CONVERSIÓN A CRISTO

Juan Bta. García Serna

Un tema de relevante valor espiritual dirigido a todos aquellos que creen que por pertenecer a una determinada confesión religiosa ya se creen seguros respecto a la salvación de su alma; esto es en razón de un desconocimiento de la enseñanza bíblica, que es realmente la que marca la auténtica dirección de poseer la salvación, que de manera exclusiva, está en Cristo Jesús. ¡Lee con detenimiento este escrito y pregúntate si eres SALVO!

CONVERSIÓN

1. ¿Qué significa la conversión?

La conversión significa volverse a Dios, ¿y si así fuese?, la respuesta dada por Dios en el libro de Levítico (26:9) “porque yo me volveré a vosotros”. Si hay una conversión ésta ha de ser genuina: “Por esto, pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento” (Joel 2:12) Una conversión es un cambio tal que no cabe un fingimiento, como dice el profeta Joel (2:13) “Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”. ¡Así es Dios!

2. ¿Hay una conversión para todos?

Hay una invitación para todos, tanto para el pueblo israelita, como para el pueblo de los gentiles. Así lo dice el evangelio según Lucas (1:16) “Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor de ellos”. Y en Hechos de los Apóstoles (15:3) “Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causando gran gozo a todos los hermanos”. Y en Hechos de los Apóstoles (1:8) Jesús envió a sus discípulos a predicar el Evangelio sin excepción alguna: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. ¡Universalidad!

3. ¿Es importante la conversión?

La importancia está en ser o no ser salvo, ya que aceptar a Jesús o rechazarle determinará dónde uno ha de pasar la eternidad. Uno debe rechazar de plano la filosofía atea de que después de la muerte no existe nada, algo contrario a la clara enseñanza bíblica, según el evangelio de Mateo (25:46) “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. Tal lugar es definido por Jesús, en el evangelio según Mateo (13:42) “Y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Y si recurrimos al libro de Apocalipsis (21:8) ¿Quiénes irán a ese lugar? “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idolatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre”. ¡Dios no hace acepción!

4. ¿Qué pasará con los convertidos?

El texto bíblico lo señala claramente, en el libro de Apocalipsis (21:4) ¿A dónde van los salvos? “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor”. Según la Biblia hay dos lugares para las personas que dejan este mundo: “vida eterna”, o “condenación”, según el evangelio de Juan (5:24) “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envío, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida” (Jn.5:24) Jesús, en los días de su ministerio, según el evangelio de Marcos (1:15), advirtió de la condición para ser salvos: “El reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio”. Y según el evangelio de Juan (1:12) “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad (´autoridad´) de ser hechos hijos de Dios”-Como dice Mons. José Ignacio Munilla /05/03/17 “Nadie es cristiano de nacimiento; todos necesitamos la conversión”. Y es así como lo apunta el texto bíblico citado, por ello, no se ha de confundir el haber sido creación de Dios, con el ser hijos adoptados por medio de Cristo Jesús.

5. ¿Cómo puede ser uno hijo/a de Dios?

A través de “nacer de nuevo”, en el sentido espiritual, ¡claro! Según el evangelio de Juan 3:3: “De cierto, de cierto os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Y esta obra (´cambio de vida´) se lleva a cabo por medio de Dios, según el evangelio de Juan (3:6) “Nacido del Espíritu”. En la conversión solamente actúa la gracia de Dios, según la epístola de Pablo a los efesios (2:8 y 9) Y las buenas obras son una consecuencia y no una causa (Ef.2:10), o sea, que las buenas obras son producto de la conversión. Si uno lee la Biblia con imparcialidad, no tendrá ninguna duda respecto a ello.

 6. ¿Se convierte uno en perfecto?

En la conversión uno no se convierte en perfecto, pero sí en una persona nueva: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2Cor.5:17) En la conversión hay un proceso hacia la madurez, tal como lo expresa Pablo:, tomando algunas de sus frases: “Habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestidos del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando” (Col.3:9-10) Y aunque el cristiano nunca llegará a ser ´perfecto´, pero sí podemos expresar las palabras del apóstol Pablo, de seguir adelante: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto: sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante. Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil.3:12-14) ¿Cuál es la meta que deseamos alcanzar?

7. ¿Por qué la conversión?

Porque el ser humano es pecador por naturaleza, y así lo observamos desde la caída adámica. Y se advierte en las personas antediluvianas: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Gén.6:5) Y así también lo vio Dios en los días de Sodoma y Gomorra: “Más los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera” (Gén.13:13) ¿Y qué dice el profeta Jeremías? “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?” (Jer.13:23) En el libro de Eclesiastés: “Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse” (Ecl.1:5)) ¡No hay cambio sin Cristo Jesús!

8. ¿Cómo llegar a la conversión?

En la epístola a los Efesios se nos presenta el cómo llegar a ese momento de la conversión. Hay tres cosas destacables en estos dos versículos: (a) “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación” (b) “y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (c) “que son las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Ef.13 y 14) A través de esta inequívoca enseñanza apostólica, ¿podría decir? ¡Soy salvo!

 Juan Bta. García Serna

03/04/21

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