DESCUBRE TU (S) DON (ES) ESPIRITUALES
Juan Bta. García Serna
Recopilo un artículo que ayudará a muchos cristianos evangélicos
a reconocer y llevar a cabo su don/es espirituales, dentro y fuera de la iglesia
local. Creo que, si cada uno de los cristianos llevásemos a cabo el llamado de
Dios, entonces habría una iglesia más enriquecida en la vida espiritual.
Por Félix González Moreno (Pastor de la Iglesia de habla hispana en la ciudad alemana de Duisburg)
CÓMO DESCUBRIR TUS DONES ESPIRITUALES
Todavía a estas alturas se oye decir a muchos cristianos que
no saben cuáles son sus dones espirituales, y, peor aún, algunos ni siquiera
saben si tienen algún don. De esta ignorancia se desprende, como mínimo, dos
graves actitudes que repercuten negativamente sobre el cristiano personalmente
y sobre la vida de la iglesia en general: Una de estas actitudes es la
inactividad en la que viven la mayoría de los miembros de nuestras iglesias, la
otra es la confusión en que muchos cristianos se encuentran inmersos al
obstinarse en realizar determinadas labores y ocupar ciertos cargos en la
iglesia, cuando la verdad es que no están dotados para los mismos. Hoy es
necesario prestar mayor atención a la enseñanza bíblica sobre los dones
espirituales. Muchos cristianos se preguntan sinceramente, qué quiere Dios que
yo haga. En respuesta a esto podemos establecer un principio general: Dios no
nos llama a realizar actividades para las que Él no nos ha capacitado
previamente. Dicho de otro modo, descubriendo nuestros dones, sabremos en qué
actividad nos quiere ocupar Dios. El conocimiento de nuestros dones personales
nos ayudará, en primer lugar, a saber, qué es lo que tenemos que hacer, o sea,
cuál ha de ser nuestro ministerio concreto en la iglesia; en segundo lugar,
constituye una llamada a la responsabilidad, pues, todos tendremos que dar
cuentas a Dios de lo que hicimos con los dones que de Él recibimos.
Si queremos servir eficazmente al Señor, se impone que
descubramos cuáles son nuestros dones personales. Una vea que hayas descubierto
tu/s don/es, concéntrate en trabajar con él y abandona, en la medida de los
posible, otras actividades que te ocupen para que sean realizadas por creyentes
que tienen dones afines. Evita también el error de creer que tu don te hace más
espiritual que otros cristianos. Recuerda que tú no escogiste tu (s) don (es), sino
que el Espíritu Santo te lo dio soberanamente, y te lo dio para servir, no para
señorear.
También es conveniente que aprendas a diferenciar entre dones
espirituales y deberes universales. Los primeros son dados a cristianos en
particular, siendo estos los responsables de su uso y abuso; los segundos, son
responsabilidades que pesan por igual sobre cada uno de los cristianos. Así
tenemos que existe el don de evangelista, pero también el deber de todo
cristiano a dar testimonio de su fe allí donde vive, trabaja y se desenvuelve.
Tenemos igualmente que existe el don de dar, pero también el deber de todo cristiano
de dar, por ejemplo, para el mantenimiento de la obra de Dios.
La Biblia enseña que cada cristiano posee un don como mínimo.
Utilizando una metáfora, el apóstol Pablo llama a la iglesia “el cuerpo de
Cristo”, y a los cristianos “miembros (del cuerpo) cada uno en particular”. El
argumento de Pablo es que todos los miembros del cuerpo son necesarios y
cumplen una función bien definida. Para el ejercicio de estas funciones han
sido dotados libre y soberanamente por el Espíritu Santo. Corresponde, pues, a cada
miembro del cuerpo aceptar su don y ejercitarlo en provecho de los otros
miembros del cuerpo.
A continuación, vamos a indicar una serie de sugerencias
prácticas que nos ayudarán a descubrir nuestros dones espirituales. Sigo en
esto las pisadas del teólogo alemán Christian A. Schwarz, autoridad indiscutible
de la iglesia creciente en Alemania.
1.- Ábrete a Dios en oración
Nuestro primer paso debe ser la oración. Una actitud de
oración sincera para que Dios nos abra los ojos y podamos descubrir lo que Él
nos ha dado ya, y para que estemos dispuestos a recibir lo que Él nos quiere
dar aún. Muchos cristianos tienen ideas
tan fijas sobre los dones espirituales que ya no esperan que Dios les pueda
enseñar algo nuevo al respecto. Pero cuando Dios nos habla no debemos esperar
que Él se limite a confirmar lo que nosotros ya sabemos, sino a que nos enseñe
también algo nuevo. Esta actitud es fundamental para hacer descubrimiento sobre
los dones espirituales.
2.- Cultiva la
disposición de practicar los dones espirituales
Los dones espirituales existen para cumplir un deber
determinado. Para eso los dio Dios. Por eso, quien esté interesado en descubrir
sus dones debe mostrar el mismo interés en trabajar con ellos en la construcción
de la iglesia. La inactividad es muy peligrosa, pues, llegará un día en que
Dios nos pedirá cuenta (Lucas 19:11-26) ¿Cuántas horas por semana estás
dispuesto a invertir en el ejercicio de tus dones?
3.- Recaba la
información más amplia sobre los dones espirituales
Si quieres descubrir los dones que Dios te ha dado, tienes
que saber lo que son los dones espirituales y cuántos dones hay. Por eso es
importante que estudies el tema de los dones. Investiga lo que la Biblia dice
al respecto. Encontrarás una lista de dones leyendo los siguientes
textos bíblicos: Romanos 12: 1ª Corintios 12 y Efesios 4. El hecho de que cada
una de estas listas no comprenda todos los dones de las otras, no indica que
las tales no se tienen a sí mismas por completas ni definitivas; la relación de
los dones de cada una es circunstancial, relacionadas con su tiempo y
localidad; y que existen también otros dones p ara otros tiempos y
circunstancias, por ejemplo, el don de la soltería o el don de la música. Busca
a hermanos que practiquen sus dones y pregúntales cómo llegaron a descubrirlos.
Lee libros sobre el tema. El apóstol Pablo escribe a los cristianos de Corinto:
“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales”.
Lamentablemente, dos mil años tarde esta exhortación no ha perdido nada de
actualidad, la iglesia cristiana continúa ignorando el tema de los dones espirituales
4.- Preguntas
importantes
Con la lista de los treinta dones delante de ti, hazte las
siguientes preguntas: ¿Qué es lo que me gusta hacer? ¿Qué es lo que me gustaría
hacer? ¿En qué actividades me ha usado Dios hasta ahora con bendición? ¿Qué
habilidades siento que faltan? ¿Qué actividades me producen alegría al
hacerlas? ¿Qué actividades me producen desazón? Todas estas son preguntas orientadoras
y muy bien nos pueden indicar la existencia latente de determinados dones en
nosotros, así como la ausencia de los mismos.
5.- Examina tus
sentimientos y emociones cuando trabajas en algo para el Señor
El ejercicio de un don espiritual debe producir un sentimiento
de bienestar, de alegría. El que tiene el don de la hospitalidad, se alegra al
hospedar a alguien en su casa; el que tiene el don de evangelizar, se alegra de
conducir almas a Cristo. Hacer lo que a Dios le agrada que hagamos tiene que ser
agradable. Al ojo le gusta ver, al oído, oír, a las piernas, moverse. El que ha
recibido un don
encontrará alegría al practicarlo. En contraposición, si una
determinada tarea no te causa ninguna satisfacción después de realizarla en diferentes
ocasiones, es posible, e incluso seguro, que no tengas tal don. Sin embargo,
debemos notar que habrá ocasiones en que ejercitar tus dones no traerá mucha
alegría. Nos referimos a esas situaciones de conflicto o de baja espiritual.
6.- Examina cuanto
puedas
Trabaja experimentalmente en las muchas parcelas que te ofrece
la obra del Señor. Así podrás observar qué es lo que hacer bien, con alegría, y
que produce buenos resultados. La actividad que cumpla estos requisitos es
seguramente la expresión de tu don. Asimismo, por medio de estas actividades
descubrirás los dones que no tienes.
7.- Examina
objetivamente la eficacia de tus actividades
El ejercicio de los dones debe producir resultados consecuentes,
o sea, que el que exhorta verá que las personas son instruidas, consoladas y
alentadas; el evangelista verá que las personas se convierten por su
ministerio; el que tiene el don de sanidad verá que los enfermos son sanados
por su ministerio, y así sucesivamente. Si crees que tienes un don determinado,
pero tu actividad no produce ningún fruto después de un largo tiempo, debes dudar
de que tengas tal don. Aplícate a otra actividad.
8.- Somete tu
actividad al juico de cristianos maduros y espirituales
Los dones son dados para ser usados en el contexto del cuerpo de Cristo. Es necesario, pues, que otros miembros del mismo cuerpo se expresen sobre nuestro don, o dones, confirmándolos o, en su defecto, negándolos. Por nuestra parte, haremos bien en oír y someternos al dictado de estos hermanos. Pregunta a tu pastor, a los ancianos de la iglesia o a otros cristianos maduros, espirituales e instruidos en la Palabra de Dios, su opinión sobre los dones que, a parecer, te han sido dados por Dios.
Y ahora, un consejo final: cuando descubras tu(s) don (es) no te quedes paralizado por el temor a comer errores. Recuerda que tu don no te hace infalible. Continuarás necesitando de corrección; y recuerda también que los dones son susceptibles de perfeccionamiento.
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