CITA BÍBLICA Y REFLEXIÓN
Juan Bta. García Serna
Introducción.
Quiero citar y dar unas palabras reflexivas respecto al texto bíblico de la epístola a los Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Un texto que aporta un calado espiritual cuando nos adentramos en su análisis bíblico. Por ello, lo analizaremos en varias partes que comporta el contenido textual y su contexto. ¡Dios tenga a bien hablarnos con esta enseñanza de la palabra edificante de Dios! Si esta fue la experiencia del apóstol Pablo, ¿por qué no puede ser también la nuestra? Si este texto bíblico no afecta, a un cambio o forma de vivir la vida espiritual: ¿Cómo podremos entender y experimentar otros textos o porciones de las Sagradas Escrituras?
1º. “Con Cristo estoy
juntamente crucificado”.
¿A qué se refiere el apóstol Pablo con esta expresión? A un
hecho pasado de identificación que tiene lugar en la crucifixión de
Cristo, y que es representado en el acto bautismal: “porque somos sepultados
juntamente con él para muerte por medio del bautismo; porque si fuimos
plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo
seremos en la de su resurrección; sabiendo esto que, nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con él (Ro.6:4-6) Cunado Jesús murió en la cruz, allí
también fueron clavos nuestros pecado, “para que el cuerpo del pecado sea
destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Ro.6:6) “a fin de que como
Cristo resucitó por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida
nueva” (Ro.6:5) ¡idea expresada en este párrafo!
2ª. “Y ya no vivo yo,
más vive Cristo en mí”.
Se reitera el contexto citado, o sea, “así también nosotros
andemos en vida nueva”: “que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente
con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, afín de que no sirvamos
más al pecado”. Jesús aclaró bien esta frase: “llamando a la gente y a sus
discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome su cruz, y sígame” (Mr.8:34) Si hay tal actitud, también habrá victoria
por medio de Él: “el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús” (2Cor.2:14)
Y “antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó” (Ro.8:37) “Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
medio de nuestro Señor Jesucristo” (1Cor.15:57) Una reflexión de estos textos
bíblicos anulan cualquier mérito propio, y nos sitúa en la gracia del
Señor de manera exclusiva en seguirle a Él, o sea, dándonos el ser
vencedores, victoriosos y triunfantes, en la dependencia de su gracia soberana,
en la cual nos apoyamos para tomar la cruz, la nuestra, y seguirle.
3º. “Y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios”.
Lo que el apóstol Pablo quiere decir que vivir en la carne, o
sea, en la naturaleza adámica, inducirá inevitablemente andar conforme a este
mundo, y no en “la fe del Hijo de Dios”, por carecer de una verdadera
experiencia con Jesús, llamada nacido de Dios: “porque todo lo que es
nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe” (1Jn.5:4) ¿Qué es lo que hay en el mundo? “porque todo lo que hay
en mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1Jn.2:16) ¿Cuál es la postura que
ha de tomar el cristiano ante este mundo adámico? “el mundo me es crucificado a
mí, y yo al mundo” (Gál.6:14)
4º. “El cual me amó y
se entregó a sí mismo por mí”.
¿Qué enseña el apóstol Pablo con esta expresión? Observamos que no hay tal amor sin que conlleve sacrificio, y esto es lo que hizo Jesús: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Jn.5:16) “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros” (1Jn.3:16) Si uno sabe, por experiencia, de este amor de Dios, entonces de manera natural fluirá nuestro amor hacia otros, ¡y se hará con naturalidad, ya que corresponde a una vida nueva, cambiada por Cristo Jesús!
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