EPÍSTOLA A LOS ROMANOS (CAP.1:1-7)
Juan Bta. García Serna
“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a
ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios” (v.1)
“Pablo, siervo de Jesucristo”
Pablo, el autor de esta epístola, antes de
su cambio de vida, su nombre era Saulo de Tarso, un estricto fariseo religioso,
y como él dice, “no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la
iglesia de Dios” (1Cor.15:9), pero ahora se había convertido en "siervo de
Jesucristo". Y así sucede que, si una persona acepta a Jesús como su
Salvador personal, haya sido lo que haya sido, ahora pasa a ser un “siervo de
Jesucristo”. Una persona no salva es “esclava del pecado” (Jn.8:34). Y Cristo
Jesús es el único que libera al pecador (Jn.8:36). Una religión, sea cual sea,
no podrá liberarte del pecado y darte la salvación eterna, por ello, cada
individuo debe plantearse a quien está sirviendo, si al pecado o a Cristo Jesús.
¿Qué dijo Josué al pueblo judío que estaba sumergido en la idolatría: “Y si mal os
parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; pero yo y mi casa
serviremos a Jehová” (Jos.24:15)
“Llamado a ser apóstol”
Apóstol por llamamiento, no de los
hombres, sino de Cristo (Hch,9:15; Gál.1:1). En esto funda el apóstol Pablo su
autoridad dentro del cuerpo apostólico, Pablo, señala que fue
"apartado por Dios, desde el vientre de su madre" (Gál.1:15) Aquí se
apunta la soberanía y omnisciencia de Dios, en lo que respecta a cada
individuo. Y cada persona que ha creído en Cristo Jesús, fue “escogida antes de
la fundación del mundo” (Ef.1:4) Aunque el llamado a la conversión se hace sin
excepción de personas (Jn.3:16) Pablo fue apóstol en el sentido bíblico de la palabra,
y por supuesto, limitado a la era apostólica, sin una posible sucesión de
apostolado. Las Escrituras ya han sido completadas, así que, el canon de la
Biblia finalizado, por ello, ahora queda lo revelado por inspiración divina, y
lo que uno hace es interpretar y no añadir “nuevas revelaciones”. Un gran
privilegio es que cada creyente ha sido llamado por Dios para ejercer cierto
tipo de ministerio dentro y fuera de la iglesia local, según don/es otorgados
por Dios, y no por voluntad propia u de otros (1ª Cor.12:1-11)
“Apartado para el evangelio de Dios”
Pablo entendió claramente que Dios le había apartado para servir al Señor., y su mensaje sería el mismo que Cristo Jesús proclamó. Jesús empezó su ministerio anunciando el evangelio: “Arrepentíos y creed en el evangelio” (Mr.1:15) Y el apóstol Pablo sabe que esta es su misión, y, por tanto, no se avergüenza de anunciar el evangelio (Ro.1:16). En la Epístola a los Gálatas, el apóstol Pablo, observa que algunos se habían extraviado del evangelio, y que no hay otro evangelio (Gál.1:6-9) Hubo, y todavía sigue habiendo religiones que no enseñan la Biblia, y la exhortación es que, “si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1Ped.4:11) Jesús señala que solamente las Sagradas Escrituras son las que dan testimonio de Él ((Jn.5:39) Las múltiples religiones surgen porque se ha anulado la enseñanza bíblicas. Y las distintas denominaciones cristianas siguen aferrándose a ciertas creencias teológicas que no tienen un sólido apoyo en las Sagradas Escrituras; ¡una fuente de Revelación!
“Que él había prometido antes por sus
profetas en las sagradas Escrituras” (v.2)
Pablo, el apóstol, da toda credibilidad a las enseñanzas de los profetas que constan en el Antiguo Testamento. Hoy no hay profetas en el sentido estricto de la palabra, ya que el canon de las Sagradas Escrituras ya se ha completado, así que ya no existe ninguna otra revelación de inspiración bíblica como Dios se reveló tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Hubo en el Antiguo Testamento falsos profetas, y también en el Nuevo Testamento, y los seguirá habiendo, y una de las últimas señales antes de la segunda venida de Jesús, será: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mt.24:11)
“Acerca de su Hijo, nuestro Señor
Jesucristo, que era del linaje de David según la carne” (v.3).
Jesús es el Hijo de Dios por identidad divina, y siempre Él confeso que Dios era su Padre; aunque tenía una genealogía humana, “hijo de David según la carne”, en su naturaleza humana. Hay muchos textos bíblicos que hablan, de manera inequívoca, de las dos naturalezas de Jesús. Cristo Jesús, no solamente es el Mesías, sino también el “Señor”. Este vocablo tiene un significado especial, ya que podemos aceptar a Jesús como Salvador, pero no lo hacemos como el Señor de nuestras vidas en todo lo que hagamos. Si uno cree en Jesucristo, entonces debe permitirle que Él controle cada área de nuestra vida cristiana.
“Que fue declarado Hijo de Dios con poder,
según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” (v.4).
La santidad fue en Jesús su identidad de perfección (véase 1Ped. 2:22; Heb.4:15; Jn.8:46), por ello, todo seguidor de las enseñanzas de Jesús debe practicar una vida de progresiva santificación, aunque nunca llegará a la perfección. ¿Será posible tener comunión con Dios si carecemos de esta virtud santificadoras? Pablo, el apóstol, habla de la resurrección de Jesús como un hecho real, que fue profetizado y visto por los muchos discípulos después de la resurrección. Si así no hubiese sido, dónde estaría depositada nuestra fe (1ª Cor.15:12-21) En variedad de textos bíblicos se enfatiza el hecho histórico de la resurrección Cristo.
“Y por quien recibimos la gracia y el apostolado,
para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre” (v.5)
“Apostolado” se refiere al cuerpo apostólico existente en la Biblia, y no a la sucesión del mismo una vez terminado el canon de las Sagradas Escrituras. Los que pretenden la continuidad de apostolado bíblico están equivocados, lo he dicho y lo reitero. En lo que respecta a “la obediencia a la fe en todas las naciones”, se trata del mensaje bíblico que alcanza a todos, sin excepción de personas, universal (Hch.1:8) La fe es la única manera de vivir la salvación y proseguir en la vida espiritual cristiana, tal y como Dios lo demanda. “Por amor de su nombre”, tal amor a Dios es el “motor” que nos impulsa en gran esperanza a seguirle.
“Entre las cuales estáis también vosotros,
llamados a ser de Jesucristo” (v.6).
Pablo, anima a los cristianos de la congregación, ubicada en la metrópoli romana, a seguir siendo de Cristo Jesús por la fe. Un llamado que sigue haciéndose a todos los cristianos, que, pese a las muchas dificultades, sigan permaneciendo en la fe de Cristo Jesús. Este llamamiento es a los creyentes; pero también existe otro tipo de llamamiento a la conversión de los perdidos: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió tiene vida eterna; y no vendará a condenación, más ha pasado de muerte a vida” (Jn.5:24) ¡Hay una salvación y, también una perdición, tú eliges, según texto bíblico!
“A todos los que estáis en Roma, amados de
Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y
del Señor Jesucristo” (v.7)
Y a los que ya son de Cristo Jesús, han sido santificados por Dios en el momento de la conversión, sin embargo, hay una vida de santificación continuada hasta el final. Una santidad perfecta se producirá cuando el cristiano goce de la vida eterna en el reino de los cielos. “Gracia y paz”, aunque un saludo griego, y en hebreo es shalom, paz; tiene una connotación relevante, pues la gracia, como “don inmerecido (Ef.2:8 y 9). La fuente de estas dos bendiciones, son de "Dios el Padre", "y del Señor Jesucristo". Una persona no cristiana, en el sentido de las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, no podrá gozar de santificación, pues la tal, es un proceso de vida cristina en la persona que ha "nacido de nuevo", por el Espíritu Santo (Jn.3:3,6)
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