¿SALVACIÓN O PERDICIÓN?
Juan Bta. García Serna
Jesús dijo:
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna" (Jn.3:16)
"El que en Él cree , no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Juan 3:18)
"De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida" (Jn.5:24)
¿Crees o no Crees lo que Jesús dijo? ¡E aquí la cuestión! Según sea la actitud elegida serás salvo o perdido. ¡Piensa en las palabras de Jesús! "E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna" (Mt.25:46)
EL CRISTIANO ES SALVO DESDE EL
MOMENTO DE SU FE EN JESÚS
Así se lo expresó Cristo Jesús: “Él le dijo a la mujer: Tu fe
te ha salvado” (Lc.7:50) ¿Qué hizo y quién era la mujer? “Y estando detrás de él a sus pies, llorando,
comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y
besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le
había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué
clase de mujer es la que le toca, que es pecadora” (vs.38.39) ¿Qué dijo
el carcelero de Filipos, y cuál fue la respuesta apostólica? “Y sacándolos, les
dijo: ¿Señores, qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor
Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hech.16:30-31)
Una actitud de incredulidad hará que las personas se pierdan,
en cambio, otras que ponen fe en Cristo Jesús recibirán la salvación: “Porque
la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan,
esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1Cor.1:18). Así lo expresó el apóstol
Pablo: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego”
(Ro.1:16). La salvación, aunque muchos lo duden, es un regalo de Dios: “Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef.2:8 y 9)
Las obras nunca serán causa de salvación, sino resultado de
ser salvos: Así está escrito: “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo,
no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos
fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2Tm.1:9). En el
momento de creer la persona es salva, y queda completamente liberado/a de su
estado de perdición. Y en ese momento es justificado/a: “Justificados, pues,
por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”
(Rom.5:1). Esta salvación eterna se debe al hecho de haber nacido de Dios: “Mas
a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad
de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de
voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Jn.1:12 y 13)
EL CRISTIANO ESTÁ PRESERVADO
DE SER ESCLAVO DEL PECADO
Así lo expresa el apóstol Pablo: “Porque el pecado no se
enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Ro.6:14).
“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte” (Ro.8:2). Esta posición nos lleva a una vida transformada:
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen,
como por el Espíritu del Señor” (2Cor.3:18). Pablo, el apóstol, lo expresaba así: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivió yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gál.2:20). Y continúa: “Pero nosotros
debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el
Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante
la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (1Ts.2:13). Pedro, el apóstol,
dijo a los cristianos: “Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe,
para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo
postrero” (1Ped.1:5)
EL CRISTIANO COMO ETAPA FINAL
SERÁ SALVO POR LA ETERNIDAD
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos
del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando
creímos” (Ro.13:11). Y continúa: “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar
los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado,
para salvar a los que le esperan” (Heb.9:28). Y sigue el apóstol Juan: “Mirad cual amor nos ha dado el
Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce,
porque no le conoció a Él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste,
seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es” (1Jn.3:1-2). En el
cielo no entrará ningún pecador, así lo dice el apóstol Juan: "No entrará en ella (la ciudad celestial) ninguna cosa inmunda, o que hace abominación o mentira, sino solamente los que está inscritos en el libro de la vida del Cordero" (Ap. 21:27)
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