SALVACIÓN: ¿CÓMO?

Juan Bta. García Serna

Unas preguntas y respuestas: ¿Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (Lc.13:23) Y Cuando Jesús habla con el joven rico, la gente le pregunta: "Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? El les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios" (Lc.18:26-27) 

Una pregunta de interés, a la que Jesús responde: ”Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque muchos procurarán entrar, y no podrán” (versículo 24). Sin lugar a dudas, por el precio que uno debe pagar como cristiano, y por lo tanto, se prefiere no serlo, así que: “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame” (Marcos 8:34) ¿Aceptas este llamado? ¿Estás dispuesto/a a negarte a ti mismo/a y cargar con tu cruz?

Pablo, el apóstol, y Silas, escuchan del carcelero de Filipos, una solemne pregunta: “señores, qué debo hacer para ser salvo” (Hch.16:30) Una idea viene a su mente, y que es común a la gente, es decir, a los que desconocen el mensaje bíblico, ya que no se trata de “hacer”, sino de “creer”: “Ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (versículo 31). Y así hizo (versículos 33-34) ¿Es esta tu experiencia de cambio, tal y como se efectuó en este hombre gentil y de profesión carcelero fe Filipos?

Otra pregunta, con el mismo sentir, fue hecha por un hombre rico y religioso: “Maestro bueno, qué bien haré para tener la vida eterna” (Mateo 19:16) La respuesta de Jesús, hace que este hombre se vuelva atrás: “Vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme” (versículo 21) ¿Y cual fue la actitud de él? (versículo 22) ¿Qué es lo que Dios pide de ti, y que no estás dispuesto a dar?

Hubo otra pregunta que se le hizo al apóstol Pedro, al oír la gente su mensaje: “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro, y a los demás apóstoles: Varones hermanos, qué haremos” (Hechos 2:37) ¿Y cuál fue la respuesta apostólica? (versículo 38)

Arrepentíos”, mensaje con el que Jesús había iniciado su ministerio: “Diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio” (Marcos 1:15) ¿Qué entendemos por arrepentimiento? Su significa auténtico es CAMBIO, y no un sentir de no haber hecho las cosas bien (ejemplo Judas). Jesús es muy claro al decir a los religiosos: “Os digo: Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”, y lo reitera por segunda vez (Lucas 13:2 y 5) Si no hay cambio, entonces se puede decir, sin equívoco alguno, que no ha habido arrepentimiento, sino solamente un “sentimiento” de culpabilidad, pero sin efecto real.

Jesús también habla de “creer en el evangelio”, o sea, en las verdades bíblicas, y no religión alguna: “En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo” (Efesios 1:13) Creer no es un “asentamiento” de fe en las verdades de la Biblia, sino como bien dijo Juan, el evangelista: “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12) Se trata de un nacimiento en el que Dios ha intervenido: “Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:13)

Si hay arrepentimiento y fe, entonces habrá seguridad des salvación: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1ª Juan 5:13) “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado viva eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1ªJuan 5:11 y 12) ¿Tienes esta seguridad de vida eterna? La salvación es un regalo de Dios, lo deja muy claro el apóstol Pablo (Efesios 2:8 y 9) Y Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye un palabra, y cree al que me envío, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24)

¡Dios te llama a la obtener la salvación, pero no te va obligar, sino que espera que utilices el libre albedrío, o sea, la propia decisión de querer ser salvo/a por medio de la fe en Cristo Jesús!

















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