EDUCACIÓN INFANTIL
Juan Bta. García Serna
Recopilo este artículo por verlo de interés para los lectores del Blog. Y espero que haya acertado , y muchos puedan beneficiarse de su sabio contenido, ya que la educación del niño será siempre una asignatura de aprendizaje.
“Instruye al niño en su
camino.
Y aún cuando fuere viejo
no se apartará de él”
(Proverbios 22:6)
Uno
de los problemas que merecen nuestra atención preferente, en cuanto a la
educación del niño, es el de la “VERACIDAD”. El pedagogo norteamericano J.
Abbot, en uno de sus libros comenta la tendencia de la mayoría de los pueblos
europeos de permitir la mentira, cuando con el engaño pueda evitarse un
perjuicio o se puede lograr un efecto manifiestamente favorable. Y hemos de
reconocer que vivimos en un ambiente donde, prácticamente, la mentira es
necesaria y comúnmente practicada. Hemos de reconocer, sin embargo, el enorme
peligro que tal práctica presenta para el desarrollo del carácter humano,
destrozando su unidad, y cuya práctica continuada se convierte en un peligroso
hábito con evidente degeneración psíquico - moral y que trasciende a todos los
aspectos sociales.
La
mentira se desarrolla en el niño en los primeros años de su vida y es una
tendencia que debe vigilarse y corregirse. Para ello, nada mejor que tener
presente que el pequeño es un imitador de lo que ve, y que, si en el hogar se
deslizan mentiras, si los padres se engañan mutuamente, o engañan a otras
personas, están creando en la mente del niño la base e excusa para sus propias
mentiras. Los padres y educadores han de despertar en los pequeños un
sentimiento fuerte de amor a la verdad, procurando sostener con los hijos
verdaderos coloquios enalteciendo la verdad y reprochando la mentira. La
mentira se define como decir una falsedad con la intención de engaño. Al niño
debe aducírsele para que diga la verdad de lo que él ha hecho, despertando
sentido del deber y del honor. Las mentiras de los niños, según J. Abbot,
pueden dividirse en varias categorías:
Mentiras
defensivas: La clase más
corriente de mentira es la defensiva. Ante la posibilidad de castigo, el niño
suele echar mano de la mentira para evitar las consecuencias de sus actos.
Cuando se castiga al niño si reconoce su culpa, y no se le castiga cuando oculta
la verdad, lo más natural es que siga valiéndose de este medio para evitar
situaciones desagradables.
Mentiras compensatorias: Si los padres dan gran importancia a las calificaciones escolares, el niño puede sentirse justificado al suministrar datos falsos.
Mentiras
antagónicas: Cuando el niño
se impacienta con otro miembro de la familia que continuamente lo molesta,
puede inventar mentiras para que dejen de molestarlo.
Mentiras
vengativas: El niño enojado
con sus padres por creer que lo tratan injustamente puede recurrir a la mentira
para vengarse.
Mentiras
imitativas. El padre que falsifica lo que cuenta
para que los hechos resulten más interesantes, está dando ejemplo a su hijo.
Como el niño observa la falta de veracidad del padre, puede llegar a creer que
la mentira es aceptable. Los padres beben evitar cuidadosamente la mentira, y
se espera que sus hijos sean veraces.
Mentiras
patológicas: La mentira en
el adulto suele ser indicio de que la persona es incapaz de aceptarse tal como
es. Cuando la persona tiene un justo concepto de sí misma no necesita
falsificaciones para defenderse o impresionar a otros con su valía. Pero quien
se siente inferior, puede recurrir a la mentira con el intento de demostrar a
los demás que tiene éxito.
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