CURSO DE ESTUDIO BÍBLICO (XII)
Prof. Ernesto TRENCHARD
EVANGELIO SEGÚN MARCOS
LECCIÓN XII
EL MUCHACHO ENDEMONIADO
(9:14-29)
Introducción
Esta sección se relaciona estrechamente con la anterior, pero
trataremos aparte con el fin de facilitar el estudio. El célebre pintor
italiano Rafael, en una obra que se conserva en el Museo del Prado, presenta la
escena de la transfiguración en lo alto del monte, al par que dibuja en el
mismo cuadro el triste espectáculo de la impotencia de los nueve discípulos en
el valle, frente al muchacho a quien Satanás había esclavizado tan
completamente. Cronológicamente es un error, pero la intención espiritual es exacta,
ya que es necesario estudiar el fracaso en el valle sobre le fondo del triunfo
en el monte. Los “tres” que habían subido al monte habían escuchado la voz del
cielo que declaraba: “ESTE es mi Hijo amado; a él oído”; ahora, al bajar al
valle, y contemplar la triste escena que allí se desarrolla, se subraya la
lección de que todo intento de servicio es vano aparte de la presencia del
Maestro, o aparte del espíritu de fe que sepa obrar con poder en el Nombre del
Maestro.
La llegada (9:14-15) ¡Desde la gloria del monte de la transfiguración el Señor bajó al valle! Es una ilustración de aquel otro “descenso” que Pablo describe así: “Siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosas que debía retener; sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo”. Su sumisión no se había consumado y el Hijo del Hombre aún tenía que “servir” y “dar su vida en rescate por muchos”. Se comprende que algo de la gloria trasparentaba todavía por el “velo” de la carne al acercase el Señor a la multitud, pues las gentes viéndole, le saludaron con asombro; y eso a pesar del desprestigio en que había caído su Nombre por el fracaso de sus discípulos (9:15). Con su sola presencia y su primera pregunta la escena empezó a transformarse, restaurándose el sentido de autoridad y de poder (9:16)
¡Oh generación infiel! (9:16-22) El lamento y la reconvención del versículo 19 no se dirigieron a un solo sector de la compañía, sino a todos en general. Infieles en sumo grado eran los escribas que se aprovechaban con maliciosa alegría de la oportunidad de altercar con los discípulos y desprestigiar el Nombre de Jesús. Infiel era la multitud que, a pesar de haber presenciado tantas manifestaciones de la gloria y del poder de Cristo, no hacían sino curiosear y estorbar en esta triste ocasión, dispuestos siempre a vitorear al vencedor o silbar al vencido. Infieles eran los nueve discípulos, quienes anteriormente y en la ausencia del Maestro habían echado fuera demonios en su Nombre, pero en esta ocasión, deprimidos ellos quizá por los anuncios de la Pasión, su visión de fe se desvaneció; habían descuidado la oración, y siendo flojo e intermitente el contacto de fe, el poder no podía influir para la gran necesidad que se les presentaba. Infiel era el padre, quien fluctuaba ente la fe y la desesperación, mientras que el principio de fe no podía obrar en el pobre muchacho, ya que su ser estaba completamente dormido por un poderoso espíritu maligno. ¿Cuánto tiempo se había de manifestar la gracia del Señor en un ambiente tan poco propicio a la comprensión de su divina misión?
La condición del muchacho (9:17-22) Todos los detalles que se nos dan
subrayan lo difícil y desesperado del caso del joven, y aquel “género” de
demonio no salió sino al mandato del Señor de la gloria, que se dio en una
forma de inusitada solemnidad (9:25). Notemos las siguientes lecciones
espirituales:
1ª) El poder del diablo se manifiesta de múltiples formas en
los seres que se hallan sujetos a su autoridad. Tratándose de enfermedad
espiritual, no hay dos casos iguales, y, por lo tanto, los métodos han de
adaptarse a la necesidad. En algunos casos el diablo ha podido arraigar su
dominio más que en otros, y entonces s precisa mayor potencia espiritual para
que su obra se haga: “potencia” que sólo se consigue mediante la oración
ferviente y persistente.
2ª) La juventud no es necesariamente la edad de la inocencia,
pues en muchos casos tristes el diablo adquiere dominio sobre el corazón a una
edad temprana.
3ª) No hay ningún caso desesperado cuando el Señor se
presenta y un corazón se entrega a él con fe (9:23)
El corazón del padre (9:17-18; 9:21-24) ¡cómo se destaca la angustia del corazón del padre en la sencilla y gráfica narración del Evangelista! Si bien su fe necesitaba robustecerse, su amor de padre y su persistencia en buscar el bien de su hijo son del todo punto admirable y nos recuerda la insistente intercesión de la mujer sirofenisa que tanto agradó al Señor. Es dramática y conmovedora la lucha que se libra en su corazón entre la fe y la incredulidad. Vislumbra algo del poder y de la autoridad de Cristo, a quien se dirige con gran respeto, pero, inevitablemente, el fracaso de los discípulos hacía fluctuar su fe: “No pudieron, más si puedes algo, ayúdanos”.
El leproso de Galilea estaba convencido del poder del Maestro,
pero dudaba del querer (1:40); el pobre padre comprendía la buena voluntad,
pero dudaba del poder. Gran error de parte de ambos, pues nuestro Salvador quiere
y puede salvar. La contestación debe leerse en la versión H.A: “Y Jesús le
dijo: ¡Si puedes! Al que cree todo es posible”. Es decir, el Señor recoge la
dudosa frase: “¿Sabes lo que dices al poner en duda mi poder? Tal frase es
incomprensible con la petición que me haces, pues es precisamente por medio de
la fe que recibirás esta merced”. El padre comprende bien la contestación del Maestro,
pero, de una forma muy franca y muy humana, expresa su fe al par que reconoce
su flaqueza: “¡Creo, Señor! ¡Ayuda mi incredulidad!” El corazón compasivo del
Salvador comprendió bien el hondo deseo del suplicante y la humildad y la sinceridad
suplían cualquier falta que aún se notaba en su fe.
El Señor (9:25-27). Ya hemos subrayado la autoridad del Señor ante la flaqueza
de los hombres y su indignación frente a la incredulidad tan extendida de aquella
generación. Hemos visto, además, la franqueza y la ternura con las cuales guio
al padre a mayores alturas de fe. Resta contemplarle, revestido de sus alto
atributos divinos, frente al poderoso espíritu maligno que no quería en manera
alguna soltar la triste presa: “YO te mando, sal de él, y no entres más en él”.
No había fuerza natural, humana o infernal que se opusiera a tal voz de mando,
y el enemigo se retiró, causando los estragos que pudo en el pobre cuerpo del muchacho.
Pero el que despidió al enemigo era poderoso también para restaurar la vida y
las fuerzas al cuerpo casi inanimado del joven: la mano del Señor fue extendida
para levantarle ¡Glorioso Señor y Salvador!
Los discípulos (9:28-30). Los discípulos tuvieron que aprender que era necesario revestirse de toda la armadura de Dios para librar la batalla contra las aguerridas fuerzas de Satanás. La crisis se presentó en un momento de flaqueza moral y espiritual, y “no pudieron”. “Este género (de espíritu maligno)”, dice el Señor, “con nada puede salir sino con la ORACIÓN”. (La palabra “ayuno” no están en los más antiguos textos). Hay que prevalecer con Dios antes de poder vencer en la lucha con el diablo.
La gran lección. La nota predominante del pasaje es el concepto de poder.
¿Cómo puede manifestarse el poder de Dios en la lucha contra el reinado de mal?
1. El poder se pierde
si no se mantiene contacto íntimo con el Maestro.
2. Para que se
manifieste el poder hemos de gloriarnos en la Cruz y no procurar evadirla como
hacían los discípulos.
3. Todas las cosas
son posibles al que cree, entendiéndose que se trata de la fe de un siervo de
Dios que anda en el camino de la voluntad de Dios
4. La ORACIÓN es el
secreto de la victoria.
Preguntas.
1. ¿Por qué se “espantó” (se asombró) la multitud cuando el
Señor bajó al valle?
2. Cuando Cristo reprochó a “la generación infiel”,
¿a quiénes se dirigía?
3. Descríbase brevemente
la actitud del padre del muchacho. (Tres puntos)
4. ¿Qué nos enseña el incidente sobre el poder del diablo?
5. ¿Cuáles son las condiciones para la manifestación del
poder de Dios en la vida del creyente?
Si prefiere, envíeme las respuestas de este estudio bíblico
del Evangelio según Marcos (en mi Facebook tiene mi correo electrónico), y así
poder tener un seguimiento.
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