nivel
personal y como congregación? ¿Se nos olvidan las palabras de Jesús a sus
discípulos? “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros
el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta la último de la tierra” (Hch.1:8) ¿Es algo que
estamos llevando a la práctica de manera individual y, como iglesia?
¿Qué hizo la iglesia de Tesalónica?
“Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la
palabra del Señor, no solo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar
vuestra fe en Dios se ha extendido” (1Ts.1:8). Algo que también había
hecho el apóstol Pablo: “De manera que, desde Jerusalén, y por los
alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo”
(Rom.15:19)
Jesús fue un ejemplo a imitar.
“Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando
y anunciando el evangelio del reino de Dios” (Lc.8:1) ¿Imitaremos este práctico
ejemplo? ¿Seremos sus discípulos si actuamos ausentando esa actitud de Jesús?
¿Y qué haremos con la gran comisión de Jesús a sus discípulos? “Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mt.28:19. Evangelizar
no debe ser algo esporádico, sino constante. ¿Por qué no se evangeliza? ¿Quizás
nos avergonzamos de extender el evangelio a las personas? Si así fuese,
entonces las palabras de Jesús son apropiadas a nuestra conciencia:
“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras
de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la
del Padre, y de los santos ángeles” (Lc.9:26) Pablo, el apóstol, sin duda conocía
esta palabra de Jesús, al decir que, “Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío, primeramente, y también al griego” (Rom.1:16)
UNOS REQUISITOS
a) una dependencia de Cristo Jesús: “Yo soy la
vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva
mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Jn.15:5) ¿Qué
significa este texto bíblico? ¡Una ´permanencia´ en la comunión personal con
Jesús! Cristo Jesús lo deja claro, si esto falla, entonces: “separados
de mí nada podéis hacer”. ¿Dependía Jesús, en su naturaleza
humana, del Padre? “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro,
salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Mr.1:35)
b) Una vida de testimonio personal, y la cual involucra compromiso con el necesitado: “Porque tuve hambre, y me distéis de comer; tuve sed, y me distéis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (Mt.25:35-36). ¿De qué habla Jesús? De atender al necesitado sea cualquiera que sea su necesidad, y son solamente a los de la familia de la fe, sino también al prójimo, según el segundo mandamiento de Dios: “Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Stg.2:8)
c) Una dirección del Espíritu Santo: “Mas el Consolador, el
Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las
cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn.14:26) “Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Jn.16:13).
La condición para testificar del evangelio era: “Pero recibiréis poder,
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hch.1:8). Así
fue la experiencia del apóstol Pablo al hablar el evangelio: “Y ni palabra
ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con
demostración del Espíritu” (1Cor.2:4)
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