¿QUÉ ES LO QUE SIEMBRAS?
Juan Bta. García Serna
Creo que no siempre somos conscientes de la importancia de aquello que pensamos, decimos y hacemos, pues de ello dependerá cuál será la calidad de nuestra vida espiritual. ¡Y Dios está ahí para examinar cada una de nuestras acciones sean buenas o sean malas! Creo que es un artículo con mucho ´calado´ bíblico en lo que respecta a la conducta.
Se cosecha lo que
se siembra
Cuatro lecciones de Gálatas 6:7-10
¿Opciones? ¿Prioridades? No tenemos suficiente tiempo, energías y recursos para hacer todo lo que quisiéramos hacer. ¿Qué quiere el Señor que hagamos? El apóstol Pablo nos anima a ver la vida como un jardín.
1. Dios hizo esta ley - v7
El hecho de que Dios creó el universo con un vínculo entre
‘causa’ y ‘efecto’ nos permite estudiar y entender el mundo en el que vivimos.
Este vínculo es una ley. Lo que decimos y hacemos tiene consecuencias. Tú y yo
no estamos exentos a esta ley. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues
todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Es posible que el fruto
demore. ¡Pero lo que sembramos llevará su fruto!
2. Hay semillas buenas
y malas - v8
Luego Pablo señala que no todas las semillas son buenas.
Podemos invertir parte de nuestro tiempo, energías y recursos en actividades
pecaminosas para complacer a nuestra carne. Incluso en el caso de las semillas
‘malas’, la ley sigue siendo cierta: se cosecha lo que se siembra. Las semillas
buenas y malas, incluso las más pequeñas, crecerán y acabarán dando fruto. Esto
es una advertencia si estamos sembrando malas semillas ¡Y de mucho aliento si
estamos sembrando buenas semillas!
3. No te canses, no desmayes - v9
Sembrar puede ser un trabajo duro. Involucra planear,
preparar, sacrificar y persistir. Es fácil cansarse y desanimarse. Las buenas
semillas pueden tardar mucho en germinar. Es posible que no veas el fruto que
urgentemente deseas ver. La indiferencia y la pasividad de personas a tu
alrededor pueden desanimarte. A veces, el buen trabajo que haces puede ser
criticado. Algunos incluso dirán que tus buenas semillas son realmente malas
semillas. Es posible que los que se benefician de tus labores no son
conscientes de tus sacrificios o se les olvida decir “¡gracias!” La necesidad
que observas a tu alrededor puede ser tan grande que te preguntes cuán efectiva
es tu pequeña contribución. Por eso el apóstol Pablo escribió: “No nos
cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.
4. Aprovecha las oportunidades - v10
Tal vez hayas notado que son las personas con un fuerte
sentido de la responsabilidad las que suelen acabar ‘quemadas’. ¿Por qué? Entre
ellos hay perfeccionistas y no pueden descansar hasta que las necesidades están
completamente satisfechas. Pero la mayoría de estas personas tienen un carácter
cariñoso y solidario y desean mitigar todas las necesidades que ven. Les
resulta muy difícil decir “no”. Así que también asumen el trabajo que “Dios
preparó de antemano” para otras personas (Ef. 2:10). Creo que por eso Pablo
añade esa declaración moderadora: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos
bien a todos…”. Al igual que Ester, Dios puede colocarte en el lugar adecuado
en el momento adecuado para hacer Su voluntad. El buen samaritano también
estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado.
Dondequiera que vayamos, estamos llamados a sembrar buenas
semillas. Pero a veces no tenemos la oportunidad de hacerlo. Por tanto, no
debemos sentirnos culpables cuando no podemos ayudar. Además, algunos
proyectos, algunos ministerios simplemente no son nuestro campo de servicio.
¿Deben los cristianos emplear su limitado tiempo, energías y recursos en proyectos sociales generales? Pablo responde: “hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.
A veces podemos ser llamados a buscar oportunidades. La
pasividad no es una virtud cristiana. En una de sus otras cartas, el apóstol
Pablo escribe: “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el
que siembra generosamente, generosamente también segará” (2Cor.9:6).
Sembrar y olvidar
Con el paso de los años, puedes olvidar las diferentes buenas
acciones que has realizado y las buenas palabras que has escrito o pronunciado.
A menudo lo hacemos. Pero incluso esas semillas olvidadas seguirán creciendo y
dando fruto. Así es como funciona el mundo de Dios.
Un último estímulo para no cansarse de hacer el bien: “Porque
Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis
mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”
(Heb.6:10). ¡Él nunca olvida!
Felipe Nunn – Eindhoven, NL - Julio 2022 Fuente: www.philipnunn.com/es/
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