EVANGELIO: MUCHO MÁS QUE LA PURA VERVALIZACIÓN.

Juan Bta. García Serna

Autor de esta reflexión Don Juan Simarro Fernández, sustraído de su Facebook, de fecha del 11 de enero de 2023. Y me ha parecido interesante, ya que el Evangelio de Cristo Jesús afecta a toda la personalidad, tanto en el aspecto individual como en el colectivo. La praxis cristiana es el honor de un cristianismo genuino, y por ello, no es cuestión de palabras, sino de una acción concreta en nuestro contexto social. Y aún más, ¡es lo que la gente espera!

Cuando Jesús compartía su nueva noticia, el Evangelio, la gente le seguía sorprendida y esperanzada ante tan buena nueva. No me cabe duda de que el Evangelio de Jesús causaba sorpresa, tiraba de las gentes entusiasmadas ante la novedad de un Evangelio a los pobres, que liberaba cautivos, que daba vista a los ciegos. Eran mensajes de esperanza para pueblos y personas ansiosos de liberación, en donde los pobres, los tildados de pecadores, los oprimidos y despreciados, veían una puerta abierta a la esperanza, una luz al final del túnel, una mano tendida que liberaba no sólo en el aquí y en el ahora, sino para toda la eternidad.

El Evangelio representaba todo lo bueno, lo noble, lo puro desde el punto de vista espiritual, el gran tesoro que cambiaba personas y las hacía nuevas. Sobre el Evangelio de Jesús, o de los primeros cristianos, no se cernía ninguna sombra negativa, ninguna miseria humana lo manchaba. Nadie estaba desengañado de la Buena Nueva. Hoy tampoco, pero sí hay muchos desengañados de los anunciadores. Esa es la gran diferencia.

Hoy, quizás, el Evangelio no se puede predicar con la simplicidad y pureza de los primeros tiempos. Y si se puede, el efecto es diferente en los grupos de población. Hoy hay muchos que desconfían de los cristianos, muchos que se sienten ajenos, si no defraudados, por los anunciadores. El halo misterioso que podía tener entre los primeros cristianos, ya no lo tiene hoy. Muchos anunciadores han manchado ese halo. Quizás malos anunciadores.

Hoy hay curas pederastas, cristianos acumuladores de riquezas, cristianos sin voz ante la opresión de los pueblos y de los trabajadores, muchos errores, muchas injusticias, muchas insolidaridades, mucha identificación con el poder, muchas guerras religiosas, tanto en el pasado como en el presente cercano, más de medio mundo en pobreza ante una especie de sordera cristiana ante el grito del pobre y del marginado. La Evangelización hoy tiene que ser diferente que en el pasado.

Por eso, el evangelista hoy tiene una tarea un poco más ardua que la simple verbalización. Se puede hacer esta verbalización y Dios la puede usar, pero el evangelista hoy tiene que mostrar un compromiso con el mundo y con los débiles y empobrecidos del mundo como un plus que muestre que somos consecuentes con lo que decimos, que lo que hablamos y lo que hacemos va en consonancia, que la Palabra y el compromiso cristiano caminan juntos.

Por eso, muchas veces, veo que hay campañas de evangelización en Madrid que son exclusivamente verbalizadoras, el campo de misión no se ha regado suficiente con acciones solidarias comprobables y búsqueda de justicia, con denuncias que se unen al anuncio. El anuncio y la denuncia deben caminar juntos en la evangelización. El anuncio de justificación, la búsqueda de justicia y la acción comprometida de los creyentes unida a la denuncia profética no deben ser ajenos en la tarea evangelística.

La voz, la palabra, debe estar unida a la solidaridad, a la acción social evangelizadora. Hoy el mundo, los pueblos, no esperan sólo verbalizaciones, esperan que seamos consecuentes, que tengamos compromisos serios con los sufrientes del mundo, con los desequilibrios en las distribuciones de los bienes del planeta tierra, con los robos de dignidad que se hacen a tantas personas en el mundo hoy.