MATRIMONIOS MIXTOS

Juan Bta. García Serna

Introducción 

De una manera somera y, en síntesis, apunto a este tema cara a los jóvenes cristianos/as que se plantean noviazgo y posterior matrimonio, y siendo esto así, entonces es conveniente estar apercibido de lo que enseñan las Sagradas Escrituras en esta cuestión que, sin lugar a dudas, es de envergadura relevancia y obediencia a Dios, ya que según la actitud tomada acarraría serias consecuencias, por ello, ¡cuidado, y evitemos tomar una elección equivocada! Isaac dijo a su hijo Jacob: "No tomarás mujer de las hijas de Canaán" (Gén.28:1). Esaú tomó por mujer a Judit, que no pertenecía al pueblo de Israel, y ello "fue amargura de espíritu para  Isaac y para Rebeca" (Gén.26:34-35) ¿Qué dijo Abraham a su siervo? "No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentera y tomarás mujer para mi hijo Isaac" (Gén.24:3,4). Un cristiano/a debe escoger esposo/a entre la familia de la fe en Cristo Jesús. 

¿ES DEL AGRADO DE DIOS?

Un matrimonio mixto es, en síntesis, la unión conyugal de dos personas pertenecientes a distinto creo religioso. En un sentido estrictamente bíblico es la unión de un miembro del pueblo de Dios otra persona ajena a él, en el entendido de que a estos efectos nos referimos a los creyentes, a los que han hecho profesión de fe. El verdadero creyente debe guiarse por una norma clara y sencilla: “que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo” (Col.1:10). Podemos decir con toda libertad que Dios abomina literalmente los llamados matrimonios mixtos, tanto porque representan un intento de unir algo incompatible, y constituye una amenaza para la pureza de la Iglesia. El Antiguo y el Nuevo Testamento son muy claros al respecto.

Advertencia divina en el Antiguo Testamento: “No emparentaréis con ellas, no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros” (Dt.7:3-4). ¿Y advertencia divina en el Nuevo Testamento? “No os unáis en yogo desigual con los incrédulos; ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo de Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo” (2Cor.6:14-16). Sé trata aquí de todo tiempo de uniones que comprometan la práctica de la fe, y lugar prominente, entre estos tipos de uniones, ocupa un lugar preminente el matrimonio.

MATRIMONIO CRISTIANO

Hay otra importante razón para rechazar los matrimonios mixtos. La Sagrada Escritura presenta como símbolo de la unión y el amor de Cristo por su Iglesia. Significa esto que para que un matrimonio sea verdaderamente “en el Señor”, debe reflejar las cualidades del amor divino para con su pueblo. Así lo vemos en Efesios 5:22-25. Es evidente que una mujer que dice ser creyente, al casarse con un incrédulo, o viceversa, no puede estar sujeto/a al Señor. Es evidente que los matrimonios mixtos no son conforme a la voluntad e Dios, ya que ambos deben estar en unión con Cristo Jesús, como Salvador y Señor de sus vidas, y de no ser así no obtendrían la aprobación de Dios.

LOS HIJOS

La educación de los hijos surgidos del matrimonio, deben ser criados y enseñados en las verdades de la Biblia, y esto no se puede cuestionar en el matrimonio: “En disciplina y amonestación del Señor” (Ef.6:4). Estúdiense también los textos que a continuación damos, como muestra de la voluntad de Dios: Gén.18:9; Dt.4:9-10; 6:6-7; 11:18-19; Sal.78: 5-6; Prov.22:6; Hch.2:39; Ef.6:1-4; Col.3:20; 2Tm.3:14-15. 

Cuando en el hogar existe u cisma religioso es completamente imposible dar fiel cumplimiento a esta responsabilidad. Las consecuencias psíquicas y morales que un ambiente religioso dividido puede ejercer sobre los niños, son realmente catastróficos. Desgraciadamente, la depauperada situación espiritual de quienes se unen en esas condiciones se presta a múltiples soluciones de compromiso, pero huelga decir que con ello no hacen sino gravar su pecado. La cuestión es: ¿Cómo se podrá enseñar el camino de la verdad a unos niños que se crían en un ambiente de duplicidad e incluso muchas veces de clara hipocresía? No ha solución posible. 

A modo de conclusión

"La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor" (1Cor.7:39) ¡Fijémonos que dice: "en el Señor"! ¿A qué equivale esta expresión paulina? ¡Por supuesto no a un matrimonio mixto! Fijémonos en lo que el sabio Salomón dijo: "El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová" (Prov.18:22). Pero hazte estas tres preguntas: ¿dónde? ¿cuándo? y ¿por qué? Pablo, el apóstol, señala lo lícito que es el matrimonio entre hijos e hijas de Dios: "¿No tenemos derecho a traer con nosotros una hermana (se refería a una creyente) por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?" (1Cor.9:5)

(Ref. Revista: "Restauración". *1972)

 

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