ESTER Y MARDOQUEO

Juan Bta. García Serna

Recopilo este artículo que me ha parecido interesante. Creo necesario que se lea todo el libro de la historicidad bíblica del libro de Ester, ya que de esta manera se tendrá una compresión más exhaustiva del contexto de la narrativa. ¡Sin duda que, su lectura pausada y reflexiva no le decepcionará! 

El libro de Ester

Ester y Mardoqueo

La interacción entre la soberanía de Dios

y nuestra responsabilidad.

Algo no está bien. Y en lo profundo de su corazón usted sabe que no está bien. ¿Debe usted decir algo al respecto? ¿A quién? ¿Cuándo? ¿Y qué pasa si los demás no están de acuerdo o no quieren escuchar? Tal vez usted ha pasado por algo así. Mardoqueo se enteró de que algunos de los oficiales de la corte estaban tramando un complot para matar al rey. ¿Será que debía hablar? Eso podía ser peligroso. La reina Ester fue informada de que Amán tenía un plan para exterminar al pueblo judío que habitaba en el Imperio Persa. Ese plan se había convertido en una ley. Ninguna ley de los Persas podía ser cambiada o anulada. ¿Será que ella debía hablar? ¿Era ya demasiado tarde? Este libro de Ester ha sido escrito para recordarnos que nuestro Dios es soberano y está en control de lo que pasa en el mundo. Podemos confiar en Él y no hay necesidad de que vivamos con temor. Pero este libro también se escribió para recordarnos que Él coordina las ‘coincidencias’ de modo que usted y yo estemos en el tiempo y lugar correctos para poder hablar o actuar en Su nombre. Cada año, en el mes de Adar (febrero o marzo), el pueblo judío celebraba la bondad de Dios y el coraje de Ester y Mardoqueo en el festival de Purim.

1.  La historia

Los tatarabuelos judíos de Mardoqueo fueron llevados al exilio por Nabucodonosor, el rey de Babilonia. Años después, el Imperio Persa absorbió a Babilonia, extendiéndose finalmente desde la India hasta Etiopía. En el 483 a.C. el rey Persa Jerjes (Asuero, en hebreo) organizó un evento de 180 días para reunir a los nobles y príncipes de su vasto imperio. Los historiadores sugieren que el propósito de esta reunión era planear su fallido intento de ataque a Grecia en el 480 a.C. La reunión incluyó grandes celebraciones. Cuando su hermosa esposa Vasti no se presentó al ser llamada, el rey la destronó. Esto llevó a que se diera inicio a la búsqueda de una nueva reina. Ester estaba entre las hermosas mujeres que se escogieron como candidatas. Ella era huérfana y había sido criada por su primo Mardoqueo. El rey había dado permiso para que los judíos volvieran a Jerusalén, y un buen número de ellos ya lo había hecho. Mardoqueo y su familia, sin embargo, escogieron quedarse en Susa, una de las 4 capitales del Imperio Persa y donde se ubicaba el palacio de invierno del rey. Había evidencia de antisemitismo en el imperio, pero no suficiente como para impedir que los judíos tuvieran trabajos de alto rango, como Daniel y Nehemías. Mardoqueo también había conseguido un muy buen trabajo “a la puerta del rey” (2:19), el sitio donde se llevaban a cabo las transacciones legales y se hacía justicia. En el libro de Ester, también Amán, un visir del rey, juega un papel central. Hoy en día, probablemente lo etiquetaríamos como una persona narcisista. Mardoqueo rehusó inclinarse ante él. La tensión va aumentando en la narrativa a medida que Amán busca vengarse. Él logra que el rey emita un decreto “con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes” (3:13).

Al oír esto, los judíos del imperio ser atemorizaron y clamaron a su Dios. Una medida tan extrema como la de este edicto dejó a la ciudad de Susa “conmovida” (3:15). Mardoqueo le informó a Ester sobre esta nueva ley, y ella se presentó ante el rey. El rey mandó a matar a Amán y se emitió un nuevo decreto que le permitía a los judíos preparase para defenderse. El libro de Ester narra una historia interesante, con suspenso, intriga, maldad, ironía y valor. ¡Le recomiendo leerla en su Biblia y disfrutar la narración! Además de ser inspiradora, esta historia contiene algunas reflexiones y lecciones importantes para nosotros hoy en día.

2. ¿Pero por qué yo?

Tal vez usted ha visto, ha escuchado o se ha enterado de algún ‘problema’ serio en su familia, su iglesia, el colegio de su hijo, su lugar de trabajo o en la sociedad de la que forma parte. ¿Hay alguna razón por la que usted debería decir algo al respecto? Las personas que se atreven a denunciar las cosas son usualmente admiradas por una silenciosa mayoría, pero son ejecutadas por una escandalosa y poderosa minoría. ¿Por qué correr el riesgo? Si usted decide hablar queda involucrado en el asunto. El nombre de Dios no se menciona ni una sola vez en el libro de Ester. Pero la mano de Dios se ve claramente a lo largo de toda la historia: Dios asegura que Mardoqueo consiga el trabajo correcto, que escuche la conversación de los homicidas, que tenga las conexiones correctas para poder advertir al rey, y más. ¿Por qué Mardoqueo? La mano providencial de Dios lo puso en el lugar correcto en el momento indicado. ¿Puede usted ver evidencia de la mano providencial de Dios en su situación? ¿Será que Ester debía interceder frente al rey a favor de los judíos? La tradición no permitía que una persona entrara a la presencia del rey sin ser llamada (4:11). Ester no era la excepción. No había sido llamada a ver al rey en 30 días. Pudo haber dudado de su capacidad para la tarea, pensando que ella era demasiado joven, demasiado inexperta, no muy buena para la lectura (4:8), una huérfana, una extranjera, o sencillamente porque era mujer. ¿Por qué Ester? Ningún ángel le habló como lo hizo con Gedeón y María. Ella no tuvo ningún sueño inspirado por Dios como José y Pablo. Y aun así la mano providencial de Dios era visible en sus circunstancias. Mardoqueo le hizo caer en cuenta de esto: “¿…Quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (4:14). Para evitar el riesgo de actuar, se nos vienen a la mente personas que están mejor capacitadas o tienen más experiencia que nosotros. Se nos ocurre que hay un tiempo más indicado para hacer lo que hay que hacer. Cuando Dios llamó a Moisés, él dijo “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?” (Éx.3:11). Cuando Dios llamó a Jeremías, él objetó “He aquí, no sé hablar, porque soy niño” (Jer.1:6). Cuando Dios llama, ese tipo de objeciones no son una muestra de humildad.

Hace un tiempo, en septiembre del 2018, me invitaron a un programa cristiano más bien liberal aquí en Holanda, llamado NiewLicht café, para participar en un debate sobre la homosexualidad. Iba a ser un debate público a realizarse en un bar y dirigido por un personaje conocido en la televisión holandesa. La prensa iba a estar presente, pero el programa no iba a ser filmado. “¿Por qué yo?” pregunté. “Porque necesitamos a alguien que defienda la postura bíblica tradicional” fue la respuesta. Mientras buscaba la guía del Señor sobre qué hacer, se me ocurrían muchas razones por las que yo no era la persona correcta para esa tarea: Mi holandés es limitado. Prefiero pensar estando sentando en mi oficina, no en público. Nunca he hecho esto antes. Ellos probablemente estén buscando a alguien para tildarlo de ‘fundamentalista’ y ‘homofóbico’. Pronto me di cuenta de que mi razón principal para no participar era temor. El Señor no nos llama a actuar porque seamos los mejores. Tampoco porque nuestras palabras por sí solas puedan cumplir Su propósito. Pero Él sí usa nuestra disposición y nuestras palabras. Al día siguiente me llamaron de nuevo y les dije: “Sí, ahí estaré”.1

3. Prepare su corazón

El rey Asuero no era judío. Tampoco un rey temeroso de Dios. ¿Por qué tendría un judío que arriesgar su vida para salvarlo? Quizá porque ser bueno, leal y fiel son virtudes piadosas. Quizá porque el profeta Jeremías exhortó a los judíos a ser ciudadanos responsables y comprometidos: “Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jer.29:7). Si usted no ha preparado su corazón para ser un fiel testigo de Cristo, para luchar por lo que es correcto, para vivir conforme a la Palabra de Dios, es muy poco probable que vaya a sentir la necesidad de tener un comportamiento distinto al que tienen las personas a su alrededor. Va a ser insensible a la guía del Espíritu Santo indicándole que actúe, que persevere o que hable. El hermoso fruto de la fidelidad requiere raíces profundas. La reina Ester creció en la casa de Mardoqueo. El carácter moral a menudo se transmite a otros por medio de nuestro ejemplo, por esos pequeños actos diarios de amor, gracia y fidelidad. Cuando Mardoqueo le pidió por primera vez a Ester que se presentara ante el rey para rogar por la vida de los judíos, lo único que ella vio fueron peligros y dificultades (4:9-11).

Esta hermosa y delicada joven no era una heroína por naturaleza. Para arriesgar su vida, usted primero tiene que preparar su corazón. Ella lo pensó un poco más. Luego respondió, “Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca” (4:16). Ella era consciente de que, incluso ayunando, Dios no puede ser manipulado. Solo después de tomar una decisión de corazón, una decisión de rendirse a la causa de Dios, crecerá el deseo y la disposición de arriesgar todo por Él – y el hacer esto sin amarguras. Ese abandono radical se ve a menudo en las Sagradas Escrituras. Lo vemos en la decisión de corazón en el Getsemaní cuando Jesús oró, “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, si no la tuya” (Lc.22:42). También la vemos entre los profetas arriesgaron sus vidas para proclamar los no muy populares mensajes que Dios les dio. Lo vemos en Pablo quien arriesgó su vida haciendo viajes bastante peligrosos, y en los apóstoles que estuvieron dispuestos a desobedecer a las autoridades para poder predicar a Cristo. Podríamos llamarlo esto una “obediencia inteligente calmada y radical”.

Esta actitud de corazón se puede hallar también en las biografías de muchos misioneros norteamericanos y europeos del siglo diecinueve que decidieron mudarse a África con un tiquete sin regreso para llevar el evangelio. Muchos de ellos se enfermaron allí y murieron. Si no se prepara el corazón, los llamados que involucran peligro físico o la posibilidad de sufrir pérdidas, serán automáticamente rechazados.

4. Haga un plan y sea flexible

 Mardoqueo tomó un gran riesgo al denunciar la traición de los oficiales del rey. Si hubiera compartido el complot con la persona equivocada, lo podrían haber silenciado fácilmente. De hecho, unos años después, esa fue exactamente la manera en la que el rey Asuero murió – asesinado por unos de sus oficiales en el 465 a.C. Mardoqueo pensó con cuidado la situación y optó por compartir esta delicada información con la reina Ester, quien informó al rey (2:22). Usted puede tener la razón, pero eso no lo exime de actuar con cautela. No todo el mundo ama ni desea saber la verdad. De hecho, algunos aborrecen la verdad. Para poder hablar con el rey, la reina Ester necesitaba su aprobación. Ella fue escogida por el rey Asuero como reina debido a su belleza, así que se vistió con su atuendo real y se paró donde él la pudiera ver. Él extendió su cetro de oro hacia ella. Ahora ella podía acercarse al trono. Entonces el rey le preguntó, “¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará” (5:3). ¡Que buen comienzo! Ella no le pidió inmediatamente por la seguridad de los judíos.

Ella tenía un plan. Había preparado una comida para tres. “Si le parece al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete que he preparado para el rey” (5:4). En la mayoría de los casos, ya sea en la iglesia, el colegio, el trabajo o el gobierno, hay unos protocolos establecidos. Su decisión de ‘hablar’ puede tener una mejor probabilidad de ser efectiva si primero investiga quiénes son los responsables, quiénes tienen el poder de efectuar un cambio, y busca consejo sobre cómo dirigirse a ellos. A menudo es importante escoger bien el momento. A veces es necesaria la confrontación, a veces funciona mejor la diplomacia. Su objetivo no es ventilar su indignación, ira o frustración, sino promover un cambio positivo. Moisés no instigó una rebelión entre los esclavos en Egipto, sino que se dirigió al Faraón. Daniel y Nehemías también son buenos ejemplos de planear con cuidado y usar la diplomacia. Planear y seguir ese plan demanda de usted algo adicional: paciencia, calma, enfoque, flexibilidad y persistencia. En esto, la reina Ester nos es un ejemplo e inspiración.

5. Dos errores: obsesión e ingenuidad

Actitudes y expectativas equivocadas agregan cargas innecesarias a su vida de obediencia. Primero, lo que usted ve que debe cambiar se puede convertirse en una obsesión. Esta actitud destructiva es evidente en Amán, el enemigo de los judíos. Se nos presenta a Amán como un amante del estatus y el poder. Cuando el rey lo ascendió a un rango superior, “y lo honró, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él” (3:1), él esperaba que automáticamente todos se inclinaran ante él. Pero esto no ocurrió de forma espontánea. El rey tuvo que dar la orden para que la gente lo hicieran (3:2). Amán estaba muy contento con semejante honor. Pero entre la multitud en Susa que se inclinaba ante él, un hombre no lo hacía. “Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira” (3:5). Amán era un hombre muy rico. Tenía todo lo que un hombre podría desear. Después de disfrutar del primer banquete con el rey y la reina, “salió Amán aquel día contento y alegre de corazón… mandó a llamar a sus amigos y a Zeres su mujer, y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido, y con que le había honrado sobre los príncipes y siervos del rey… Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey” (5:9-13).

La frustración que sentía por el comportamiento de un hombre era más fuerte que todas las razones que tenía para gozarse de su vida. Su frustración se convirtió en una obsesión. Esto también le puede pasar a un cristiano con buenas intenciones. El pecado, el desorden o la injusticia que usted ve se pueden volver una obsesión en su vida. No permita que esto le pase. No olvide sus muchas bendiciones, las personas y cosas buenas y hermosas que Dios ha puesto a su alrededor.

Una segunda fuente de cargas innecesarias es la ingenuidad. Una forma de ingenuidad es el esperar que los demás nos agradezcan. Después de que Mardoqueo revelara el complot para matar al rey, “los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y fue escrito el caso en el libro de las crónicas del rey” (2:23). Mardoqueo decidió hablar, dijo la verdad, salvó la vida del rey y luego la vida volvió a lo normal. Mardoqueo no recibió las gracias. Fue olvidado. El siguiente capítulo inicia con engrandecimiento de Amán. Si no se tiene cuidado, nuestras expectativas insatisfechas pueden convertirse en profundas frustraciones o incluso amargura. Los humanos somos más propensos a señalar lo malo que a celebrar lo bueno. Todos tenemos esa debilidad. Es muy fácil decir ‘gracias’, pero fácilmente olvidamos decirlo. Pero al Señor no se le olvida. Más o menos cinco años después (2:16, 3:7), justo una noche antes de que Amán fuera a pedirle al rey que le permitiera colgar a Mardoqueo en la horca, vemos la mano providencial de Dios actuando: “Aquella misma noche, se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su presencia. Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano en el rey Asuero.

Y dijo el rey: qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto. Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él” (6:1-3). A la mañana, de una forma muy especial, ¡el rey expresó su gratitud a Mardoqueo! ¿Está usted esperando una expresión de gratitud? Sea realista. No sea ingenuo. Todos somos olvidadizos. Todos a veces damos por sentado lo que otros hacen por nosotros. Pero “Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Heb.6:10). ¡El Señor se deleita en que usted permanezca fiel!

Otra forma de ingenuidad es esperar que el enemigo se rinda sin dar pelea. Sería grandioso que, con simplemente anunciar la palabra de Dios, con simplemente hacer pública la verdad, hubiera arrepentimiento, perdón, cambio y armonía. Pero normalmente las cosas no funcionan así. A veces exponer la verdad o mantenerse firme en sus principios solamente intensifica la tensión. Las represalias pueden hacer que nos preguntemos si ese llamado a actuar que sentimos realmente venía de Dios. Los tres amigos de Daniel fueron arrojados al voraz horno de fuego porque rehusaron inclinarse ante la imagen de Nabucodonosor (Dan. 3:20). Pero el hecho de que Mardoqueo rehusó a inclinarse ante a Amán afectó negativamente a todos los judíos en el Imperio Persa: “Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo” (3:6).

Los seres humanos estamos interconectados. Para bien o para mal, lo que haga una persona puede afectar la vida de muchos otros. Hay hombres y mujeres malos que toman represalias contra usted haciéndole daño a otros inocentes, a su familia o a sus seres queridos. Su objetivo es la de dividir a quienes los han denunciado y apagar su deseo de continuar. Cuando Moisés y Aarón, enviados por Dios, le pidieron a Faraón “Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto”, su respuesta fue: “Estáis ociosos, sí, ociosos… id pues, ahora, y trabajad. No se os dará paja, y habéis de entregar la misma tarea de ladrillo” (Ex. 5:1-18). ¡La carga de trabajo de los judíos se hizo aún más pesada! Si siente el llamado a hablar, hable. Hágalo con cuidado. Y esté preparado para las represalias. No se permita que el mal que ve se convierta en obsesión. No espere recibir expresiones de gratitud o lograr progreso sin tener que luchar. El ser realistas nos librará de cargas innecesarias.

6. ¿Desanimado? ¿Considerando darse por vencido?

 Algunos conflictos morales, teológicos, interpersonales e ideológicos pueden alargarse por varios años. Tal vez solamente usted o un grupo pequeño de personas están enterados del problema. La tarea que enfrenta es abrumadora. El poco impacto es desalentador. Se siente marginalizado o abandonado. Está considerando seriamente darse por vencido. Quizá usted sabe que muchos son conscientes del problema, pero parece que no les importa. No les afecta directamente o han aprendido a convivir con el problema. La falta de interés y la pasividad de ellos le frustra. Usted nota que se está volviendo negativo y amargado. ¿Será que ya es tiempo de parar? ¿Se puede imaginar la carga tan grande que había sobre los hombros de Mardoqueo? ¡Las vidas y el futuro de todos los judíos parecían estar ahora sobre sus hombros! Esa forma de pensar hubiera hecho que Mardoqueo cayera en desesperación. Pero él sabía que los judíos no eran su pueblo, ¡sino el de Dios! Lea detenidamente lo que Mardoqueo le dice a Ester: “Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; más tú y la casa de tu padre pereceréis” (4:14). Mardoqueo sabía que él y Ester tenían la responsabilidad de actuar, pero esa responsabilidad estaba profundamente arraigada en el conocimiento de la soberanía de Dios. Dios había hecho una promesa incondicional a Abraham y sus descendientes (Gen. 17:1-8). Él sabía que Dios nunca iba a abandonar a Su pueblo. Si la reina Ester no actuaba, vendrían consecuencias serias, pero el futuro de los judíos era responsabilidad de Dios, no de ellos. ¿Puede ver lo importante que es esto? ¿Cómo afectaría su conocimiento de la soberanía de Dios la forma en que usted ve a sus hijos, padres, iglesia, estudio, trabajo, sociedad…y el dilema o lucha en la que está implicado en este momento?

La interacción entre la soberanía de Dios y nuestra responsabilidad es el marco bíblico para nuestra vida y ministerio. Moisés lideró el pueblo de Israel, pero era consciente de que ellos eran el pueblo de Dios. Noé construyó el arca, pero Dios trajo a los animales y cerró la puerta. Sadrac, Mesac y Abed-nego permanecieron fieles a la palabra de Dios, pero Dios determinó si ellos vivirían o morirían quemados (Dan. 3:16-18). Siendo joven, David enfrentó a Goliat, convencido de que “Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (1Sam 17:47). Nunca olvide, querida hermana o querido hermano, que la batalla es del Señor y nosotros somos solamente soldados en Su ejército. Aferrarse a la realidad de la soberanía de Dios no debe llevarnos a un fatalismo pasivo. El conocimiento de la realidad de la soberanía de Dios nos es dado para ayudarnos a servir fielmente al Maestro ¡sin llevar sobre nosotros esa abrumadora carga de responsabilidad! Los creyentes predicaban el evangelio a un mundo perdido, sabiendo que Cristo mismo está edificando Su iglesia. Cuando se enfrentaban a la oposición, “alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor… se unieron… Herodes y Poncio Pilato… para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (Hch.4:23-29). ¿El cansancio o el agotamiento está causando su desánimo?

Intente ver ese reto que enfrenta a través de los lentes de la soberanía de Dios. No cargue más de lo que Dios le pide que cargue. Si usted llega a la conclusión de que Dios le está llamando a seguir involucrándose en el asunto, entonces continúe. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gál.6:9). Y mientras se ocupa en esa labor, comparta todas las cargas con Él (Mt. 11:28-30). Si no lo hace, ¡el peso de la responsabilidad lo puede aplastar!

7. La crítica y la polarización

Al leer comentarios sobre el libro de Ester, notará que Mardoqueo y Ester son elogiados, pero también criticados. Mardoqueo, por ejemplo, es criticado por buscar su bienestar personal en Persia y en vez de regresar con otros judíos a Jerusalén para reconstruirla. Es criticado también por buscar tener el control sobre la vida de su prima menor, Ester, y por usar la posición de ella como reina para aumentar su estatus en el imperio. Ester es criticada por hacer uso de su belleza física, por adaptarse demasiado a la cultura Persa (en contraste con Daniel y sus amigos, quienes pidieron no ser contaminados con la comida del rey) y por ser muy vengativa (9:13). Puede que haya algo de verdad en esas críticas. Después de todo, Mardoqueo y Ester eran seres humanos con una naturaleza caída, al igual que usted y yo. Si los demás pudieran observar de cerca la vida suya y la mía, estoy seguro de que encontrarían alguna cosa que criticar.

Lo que me anima mucho es que ¡el Señor ha escogido hacer Su obra en la tierra por medio de personas imperfectas! Por eso, ¡Él puede también obrar a través de usted y de mí! Aarón, el hermano de Moisés, fue escogido por Dios para ser el Sumo Sacerdote – aunque él fue quien hizo el becerro de oro que adoraron los israelitas. Jonás fue escogido por Dios para ser el primer misionero internacional – aunque su actitud no era siempre la mejor. El rey David fue usado por Dios para escribir muchas de las canciones de alabanza de Israel – aunque fue un hombre que tuvo sus fracasos morales. Cristo le dio a Pedro un rol clave en Su iglesia – aunque era muy impulsivo y le negó tres veces. Por supuesto, el Señor desea que nos esforcemos por vivir vidas santas. Él quiere ver crecer el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas. Cuando fallamos, Él desea ver en nosotros un verdadero arrepentimiento. En Dios encontramos siempre gracia, perdón y una nueva oportunidad. Dicho esto, he notado que todo siervo de Dios será criticado en algún momento. También he aprendido que la mayoría de las críticas tienen un elemento de verdad. Pídale al Señor que le permita ver qué parte de la crítica debe aceptar. Deseche el resto. Es necesario advertir que luchar contra las críticas consume mucha energía. Permita que su Dueño lo defienda. Si somos humildes, todas las críticas (constructivas y agresivas) pueden ser usadas por el Señor para ayudarnos a crecer y madurar. Aprenda de la crítica. No permita que la crítica lo deprima o paralice.

La fiesta de Purim: Para escoger la fecha para exterminar a los judíos, Amán siguió la superstición Persa y “había echado Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos” (9:24). Echar la suerte sería algo así como tirar los dados. La suerte cayó en el día 13 del mes de Adar. Con la intervención de Ester, el día en el que Amán tenía planeado exterminar a los judíos, se les permitió a los judíos defenderse y destruir a sus enemigos. Y lo hicieron con éxito. Al día siguiente, el día 14, los judíos descansaron y celebraron a lo largo y ancho del Imperio Persa. Llamaron esta celebración Purim, usando a la palabra Persa pur y agregándole la terminación para plural en el idioma hebreo (9:26). Los judíos en la ciudad de Susa pelearon un día más, y descansaron y celebraron el día 15 (9:16-19).

Cuando Mardoqueo mandó a los judíos que convirtieran esa celebración en un festival anual, los judíos de la zona rural que vivían en las aldeas querían que Purim se celebrara el día 14 y los de Susa el día 15 del mes de Adar. Creció una seria desunión entre los judíos. ¡Se polarizaron! Pueden surgir desacuerdos en el fragor de la batalla. Estas también pueden surgir después de la victoria. Muchas veces la polarización se da por desacuerdos sobre asuntos que son importantes, pero no esenciales. Tenga cuidado, polarizaciones y divisiones generan debilidad y desánimo. Eventualmente llegaron al acuerdo de celebrar Purim anualmente durante los dos días (9:28). Para afirmar ese acuerdo, Mardoqueo y Ester enviaron una segunda carta “para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados” (9:29-31). Para poder trabajar juntos de forma efectiva necesitamos tener unidad en las cosas fundamentales. Y debemos saber y estar de acuerdo sobre cuáles son esas cosas fundamentales. Usted probablemente también ha notado que es muy fácil convertir toda diferencia sincera en algo fundamental. ¡Manténgase enfocado! Recuerde que solo en el cielo viviremos una completa perfección.

8. Brille como una estrella

El nombre hebreo que le pusieron a Ester cuando nació era Hadasa. Existe un centro médico en Jerusalén que fue llamado así en honor a ella. Ester era su nombre Persa y significa ‘estrella’. ¡Ella definitivamente brilló como una estrella en esos tiempos tan difíciles! Nosotros también estamos llamados a resplandecer “como luminares” (Filip.2:15) Entre más oscuro esté el cielo, más brillan las estrellas. El Señor Jesús ve a su pueblo como luces en medio de un mundo de oscuridad. “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres…” (Mt. 5:14-16). No estamos llamados a quejarnos de que tan oscura está la noche. Tampoco debemos temerle a la oscuridad, ni deprimirnos a causa de ella. Tampoco debemos escondernos. ¡Estamos llamados a brillar! A nuestro alrededor vemos personas celebrando su derecho de abortar a sus bebés, injusticia social, la intolerancia y la agresividad de la nueva ideología de género, la desintegración de la unidad familiar tradicional, la intolerancia y la persecución del pueblo de Dios, el creciente poder de censura que tienen las Big Tech, el daño que se hace a nuestro planeta… ¡la oscuridad a nuestro alrededor puede ser realmente abrumadora!

Luego de vivir 15 años en Colombia, nos mudamos como familia a Holanda. Estando acá estoy cada vez más consciente de la magnitud de algunos de estos problemas. A a veces siento como si estuviera rodeado de una densa oscuridad. ¿Qué clase de sociedad vamos a dejar de herencia a nuestros hijos y nietos? ¿Qué clase de evangelio? ¿Qué clase de iglesia? ¿Qué puedo hacer yo siendo tan pequeñito? Realmente noto que me anima y me inspira ver a otras personas hablando a favor de la verdad. Algunos de ellos son cristianos, como John Lennox, Tim Keller, John Piper y Nancy Pearcy. Algunas ‘estrellas’ cristianas de generaciones pasadas siguen brillando hoy, como C.S. Lewis, William Wilberforce, Dietrich Bonhoeffer. También me da ánimo ver a personas no cristianas que, pagando un alto precio, están dispuestos a hablar en contra de ciertos aspectos de la ideología de género, voces de personas como Douglas Murray, Jonathan Sacks, Abigail Shrier y Jordán Peterson. Este último escribió, “Cuando usted tiene algo para decir, el callar es semejante a mentir – y las mentiras alimentan la tiranía”.

El sentimiento de impotencia me tienta a poner mi luz debajo de una vasija y abandonar el asunto. Es muy cierto que no podemos hacer todo… pero sí podemos hacer algo. Y Dios lo sabe. Por estos días, a menudo oro así: “Señor, ¿qué esperas de mí en esta situación? ¿Cuál es el próximo paso que debo tomar?” A veces es necesario que, en calma, escuchemos las indicaciones que nos da el Espíritu Santo. Tome nota de esos eventos que muestran que Dios está obrando providencialmente a través de y alrededor de nosotros. Espere hasta que esa pequeña convicción empiece a crecer. Un amigo me recordó recientemente que “somos hechura [de Dios], creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10). Ester y Mardoqueo no pudieron resolver todos los problemas del Imperio Persa. Ni siquiera resolvieron todos los problemas de los judíos. Pero sí llevaron a cabo las buenas obras que Dios había preparado de antemano para que ellos anduvieran en ellas. ¡Eso es de mucho ánimo para mí!

Conclusión

Se dice que la tumba de Mardoqueo y de la reina Ester está localizada en Hamadan, Irán (Declarada un Sitio de Patrimonio Mundial en 2008). Sus cuerpos han estado allí por alrededor de dos milenios y medio. En ese tiempo, el mundo ha cambiado mucho. Líderes, gobiernos, imperios e ideologías han ido y venido. Aun así, esta historia de la soberanía de Dios y de nuestra responsabilidad, inspira y conforta a muchos de nosotros hoy en día. A nuestro alrededor sigue habiendo mucha oscuridad. Jesús nos sigue llamando a que brillemos para Él, con luz pura y nítida. Si tenemos algo importante para hacer o decir, no callemos. Usted en su rinconcito y yo en el mío.

Felipe Nunn

Eindhoven, Holanda

Febrero 2021

Traducido por: Elizabeth León

 Mayo 2021

Fuente: www.philipnunn.com/es

 

 



 



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