ESTER Y MARDOQUEO
Juan Bta. García Serna
Recopilo este artículo que me ha parecido interesante. Creo necesario que se lea todo el libro de la historicidad bíblica del libro de Ester, ya que de esta manera se tendrá una compresión más exhaustiva del contexto de la narrativa. ¡Sin duda que, su lectura pausada y reflexiva no le decepcionará!
El libro de Ester
Ester y Mardoqueo
La interacción entre la soberanía de Dios
y nuestra responsabilidad.
Algo no está bien. Y
en lo profundo de su corazón usted sabe que no está bien. ¿Debe usted decir
algo al respecto? ¿A quién? ¿Cuándo? ¿Y qué pasa si los demás no están de
acuerdo o no quieren escuchar? Tal vez usted ha pasado por algo así. Mardoqueo
se enteró de que algunos de los oficiales de la corte estaban tramando un
complot para matar al rey. ¿Será que debía hablar? Eso podía ser peligroso. La
reina Ester fue informada de que Amán tenía un plan para exterminar al pueblo
judío que habitaba en el Imperio Persa. Ese plan se había convertido en una
ley. Ninguna ley de los Persas podía ser cambiada o anulada. ¿Será que ella
debía hablar? ¿Era ya demasiado tarde? Este libro de Ester ha sido escrito para
recordarnos que nuestro Dios es soberano y está en control de lo que pasa en el
mundo. Podemos confiar en Él y no hay necesidad de que vivamos con temor. Pero
este libro también se escribió para recordarnos que Él coordina las
‘coincidencias’ de modo que usted y yo estemos en el tiempo y lugar correctos
para poder hablar o actuar en Su nombre. Cada año, en el mes de Adar (febrero o
marzo), el pueblo judío celebraba la bondad de Dios y el coraje de Ester y
Mardoqueo en el festival de Purim.
1. La historia
Los tatarabuelos judíos de Mardoqueo fueron llevados al
exilio por Nabucodonosor, el rey de Babilonia. Años después, el Imperio Persa
absorbió a Babilonia, extendiéndose finalmente desde la India hasta Etiopía. En
el 483 a.C. el rey Persa Jerjes (Asuero, en hebreo) organizó un evento de 180
días para reunir a los nobles y príncipes de su vasto imperio. Los
historiadores sugieren que el propósito de esta reunión era planear su fallido
intento de ataque a Grecia en el 480 a.C. La reunión incluyó grandes celebraciones.
Cuando su hermosa esposa Vasti no se presentó al ser llamada, el rey la
destronó. Esto llevó a que se diera inicio a la búsqueda de una nueva reina.
Ester estaba entre las hermosas mujeres que se escogieron como candidatas. Ella
era huérfana y había sido criada por su primo Mardoqueo. El rey había dado
permiso para que los judíos volvieran a Jerusalén, y un buen número de ellos ya
lo había hecho. Mardoqueo y su familia, sin embargo, escogieron quedarse en
Susa, una de las 4 capitales del Imperio Persa y donde se ubicaba el palacio de
invierno del rey. Había evidencia de antisemitismo en el imperio, pero no
suficiente como para impedir que los judíos tuvieran trabajos de alto rango,
como Daniel y Nehemías. Mardoqueo también había conseguido un muy buen trabajo
“a la puerta del rey” (2:19), el sitio donde se llevaban a cabo las
transacciones legales y se hacía justicia. En el libro de Ester, también Amán,
un visir del rey, juega un papel central. Hoy en día, probablemente lo
etiquetaríamos como una persona narcisista. Mardoqueo rehusó inclinarse ante
él. La tensión va aumentando en la narrativa a medida que Amán busca vengarse.
Él logra que el rey emita un decreto “con la orden de destruir, matar y
exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo
día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse
de sus bienes” (3:13).
Al oír esto, los judíos del imperio ser atemorizaron y
clamaron a su Dios. Una medida tan extrema como la de este edicto dejó a la
ciudad de Susa “conmovida” (3:15). Mardoqueo le informó a Ester sobre esta
nueva ley, y ella se presentó ante el rey. El rey mandó a matar a Amán y se
emitió un nuevo decreto que le permitía a los judíos preparase para defenderse.
El libro de Ester narra una historia interesante, con suspenso, intriga,
maldad, ironía y valor. ¡Le recomiendo leerla en su Biblia y disfrutar la
narración! Además de ser inspiradora, esta historia contiene algunas
reflexiones y lecciones importantes para nosotros hoy en día.
2. ¿Pero por qué yo?
Tal vez usted ha visto, ha escuchado o se ha enterado de
algún ‘problema’ serio en su familia, su iglesia, el colegio de su hijo, su
lugar de trabajo o en la sociedad de la que forma parte. ¿Hay alguna razón por
la que usted debería decir algo al respecto? Las personas que se atreven a
denunciar las cosas son usualmente admiradas por una silenciosa mayoría, pero
son ejecutadas por una escandalosa y poderosa minoría. ¿Por qué correr el
riesgo? Si usted decide hablar queda involucrado en el asunto. El nombre de
Dios no se menciona ni una sola vez en el libro de Ester. Pero la mano de Dios
se ve claramente a lo largo de toda la historia: Dios asegura que Mardoqueo
consiga el trabajo correcto, que escuche la conversación de los homicidas, que
tenga las conexiones correctas para poder advertir al rey, y más. ¿Por qué
Mardoqueo? La mano providencial de Dios lo puso en el lugar correcto en el
momento indicado. ¿Puede usted ver evidencia de la mano providencial de Dios en
su situación? ¿Será que Ester debía interceder frente al rey a favor de los
judíos? La tradición no permitía que una persona entrara a la presencia del rey
sin ser llamada (4:11). Ester no era la excepción. No había sido llamada a ver
al rey en 30 días. Pudo haber dudado de su capacidad para la tarea, pensando
que ella era demasiado joven, demasiado inexperta, no muy buena para la lectura
(4:8), una huérfana, una extranjera, o sencillamente porque era mujer. ¿Por qué
Ester? Ningún ángel le habló como lo hizo con Gedeón y María. Ella no tuvo
ningún sueño inspirado por Dios como José y Pablo. Y aun así la mano
providencial de Dios era visible en sus circunstancias. Mardoqueo le hizo caer
en cuenta de esto: “¿…Quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
(4:14). Para evitar el riesgo de actuar, se nos vienen a la mente personas que
están mejor capacitadas o tienen más experiencia que nosotros. Se nos ocurre
que hay un tiempo más indicado para hacer lo que hay que hacer. Cuando Dios
llamó a Moisés, él dijo “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de
Egipto a los hijos de Israel?” (Éx.3:11). Cuando Dios llamó a Jeremías, él
objetó “He aquí, no sé hablar, porque soy niño” (Jer.1:6). Cuando Dios llama,
ese tipo de objeciones no son una muestra de humildad.
Hace un tiempo, en septiembre del 2018, me invitaron a un
programa cristiano más bien liberal aquí en Holanda, llamado NiewLicht café,
para participar en un debate sobre la homosexualidad. Iba a ser un debate
público a realizarse en un bar y dirigido por un personaje conocido en la
televisión holandesa. La prensa iba a estar presente, pero el programa no iba a
ser filmado. “¿Por qué yo?” pregunté. “Porque necesitamos a alguien que defienda
la postura bíblica tradicional” fue la respuesta. Mientras buscaba la guía del
Señor sobre qué hacer, se me ocurrían muchas razones por las que yo no era la
persona correcta para esa tarea: Mi holandés es limitado. Prefiero pensar
estando sentando en mi oficina, no en público. Nunca he hecho esto antes. Ellos
probablemente estén buscando a alguien para tildarlo de ‘fundamentalista’ y
‘homofóbico’. Pronto me di cuenta de que mi razón principal para no participar
era temor. El Señor no nos llama a actuar porque seamos los mejores. Tampoco
porque nuestras palabras por sí solas puedan cumplir Su propósito. Pero Él sí
usa nuestra disposición y nuestras palabras. Al día siguiente me llamaron de
nuevo y les dije: “Sí, ahí estaré”.1
3. Prepare su corazón
El rey Asuero no era judío. Tampoco un rey
temeroso de Dios. ¿Por qué tendría un judío que arriesgar su vida para
salvarlo? Quizá porque ser bueno, leal y fiel son virtudes piadosas. Quizá
porque el profeta Jeremías exhortó a los judíos a ser ciudadanos responsables y
comprometidos: “Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y
rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jer.29:7). Si
usted no ha preparado su corazón para ser un fiel testigo de Cristo, para
luchar por lo que es correcto, para vivir conforme a la Palabra de Dios, es muy
poco probable que vaya a sentir la necesidad de tener un comportamiento
distinto al que tienen las personas a su alrededor. Va a ser insensible a la
guía del Espíritu Santo indicándole que actúe, que persevere o que hable. El
hermoso fruto de la fidelidad requiere raíces profundas. La reina Ester creció
en la casa de Mardoqueo. El carácter moral a menudo se transmite a otros por
medio de nuestro ejemplo, por esos pequeños actos diarios de amor, gracia y
fidelidad. Cuando Mardoqueo le pidió por primera vez a Ester que se presentara
ante el rey para rogar por la vida de los judíos, lo único que ella vio fueron
peligros y dificultades (4:9-11).
Esta hermosa y delicada joven no era una
heroína por naturaleza. Para arriesgar su vida, usted primero tiene que
preparar su corazón. Ella lo pensó un poco más. Luego respondió, “Ve y reúne a
todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis
en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y
entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco,
que perezca” (4:16). Ella era consciente de que, incluso ayunando, Dios no
puede ser manipulado. Solo después de tomar una decisión de corazón, una
decisión de rendirse a la causa de Dios, crecerá el deseo y la disposición de
arriesgar todo por Él – y el hacer esto sin amarguras. Ese abandono radical se
ve a menudo en las Sagradas Escrituras. Lo vemos en la decisión de corazón en
el Getsemaní cuando Jesús oró, “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero
no se haga mi voluntad, si no la tuya” (Lc.22:42). También la vemos entre los
profetas arriesgaron sus vidas para proclamar los no muy populares mensajes que
Dios les dio. Lo vemos en Pablo quien arriesgó su vida haciendo viajes bastante
peligrosos, y en los apóstoles que estuvieron dispuestos a desobedecer a las
autoridades para poder predicar a Cristo. Podríamos llamarlo esto una
“obediencia inteligente calmada y radical”.
Esta actitud de corazón se puede hallar
también en las biografías de muchos misioneros norteamericanos y europeos del
siglo diecinueve que decidieron mudarse a África con un tiquete sin regreso
para llevar el evangelio. Muchos de ellos se enfermaron allí y murieron. Si no
se prepara el corazón, los llamados que involucran peligro físico o la
posibilidad de sufrir pérdidas, serán automáticamente rechazados.
4. Haga un plan y sea flexible
Mardoqueo tomó un gran riesgo al
denunciar la traición de los oficiales del rey. Si hubiera compartido el
complot con la persona equivocada, lo podrían haber silenciado fácilmente. De
hecho, unos años después, esa fue exactamente la manera en la que el rey Asuero
murió – asesinado por unos de sus oficiales en el 465 a.C. Mardoqueo pensó con
cuidado la situación y optó por compartir esta delicada información con la
reina Ester, quien informó al rey (2:22). Usted puede tener la razón, pero eso
no lo exime de actuar con cautela. No todo el mundo ama ni desea saber la
verdad. De hecho, algunos aborrecen la verdad. Para poder hablar con el rey, la
reina Ester necesitaba su aprobación. Ella fue escogida por el rey Asuero como
reina debido a su belleza, así que se vistió con su atuendo real y se paró
donde él la pudiera ver. Él extendió su cetro de oro hacia ella. Ahora ella
podía acercarse al trono. Entonces el rey le preguntó, “¿Qué tienes, reina
Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará” (5:3). ¡Que
buen comienzo! Ella no le pidió inmediatamente por la seguridad de los judíos.
Ella tenía un plan. Había preparado una
comida para tres. “Si le parece al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete
que he preparado para el rey” (5:4). En la mayoría de los casos, ya sea en la
iglesia, el colegio, el trabajo o el gobierno, hay unos protocolos
establecidos. Su decisión de ‘hablar’ puede tener una mejor probabilidad de ser
efectiva si primero investiga quiénes son los responsables, quiénes tienen el
poder de efectuar un cambio, y busca consejo sobre cómo dirigirse a ellos. A
menudo es importante escoger bien el momento. A veces es necesaria la
confrontación, a veces funciona mejor la diplomacia. Su objetivo no es ventilar
su indignación, ira o frustración, sino promover un cambio positivo. Moisés no
instigó una rebelión entre los esclavos en Egipto, sino que se dirigió al
Faraón. Daniel y Nehemías también son buenos ejemplos de planear con cuidado y
usar la diplomacia. Planear y seguir ese plan demanda de usted algo adicional:
paciencia, calma, enfoque, flexibilidad y persistencia. En esto, la reina Ester
nos es un ejemplo e inspiración.
5. Dos errores: obsesión e ingenuidad
Actitudes y expectativas equivocadas
agregan cargas innecesarias a su vida de obediencia. Primero, lo que usted ve
que debe cambiar se puede convertirse en una obsesión. Esta actitud destructiva
es evidente en Amán, el enemigo de los judíos. Se nos presenta a Amán como un
amante del estatus y el poder. Cuando el rey lo ascendió a un rango superior,
“y lo honró, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él”
(3:1), él esperaba que automáticamente todos se inclinaran ante él. Pero esto
no ocurrió de forma espontánea. El rey tuvo que dar la orden para que la gente
lo hicieran (3:2). Amán estaba muy contento con semejante honor. Pero entre la
multitud en Susa que se inclinaba ante él, un hombre no lo hacía. “Y vio Amán
que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de
ira” (3:5). Amán era un hombre muy rico. Tenía todo lo que un hombre podría
desear. Después de disfrutar del primer banquete con el rey y la reina, “salió
Amán aquel día contento y alegre de corazón… mandó a llamar a sus amigos y a
Zeres su mujer, y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de
sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido, y con que le
había honrado sobre los príncipes y siervos del rey… Pero todo esto de nada me
sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey”
(5:9-13).
La frustración que sentía por el
comportamiento de un hombre era más fuerte que todas las razones que tenía para
gozarse de su vida. Su frustración se convirtió en una obsesión. Esto también
le puede pasar a un cristiano con buenas intenciones. El pecado, el desorden o
la injusticia que usted ve se pueden volver una obsesión en su vida. No permita
que esto le pase. No olvide sus muchas bendiciones, las personas y cosas buenas
y hermosas que Dios ha puesto a su alrededor.
Una segunda fuente de cargas innecesarias
es la ingenuidad. Una forma de ingenuidad es el esperar que los demás nos
agradezcan. Después de que Mardoqueo revelara el complot para matar al rey,
“los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y fue escrito el caso en el
libro de las crónicas del rey” (2:23). Mardoqueo decidió hablar, dijo la
verdad, salvó la vida del rey y luego la vida volvió a lo normal. Mardoqueo no
recibió las gracias. Fue olvidado. El siguiente capítulo inicia con
engrandecimiento de Amán. Si no se tiene cuidado, nuestras expectativas
insatisfechas pueden convertirse en profundas frustraciones o incluso amargura.
Los humanos somos más propensos a señalar lo malo que a celebrar lo bueno.
Todos tenemos esa debilidad. Es muy fácil decir ‘gracias’, pero fácilmente
olvidamos decirlo. Pero al Señor no se le olvida. Más o menos cinco años
después (2:16, 3:7), justo una noche antes de que Amán fuera a pedirle al rey
que le permitiera colgar a Mardoqueo en la horca, vemos la mano providencial de
Dios actuando: “Aquella misma noche, se le fue el sueño al rey, y dijo que le
trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su
presencia. Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot
de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que
habían procurado poner mano en el rey Asuero.
Y dijo el rey: qué honra o qué distinción
se hizo a Mardoqueo por esto. Y respondieron los servidores del rey, sus
oficiales: Nada se ha hecho con él” (6:1-3). A la mañana, de una forma muy
especial, ¡el rey expresó su gratitud a Mardoqueo! ¿Está usted esperando una
expresión de gratitud? Sea realista. No sea ingenuo. Todos somos olvidadizos.
Todos a veces damos por sentado lo que otros hacen por nosotros. Pero “Dios no
es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado
hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Heb.6:10).
¡El Señor se deleita en que usted permanezca fiel!
Otra forma de ingenuidad es esperar que el
enemigo se rinda sin dar pelea. Sería grandioso que, con simplemente anunciar
la palabra de Dios, con simplemente hacer pública la verdad, hubiera
arrepentimiento, perdón, cambio y armonía. Pero normalmente las cosas no
funcionan así. A veces exponer la verdad o mantenerse firme en sus principios
solamente intensifica la tensión. Las represalias pueden hacer que nos preguntemos
si ese llamado a actuar que sentimos realmente venía de Dios. Los tres amigos
de Daniel fueron arrojados al voraz horno de fuego porque rehusaron inclinarse
ante la imagen de Nabucodonosor (Dan. 3:20). Pero el hecho de que Mardoqueo
rehusó a inclinarse ante a Amán afectó negativamente a todos los judíos en el
Imperio Persa: “Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le
habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a
todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo”
(3:6).
Los seres humanos estamos interconectados. Para bien o para mal, lo que haga una persona puede afectar la vida de muchos otros. Hay hombres y mujeres malos que toman represalias contra usted haciéndole daño a otros inocentes, a su familia o a sus seres queridos. Su objetivo es la de dividir a quienes los han denunciado y apagar su deseo de continuar. Cuando Moisés y Aarón, enviados por Dios, le pidieron a Faraón “Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto”, su respuesta fue: “Estáis ociosos, sí, ociosos… id pues, ahora, y trabajad. No se os dará paja, y habéis de entregar la misma tarea de ladrillo” (Ex. 5:1-18). ¡La carga de trabajo de los judíos se hizo aún más pesada! Si siente el llamado a hablar, hable. Hágalo con cuidado. Y esté preparado para las represalias. No se permita que el mal que ve se convierta en obsesión. No espere recibir expresiones de gratitud o lograr progreso sin tener que luchar. El ser realistas nos librará de cargas innecesarias.
6. ¿Desanimado? ¿Considerando darse por vencido?
Algunos conflictos morales,
teológicos, interpersonales e ideológicos pueden alargarse por varios años. Tal
vez solamente usted o un grupo pequeño de personas están enterados del
problema. La tarea que enfrenta es abrumadora. El poco impacto es desalentador.
Se siente marginalizado o abandonado. Está considerando seriamente darse por
vencido. Quizá usted sabe que muchos son conscientes del problema, pero parece
que no les importa. No les afecta directamente o han aprendido a convivir con
el problema. La falta de interés y la pasividad de ellos le frustra. Usted nota
que se está volviendo negativo y amargado. ¿Será que ya es tiempo de parar? ¿Se
puede imaginar la carga tan grande que había sobre los hombros de Mardoqueo?
¡Las vidas y el futuro de todos los judíos parecían estar ahora sobre sus
hombros! Esa forma de pensar hubiera hecho que Mardoqueo cayera en
desesperación. Pero él sabía que los judíos no eran su pueblo, ¡sino el de
Dios! Lea detenidamente lo que Mardoqueo le dice a Ester: “Porque si callas
absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte
para los judíos; más tú y la casa de tu padre pereceréis” (4:14). Mardoqueo
sabía que él y Ester tenían la responsabilidad de actuar, pero esa
responsabilidad estaba profundamente arraigada en el conocimiento de la
soberanía de Dios. Dios había hecho una promesa incondicional a Abraham y sus
descendientes (Gen. 17:1-8). Él sabía que Dios nunca iba a abandonar a Su
pueblo. Si la reina Ester no actuaba, vendrían consecuencias serias, pero el
futuro de los judíos era responsabilidad de Dios, no de ellos. ¿Puede ver lo
importante que es esto? ¿Cómo afectaría su conocimiento de la soberanía de Dios
la forma en que usted ve a sus hijos, padres, iglesia, estudio, trabajo,
sociedad…y el dilema o lucha en la que está implicado en este momento?
La interacción entre la soberanía de Dios
y nuestra responsabilidad es el marco bíblico para nuestra vida y ministerio.
Moisés lideró el pueblo de Israel, pero era consciente de que ellos eran el
pueblo de Dios. Noé construyó el arca, pero Dios trajo a los animales y cerró
la puerta. Sadrac, Mesac y Abed-nego permanecieron fieles a la palabra de Dios,
pero Dios determinó si ellos vivirían o morirían quemados (Dan. 3:16-18).
Siendo joven, David enfrentó a Goliat, convencido de que “Jehová no salva con
espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en
nuestras manos” (1Sam 17:47). Nunca olvide, querida hermana o querido hermano,
que la batalla es del Señor y nosotros somos solamente soldados en Su ejército.
Aferrarse a la realidad de la soberanía de Dios no debe llevarnos a un
fatalismo pasivo. El conocimiento de la realidad de la soberanía de Dios nos es
dado para ayudarnos a servir fielmente al Maestro ¡sin llevar sobre nosotros
esa abrumadora carga de responsabilidad! Los creyentes predicaban el evangelio
a un mundo perdido, sabiendo que Cristo mismo está edificando Su iglesia.
Cuando se enfrentaban a la oposición, “alzaron unánimes la voz a Dios, y
dijeron: Soberano Señor… se unieron… Herodes y Poncio Pilato… para hacer cuanto
tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor,
mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra”
(Hch.4:23-29). ¿El cansancio o el agotamiento está causando su desánimo?
Intente ver ese reto que enfrenta a través
de los lentes de la soberanía de Dios. No cargue más de lo que Dios le pide que
cargue. Si usted llega a la conclusión de que Dios le está llamando a seguir
involucrándose en el asunto, entonces continúe. “No nos cansemos, pues, de
hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gál.6:9). Y
mientras se ocupa en esa labor, comparta todas las cargas con Él (Mt.
11:28-30). Si no lo hace, ¡el peso de la responsabilidad lo puede aplastar!
7. La crítica y la polarización
Al leer comentarios sobre el libro de
Ester, notará que Mardoqueo y Ester son elogiados, pero también criticados.
Mardoqueo, por ejemplo, es criticado por buscar su bienestar personal en Persia
y en vez de regresar con otros judíos a Jerusalén para reconstruirla. Es
criticado también por buscar tener el control sobre la vida de su prima menor,
Ester, y por usar la posición de ella como reina para aumentar su estatus en el
imperio. Ester es criticada por hacer uso de su belleza física, por adaptarse
demasiado a la cultura Persa (en contraste con Daniel y sus amigos, quienes
pidieron no ser contaminados con la comida del rey) y por ser muy vengativa
(9:13). Puede que haya algo de verdad en esas críticas. Después de todo,
Mardoqueo y Ester eran seres humanos con una naturaleza caída, al igual que
usted y yo. Si los demás pudieran observar de cerca la vida suya y la mía,
estoy seguro de que encontrarían alguna cosa que criticar.
Lo que me anima mucho es que ¡el Señor ha
escogido hacer Su obra en la tierra por medio de personas imperfectas! Por eso,
¡Él puede también obrar a través de usted y de mí! Aarón, el hermano de Moisés,
fue escogido por Dios para ser el Sumo Sacerdote – aunque él fue quien hizo el
becerro de oro que adoraron los israelitas. Jonás fue escogido por Dios para
ser el primer misionero internacional – aunque su actitud no era siempre la
mejor. El rey David fue usado por Dios para escribir muchas de las canciones de
alabanza de Israel – aunque fue un hombre que tuvo sus fracasos morales. Cristo
le dio a Pedro un rol clave en Su iglesia – aunque era muy impulsivo y le negó
tres veces. Por supuesto, el Señor desea que nos esforcemos por vivir vidas
santas. Él quiere ver crecer el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Cuando fallamos, Él desea ver en nosotros un verdadero arrepentimiento. En Dios
encontramos siempre gracia, perdón y una nueva oportunidad. Dicho esto, he
notado que todo siervo de Dios será criticado en algún momento. También he
aprendido que la mayoría de las críticas tienen un elemento de verdad. Pídale
al Señor que le permita ver qué parte de la crítica debe aceptar. Deseche el
resto. Es necesario advertir que luchar contra las críticas consume mucha
energía. Permita que su Dueño lo defienda. Si somos humildes, todas las
críticas (constructivas y agresivas) pueden ser usadas por el Señor para
ayudarnos a crecer y madurar. Aprenda de la crítica. No permita que la crítica
lo deprima o paralice.
La fiesta de Purim: Para escoger la
fecha para exterminar a los judíos, Amán siguió la superstición Persa y “había
echado Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos”
(9:24). Echar la suerte sería algo así como tirar los dados. La suerte cayó en
el día 13 del mes de Adar. Con la intervención de Ester, el día en el que Amán
tenía planeado exterminar a los judíos, se les permitió a los judíos defenderse
y destruir a sus enemigos. Y lo hicieron con éxito. Al día siguiente, el día 14,
los judíos descansaron y celebraron a lo largo y ancho del Imperio Persa.
Llamaron esta celebración Purim, usando a la palabra Persa pur y agregándole la
terminación para plural en el idioma hebreo (9:26). Los judíos en la ciudad de
Susa pelearon un día más, y descansaron y celebraron el día 15 (9:16-19).
Cuando Mardoqueo mandó a los judíos que
convirtieran esa celebración en un festival anual, los judíos de la zona rural
que vivían en las aldeas querían que Purim se celebrara el día 14 y los de Susa
el día 15 del mes de Adar. Creció una seria desunión entre los judíos. ¡Se
polarizaron! Pueden surgir desacuerdos en el fragor de la batalla. Estas
también pueden surgir después de la victoria. Muchas veces la polarización se
da por desacuerdos sobre asuntos que son importantes, pero no esenciales. Tenga
cuidado, polarizaciones y divisiones generan debilidad y desánimo.
Eventualmente llegaron al acuerdo de celebrar Purim anualmente durante los dos
días (9:28). Para afirmar ese acuerdo, Mardoqueo y Ester enviaron una segunda
carta “para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados” (9:29-31).
Para poder trabajar juntos de forma efectiva necesitamos tener unidad en las
cosas fundamentales. Y debemos saber y estar de acuerdo sobre cuáles son esas
cosas fundamentales. Usted probablemente también ha notado que es muy fácil
convertir toda diferencia sincera en algo fundamental. ¡Manténgase enfocado!
Recuerde que solo en el cielo viviremos una completa perfección.
8. Brille como una estrella
El nombre hebreo que le pusieron a Ester
cuando nació era Hadasa. Existe un centro médico en Jerusalén que fue llamado
así en honor a ella. Ester era su nombre Persa y significa ‘estrella’. ¡Ella
definitivamente brilló como una estrella en esos tiempos tan difíciles! Nosotros
también estamos llamados a resplandecer “como luminares” (Filip.2:15) Entre más
oscuro esté el cielo, más brillan las estrellas. El Señor Jesús ve a su pueblo
como luces en medio de un mundo de oscuridad. “Vosotros sois la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz
y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los
que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres…” (Mt.
5:14-16). No estamos llamados a quejarnos de que tan oscura está la noche.
Tampoco debemos temerle a la oscuridad, ni deprimirnos a causa de ella. Tampoco
debemos escondernos. ¡Estamos llamados a brillar! A nuestro alrededor vemos
personas celebrando su derecho de abortar a sus bebés, injusticia social, la
intolerancia y la agresividad de la nueva ideología de género, la
desintegración de la unidad familiar tradicional, la intolerancia y la
persecución del pueblo de Dios, el creciente poder de censura que tienen las
Big Tech, el daño que se hace a nuestro planeta… ¡la oscuridad a nuestro
alrededor puede ser realmente abrumadora!
Luego de vivir 15 años en Colombia, nos
mudamos como familia a Holanda. Estando acá estoy cada vez más consciente de la
magnitud de algunos de estos problemas. A a veces siento como si estuviera
rodeado de una densa oscuridad. ¿Qué clase de sociedad vamos a dejar de
herencia a nuestros hijos y nietos? ¿Qué clase de evangelio? ¿Qué clase de
iglesia? ¿Qué puedo hacer yo siendo tan pequeñito? Realmente noto que me anima
y me inspira ver a otras personas hablando a favor de la verdad. Algunos de
ellos son cristianos, como John Lennox, Tim Keller, John Piper y Nancy Pearcy.
Algunas ‘estrellas’ cristianas de generaciones pasadas siguen brillando hoy,
como C.S. Lewis, William Wilberforce, Dietrich Bonhoeffer. También me da ánimo
ver a personas no cristianas que, pagando un alto precio, están dispuestos a
hablar en contra de ciertos aspectos de la ideología de género, voces de
personas como Douglas Murray, Jonathan Sacks, Abigail Shrier y Jordán Peterson.
Este último escribió, “Cuando usted tiene algo para decir, el callar es
semejante a mentir – y las mentiras alimentan la tiranía”.
El sentimiento de impotencia me tienta a
poner mi luz debajo de una vasija y abandonar el asunto. Es muy cierto que no
podemos hacer todo… pero sí podemos hacer algo. Y Dios lo sabe. Por estos días,
a menudo oro así: “Señor, ¿qué esperas de mí en esta situación? ¿Cuál es el
próximo paso que debo tomar?” A veces es necesario que, en calma, escuchemos
las indicaciones que nos da el Espíritu Santo. Tome nota de esos eventos que
muestran que Dios está obrando providencialmente a través de y alrededor de
nosotros. Espere hasta que esa pequeña convicción empiece a crecer. Un amigo me
recordó recientemente que “somos hechura [de Dios], creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas” (Ef. 2:10). Ester y Mardoqueo no pudieron resolver todos los problemas
del Imperio Persa. Ni siquiera resolvieron todos los problemas de los judíos.
Pero sí llevaron a cabo las buenas obras que Dios había preparado de antemano
para que ellos anduvieran en ellas. ¡Eso es de mucho ánimo para mí!
Conclusión
Se dice que la tumba de Mardoqueo y de la
reina Ester está localizada en Hamadan, Irán (Declarada un Sitio de Patrimonio
Mundial en 2008). Sus cuerpos han estado allí por alrededor de dos milenios y
medio. En ese tiempo, el mundo ha cambiado mucho. Líderes, gobiernos, imperios
e ideologías han ido y venido. Aun así, esta historia de la soberanía de Dios y
de nuestra responsabilidad, inspira y conforta a muchos de nosotros hoy en día.
A nuestro alrededor sigue habiendo mucha oscuridad. Jesús nos sigue llamando a
que brillemos para Él, con luz pura y nítida. Si tenemos algo importante para
hacer o decir, no callemos. Usted en su rinconcito y yo en el mío.
Felipe Nunn
Eindhoven, Holanda
Febrero 2021
Traducido por: Elizabeth León
Mayo 2021
Fuente: www.philipnunn.com/es
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