DEBATE SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD (IV)

4ª Parte

¿Cómo entiende el cristiano estas

leyes del Antiguo Testamento?

Leemos que Cristo puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos, para “sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Efesios 2:15; Romanos 7:6). Es en el Nuevo Testamento que Dios habla directamente al cristiano, es allí donde Dios revela Sus planes para la iglesia, la nueva comunidad. Puesto que Dios siempre tiene una razón buena, amorosa y en ocasiones educativa detrás de todos sus requerimientos, no es de extrañar que, después de descubrir las normas morales de Dios en el Nuevo Testamento, el cristiano notará algunas similitudes con las normas morales en el Antiguo Testamento. Los requerimientos de Dios en ambos Testamentos nunca son caprichosos. También descubrirá que la motivación para obedecer a Dios es diferente entre los dos Testamentos, y que la norma moral en el Nuevo Testamento es más alta. Pasemos ahora a los textos del Nuevo Testamento.

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados (malakoi), ni los que se echan con varones (arsenokoitai), ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.

La segunda lista se encuentra en 1 Timoteo 1:9-10 y describe el tipo de comportamiento que es contrario a la sana doctrina.

“Conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los trasgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, paras los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas (arsenokotai), para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina”.

Es evidente que estos dos textos demuestran que aquellos que participan en una actividad homosexual no son puestos aparte para recibir una atención especial. El pecado homosexual es catalogado entre otros pecados. El perdón total es la respuesta de Dios para todo pecador arrepentido, sea cual sea su pecado. Pero aquellos que persisten en vivir un estilo de vida que se opone a “la sana doctrina” y rehúsan arrepentirse y apartarse de su vida de pecado, se encuentran entre los injustos que “no heredarán el reino de Dios”.

Esta fuerte desaprobación de toda práctica homosexual en el Nuevo Testamento es consecuente con su fuerte condenación en el Antiguo Testamento (Levítico 18 y 20). Concluimos que la práctica homosexual siempre ha sido desaprobada por Dios. Es evidente que nuestro amoroso Padre Celestial toma en serio el pecado. Nosotros, el pueblo de Dios, también debemos hacerlo.

Buenas noticias

para el homosexual

Para muchos homosexuales el mensaje que oyen es que son odiados por los cristianos y su Dios, que no son bienvenidos en la iglesia, que no hay esperanza para ellos. Nosotros los cristianos debemos arrepentirnos de cualquier actitud hostil o de juicio hacia cualquier grupo de pecadores. ¡El evangelio es pata todos! Jesús también ama apasionadamente a todo homosexual, practicante y no practicante, lo ama tanto como a cualquier otra persona. Él vino a buscar y salvar también a los homosexuales. La sangre de Jesús también puede limpiar sus pecados (1 Juan 1:7). Ellos también pueden ser morada del Espíritu Santo. También pueden pertenecer a la familia de Dios. ¡Esta es una muy buena noticia para todo pecador!

Algunos cristianos dan testimonio de haber experimentado un cambio en su orientación sexual, algunos de forma inmediata, algunos de forma gradual. Otros han dejado su estilo de vida homosexual para agradar al Señor Jesús, pero continúan experimentando una orientación homosexual. Las tentaciones y luchas internas permanecen. Independientemente de su lucha en particular, recuerde que el Señor conoce el dolor que usted está pasando.

Incluso como cristianos experimentamos el dolor de vivir en un mundo caído. Algunos han perdido un ser querido en un accidente. Otros han perdido un miembro de su cuerpo o la vida. Algunos viven con un esposo o esposa que ahora están confinados a una silla de ruedas o postrados en una cama. Otros están exhaustos haciendo su mejor esfuerzo para criar a un niño minusválido. La vida está llena de frustrantes y dolorosas limitaciones que son ´injustas´ o ´inexplicables´. ¿Por qué el Señor no interviene y cambia todo esto de inmediato? No lo sabemos. Pero el Señor Jesús sí habló de un mundo nuevo, un nuevo hogar – un hogar que el mismo Señor Jesús ha ido a preparar para nosotros, donde ya no serán percibidos los frustrantes efectos del pecado, donde podremos disfrutar de la presencia de nuestro Señor por siempre (Juan 14:1-4)

¿Puede un cristiano juzgar a otro?

Algunos sugieren que nuestra vida cristiana es un asunto privado y que ningún cristiano está en condiciones de juzgar a otro. Jesús mismo dijo: “No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mateo 7:1). ¿Sería mejor guardar silencio sobre el tema de la homosexualidad? ¿Deberían los maestros de la Biblia, líderes de las iglesias y los consejeros cristianos presentar la aplicación de estos textos bíblicos como un asunto de conciencia personal o de interpretación privada?

Cuando el Señor Jesús les dijo a sus discípulos que no juzgaran, no les estaba motivando a ser pasivos o indiferentes frete al pecado. Él les estaba haciendo una corrección en su actitud y visión para ayudar o instruir a otros. Luego les explica cómo ayudar: “Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 7:2-5). ¡Una paja en un ojo no es algo bueno! Puede ser doloroso sacarla, puede tomar algún tiempo, pero sacar la paja de un ojo es un acto positivo. Es un acto de amistad y de amor. El ojo es un acto de amabilidad.

¿Y si la relación homosexual

persiste?

Una vez que una persona testifica que se ha convertido en cristiano, con el tiempo se espera notar ciertos cambios en actitudes y forma de vida. Pero si no se producen cambios serios, en algún punto se alcanzarán los límites bíblicos (2 Tesalonicenses 3:14-15) y la iglesia deberá proceder.

“Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis” (1 Corintios 5:9-11)

Conclusión.         

La Biblia presenta el matrimonio y la sexualidad de una manera positiva. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el matrimonio se presento como un vínculo único entre un hombre y una mujer, unidos por Dios mismo. La intimidad sexual y las relaciones sexuales son buenas y reciben la bendición de Dios sólo dentro del contexto de una relación matrimonial entre un hombre y una mujer. Contacto sexual en cualquier otro contexto relacional es pecado y recibe la fuerte desaprobación de Dios. Puesto que el estándar para el comportamiento cristiano se encuentra en el Nuevo Testamento, Romanos 1, 1 Corintios 6 y 1 Timoteo 1 son los textos claves.

Recuerde que la lujuria homosexual no es peor que la lujuria heterosexual. Ambas son pecado. La Biblia enlista a los ofensores homosexuales en la misma categoría que los avaros, borrachos, estafadores y adúlteros. Una vez que esto es entendido y asimilado, la comunidad cristiana aún enfrenta el desafío de saber cómo ayudar a tales hombres y mujeres a encontrar en Jesús (la liberación) y a vivir de la manera que a Él le agrada. Jesús amó y aceptó a todos los pecadores, pero también expuso y confrontó los actos y estilos de vida pecaminosos. Él sigue salvando y transformando vidas hoy en día.

 

Felipe Nunn

Eindhoven, Holanda -2021

Traducido en Colombia – 2014

Fuente: www.philipnunn.com.

 

 

 

 

 

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