CURSO DE ESTUDIO BÍBLICO (XIII)
EVANGELIO DE SEGÚN MARCOS
LEECIÓN XIII
Prof. Ernesto
TRENCHARD
AMBICIONES
Y ESCÁNDALOS VISTOS
A LA LUZ
DE LA CRUZ
(Mr9:30-50)
Introducción
Si leemos este pasaje de una forma somera, sacamos la
impresión de que se trata de una serie de enseñanzas sueltas, pero un estudio
más detenido revela una conexión que presta unidad a toda la sección. Tengamos en
cuenta que después de la confesión de Pedro y el primer anuncio de la Pasión,
todos los incidentes que selecciona el Evangelista se relacionan con el tema
dominante: LA CRUZ. Espiritualmente, si no literalmente aún, el Señor
Jesucristo está “en el camino que sube a Jerusalén” (compárese Lucas 9:51), y
es necesario que los discípulos ajusten su pensamiento y su vida a esta nueva
situación.
El carácter privado del viaje (9:30-32). “Caminaron por Galilea; y
no quería Jesús que nadie lo supiera, porque enseñaba a sus discípulos y
les decía: “El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres, y le
matarán mas muerto él, resucitará al tercer día”. No es otra misión pública por
los pueblos de Galilea, sino un viaje privado que proporcionaba la oportunidad
al Señor de subrayar el hecho de la Cruz y las lecciones que de ella surgen. He
aquí, pues, la clave parra la interpretación de todo el pasaje.
El sermón del niño (9:33-41)
Después del viaje privado, el Maestro y los suyos volvieron a
su “base” en Capernaum y entraron “en casa”: que podría ser una casa de la cual
disponía el Señor mismo, o, más probablemente, la de Pedro, pues sabemos que
residía allí (1:20). Tan poco habían comprendido el significado del anuncio de
la Pasión que habían disputado en el camino sobre quién había de ser el mayor de
ellos: pensaban en quién había de ser el “primer ministro” en el Reino del cual
tenían aún un concepto externo y material. El Maestro tomó a un niño como
“modelo” de una lección práctica. ¿Sería, acaso, el hijo de Pedro, ya que sólo
Marcos, influido por Pedro, nos da el preciso detalle de que el Señor le tomó
en brazos? Sea ello lo que fuere, se destacan aquí dos lecciones, a las que el
Señor ha de añadir otra más tarde:
1ª) Los mayores puestos en el Reino se reservarán para
quienes se vacían de toda ambición, volviéndose niños en su sencillez, y
dispuestos a ser los servidores de todos (9:37; compárese Mt.14:2-4)
2ª) Recibimos al Señor cuando recibimos a uno de sus
pequeñitos, que quiere decir, desde luego, no sólo los niños en años, sino todo
hermano o hermana, hasta el más sencillo y desvalido de entre ellos (compárese
Mateo 25:40-45)
Contra el sectarismo (9:38-41)
La enseñanza del Maestro sobre la recepción de los niños en
su nombre, despertó la conciencia de Juan sobre un incidente en que los discípulos
habían prohibido a un exorcista que echara demonios en el Nombre de Jesús
porque no acompañaba al grupo apostólico. Desde luego, fue un caso “irregular”,
pero, por la contestación del Señor, se comprende que no se trata de un
cismático, sino de algún creyente sincero que, por alguna razón, no pudo estar
con ellos. El Señor no admitió el espíritu sectario de los discípulos,
demostrando que el hombre estaba con él en espíritu, ya que echaba fuera
demonios en su Nombre y poder. La lección para nuestros días es que hemos de
reconocer la manifestación del poder del Espíritu Santo dondequiera que se
produzca (y tal poder no se manifestará donde no se exalta a Cristo en
obediencia a su Palabra) sin hacer aspavientos porque los siervos del Señor en
cuestión “no nos siguen”. Desde luego, esta amplia comunión no excusa
posiciones equivocadas en cuanto a la Persona de Cristo, pues en Mateo 12:30 el
Señor subraya la verdad inversa y complementaria: “El que no es conmigo, contra
mí es”. Tampoco autoriza el uso del Nombre del Señor por personas que no buscan
sino sus propios fines egoístas (véase Mt.7:22-23; Hech.19:13-17)
Los escándalos (9:42-50)
Un “escándalo”, en el sentido de la palabra original, es: “una
piedra de tropiezo”. El “escándalo” en el camino del niño. El Señor vuelve aquí
al tema del niño que tiene en brazos, considerándole como el representante de
todos los miembros sencillos y débiles de la gran familia espiritual; anuncia
con mucha solemnidad que sería preferible morir de una muerte fulminante que
poner una piedra de tropiezo en el camino de uno de ellos, ya que son el objeto
del especial cuidado el Padre de la familia cristiana. La “piedra de tropiezo” podría
ser mala enseñanza y dirección, pero, sobre todo, el mal ejemplo de quienes
profesan ser hijos y siervos del Altísimo, pero cuyas vidas, por falta de amor,
de celo, de sacrificio o de limpieza no concuerdan con su alta profesión.
El “escándalo en la vida propia. Desde el versículo 43 al 48 se trata
de ciertas tendencias naturales que podrían estorbar la obra divina en la vida,
y el Señor se vale de un fuerte simbolismo para señalar el grave peligro que
entraña estas tendencias a no ser que se les aplique un remedio inmediato y
drástico. La “mano” simboliza nuestra manera de obrar; el “pie” representa
nuestro caminar por el mundo; el “ojo” es la figura de todos los deseos que
surgen del corazón. El Señor aconseja una drástica intervención quirúrgica
cuando nuestras obras, nuestro andar y nuestros deseos nos apartan del Reino.
En algunos casos se podría considerar estas actividades como
una parte esencial de nuestro ser natural, de tal forma que su pérdida nos
dejaría “mancos”, “cojos” o “tuertos”; como, por ejemplo, en el caso de un
joven dotado de mucha capacidad para la música, pero quien encuentra que el
pleno desarrollo de una carrera musical le llevaría a peligrosas concomitancias
con el mundo. No importa, insiste el Señor: “Córtala; mejor te es entrar a la
vida manco que teniendo dos manos ir al Gehena”. En primer término, se trata de
costumbres que pudieran estorbar la entrada en la vida, de modo que se ha de
entender de aquellos que aún están fuera; pero el principio es igual en la vida
del creyente: más vale perder “la mano”, que no sufrir pérdida que atañe a la
VIDA espiritual.
“Gehena” quiere decir, literalmente, el “Valle de Hinnom” que
se sitúa al suroeste de Jerusalén: lugar donde los israelitas apóstatas quemaban
sus hijos en sacrificio al dios Moloch (2Crón.33:6) y donde, posteriormente, se
quemaba la basura de la ciudad a fuego lento. Por estas circunstancias llego a
ser figura del fuego eterno.
Fuego y sal (9:49-50)
La interpretación de estos versículos no es muy fácil y la
cuestión se complica por variantes en el texto original, pero el sentido
general queda claro si tomamos en cuenta todo el contexto y acertamos en dar el
verdadero sentido bíblico a las figuras de “fuego t de sal”. Tengamos presente
que el Señor acaba de subrayar con especial énfasis y solemnidad la necesidad
de sumo cuidado en todo cuanta atañe al Reino y a la eternidad. La “sal” es el
elemento que impide la corrupción, o sea, en sentido espiritual, la verdad
divina en la Palabra que santifica (Jn.17:17). La “sal” desabrida” es el uso
externo de la Palabra que no se recibe ni se aplica en el poder del Santo
Espíritu. El “fuego” es símbolo de las santas energías divinas en relación con
los hombres. Obra para purificar y para llenar de poder divino a quienes se
rinden a Dios con arrepentimiento y con fe, pero las mismas energías obrarán la
perdición de los rebeldes. De la manera en que todo sacrificio bajo el régimen
levítico tenía que ser sazonado con sal (Lev.2:13), así todos los hombres “serán
salados con fuego”, o sea, sobre todos operarán las santas energías divina, o
para bendición, limpieza y poder o para condenación y perdición. En el creyente
no ha de faltar la “sal” de la Palabra purificadora, recibida y retenida con
energía espiritual, pues es el secreto de una vida de santidad interior y de un
testimonio eficaz hacia afuera. A tal vida de pureza y de poder han de
comprender las relaciones pacíficas con nuestros hermanos, para que la gran
obra del Evangelio no se impedida por las disensiones internas.
Preguntas:
1. ¿Cuál fue el objeto del viaje privado por Galilea que se
nota en 9:30-32?
2. Señálense las tres lecciones que el Señor subraya en el “Sermón
del niño”.
3. Cítense las
palabras con las cuales el Señor reprochó el sectarismo de los discípulos. Añádase
un versículo del Evangelio de Mateo que subraya la verdad inversa.
4. Dese una definición
de la palabra “escándalo”. Explique el significado de 9:42.
5. Dese una
explicación de 9:43. ¿Cuál es el sentido bíblico de los símbolos “fuego t sal”?
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